-[Llamada entrante y desconocido ''conocido''.]-

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Mire el reloj y vi que eran las siete y trece de la mañana, inmediatamente salte de la cama y corrí hacia mi armario, había quedado con Amy y Lea. Abrí el armario muy deprisa sin acordarme de que había un montón de mantas de invierno guardadas allí. Cuando vine a darme cuenta las tenía todas encima. Supuse que estaba haciendo mucho ruido, ya que mi madre, Annie, se había despertado y estaba mirándome desde la puerta de mi cuarto.

- Sally, ¿qué haces?

- Mamá, lo siento, no me acordaba de que había quedado con Lea y Amy.

- ¿Y por qué tanta prisa?

- Porque sólo quedan diecisiete minutos para que vengan a por mí.

- Esta bien hija, pero, ¿podrías dejar de hacer tanto ruido, cariño?

- Sí, mamá, perdona. Vuelve a la cama.

Dicho esto mi madre desapareció de mi cuarto cerrando tras de sí la puerta. Cogí unos pitillos, una camisa marrón y unos botines a juego con la camisa. Me colgué la mochila, cogí las llaves, el skate y mi iPhone con los cascos. Subí un poco la persiana y salí corriendo de mi cuarto. Eran y veinte, me quedaba poco tiempo. Me hice un bol de leche, cogí un puñado de cereales y una manzana. Me senté en un taburete y empecé a desayunar lo más rápido que pude. Había dejado el bol y la cuchara en el fregadero cuando tocaron al timbre.

- ¡Ya voy!

Corrí hacía la puerta y la abrí con mucha ilusión. Me quede anonadada, había un chico con ellas. Entonces Lea dijo:

- Sally, este es mi primo Harry. Harry, una de mis mejores amigas, Sally.

- Encantada, Harry, puedes llamarme Ally.

- Puedes llamarme Hazza.

Vaya, aquel chico me sonaba un montón pero no sabía de qué. Total, que salí de mi casa metiendo la llave en la cerradura para no dar un portazo. Empezamos a caminar por Manhattan. Habíamos quedado para ir al skatepark que quedaba cerca de Central Park para hacer skate. En unos diez, quince minutos habíamos llegado. Allí estaba Jake, Peter y Max; mi hermano. Max corrió a abrazarme mientras gritaba.

- ¡Hermanita!

- Max, cuanto amor, eh. Me asustas. ¿Qué has hecho ya?

Ambos empezamos a reírnos hasta que vi a Amber. Estaba hablando con Ayleen, la hermana pequeña de Peter. Peter estaba de rollo con Amber, así que era normal que hablara con la pequeña. Pero en cuanto me vio corrió hacia mí, tirándose encima.

- ¡Sally! ¡Cuánto tiempo, jo!

Peter y la zorra esa se acercaron a mí, mientras que Peter me abrazaba, Amber se limitó a mirarme con mala cara.

- Nena, pasa, sabes que sólo estoy con ella por como folla.

- Peter, no me interesa saber eso, la verdad.

Me subí en mi skate y empecé haciendo un ollie, seguido de un croked, después un shove it, un hellflip y terminando con otro ollie. Repitiendo esto varias veces, hasta que me canse y baje de él. Me acerque a mis amigas y pregunte por el primo de Lea.

- Eh, Le, ¿y tú primo?

- Se acaba de ir a mi casa, ¿por qué?

- No, por nada, oh, esperad.

Me estaban llamando al móvil pero era un número desconocido. Dude varios minutos sobre si cogerlo o no, pero al final lo cogí.

-[Conversación telefónica.]-

- Hola.

- Hola, ¿quién eres y que quieres?

- Solo quería comprobar si me habían dado bien tu número.

-[Fin de la conversación telefónica.]-

'Pues me cago en su putísima madre, ¿quién cojones era?' No le di mucha importancia, hasta que de camino a mi casa empezaron a llegarme mensajes al whatsapp tal que así: 'Lleva cuidado cuando andes sola.', 'Pueden hacerte algo malo si vas sola.' y cosas así. La verdad es que esa noche a penas dormí, me emparanollé. Quizá querían hacerme daño o sólo meterme miedo. Pero la verdad es que lo estaban consiguiendo. Cuando estaba durmiéndome; allá por las ocho cuarenta y nueve, el número volvió a llamar. Me aparte del teléfono todo lo que pude. Deje que sonara un par de veces y entonces colgó. Estaba sola en casa, era un día nublado, y de pronto se fue la luz. Estaba a oscuras completamente, todas las persianas seguían bajadas salvo una. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y empecé a andar despacio hacía la puerta principal, pero antes de llegar oí como la puerta del sótano se abría. Me asusté, quise gritar, pero sin embargo me senté en la pared con las piernas en la cara y empecé a llorar. Algo o alguien rozó mi brazo y chille.

- ¿Quién anda ahí? Da la cara cobarde.

- ¿Sally? Soy yo, soy Harry.

Me levante apresurada y lo abrace con fuerza, apenas lo conocía pero me alegraba mucho de saber que no me haría daño. Me cogió la mano y me sacó fuera de mi casa.

- Venga, Sally, respira hondo y tranquilízate. Estas a salvo conmigo.

Le apreté fuerte la mano y mire sus ojos verdes, ¿cómo era posible que me sintiese tan a gusto con alguien a quien acababa de conocer? Sé que me sonaba de algo, mi subconsciente me lo decía, pero, ¿de qué? Esto me empezaba a resultar extraño pero tentador. Me senté en la nieve que cubría el césped que daba a la entrada de mi casa, y metí mis manos dentro de los puños de la sudadera. Harry se sentó a mi lado y pasó su brazo por encima de mi hombro.

- La verdad es que nunca pensé que diría esto a alguien que acabo de conocer, pero, eres preciosa. Tus ojos son realmente bonitos y tu sonrisa es demasiado brillante y encantadora. Me pareces increíble.

Me ruborice. 'Ooooooh, que amor de chico, jo.' De pronto sentí sus labios contra mis gélidas y rojas mejillas. Iba a girarme para besarlo cuando...

Let me be yours.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora