-[Aquel recuerdo del ayer...]-

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La barandilla ocultaba mi rostro, así que la persona que entro por aquella puerta derribada, no me vio hasta que grite:

- ¡Liam! ¿Qué haces aquí?

- He venido a buscarte, sé que me odias, pero necesito hablar contigo.

- Déjame en paz, Liam, tú y yo no tenemos nada que hablar.

- No has sido un puto juguete para mí, joder. Para mí todo este tiempo ha sido genial, pero entiéndeme, quieren que siente la cabeza. Y sé que para Bentley será lo mejor.

- ¡¿Puedes dejar de pensar en lo que quieren los demás y empezar a pensar lo que quieres tú, joder?! ¿Quieres sentar la cabeza? Pues siéntala y déjame en paz. Olvídate de mí, seguro que eso también es lo mejor para todos. Sobre todo para mí, porque cada vez que te veo con ella se me encoge el pecho y se me parte el corazón…

- ¡¿Te crees que es tan fácil Sally?! ¡¿Crees que es fácil ir en contracorriente a lo que quieren tus seres queridos?! ¡¿Crees que no quiero quedarme contigo y hacerte feliz el resto de nuestras vidas?! Pues claro que quiero joder, pero no puedo, ¿no lo entiendes? No puedo. Estoy cansado de luchar contra todos. No soy un puto príncipe azul mata dragones que al final consigue a la muchacha de la que está enamorado, consigue a la puta de la bruja. ¿Sabes quién es la muchacha de la que el príncipe está enamorado? Tú, tú eres esa muchacha.

- Liam, yo…- Rompí a llorar y sentí sus brazos alrededor de mi cintura, atrayéndome a él.- Lo siento, no me había puesto en tu piel. Siento haberte dicho todo lo que he dicho.

- Besó mi frente y limpió mis lágrimas con las mangas de su sudadera.- Todo está bien, no llores. Las princesas no lloran, recuérdalo.

- Me separe de él y le mire a los ojos.- Por favor, solo te pido una cosa, no me invites a la boda. No quiero ver como otra persona me arrebata a la persona que más necesito para subsistir. Esa persona que me hace sonreír aun cuando solo pienso en morir. Por la que daría mi vida, mi cuerpo y mi alma al demonio por recuperarla.- Volví a llorar.- Solo te pido eso.

- Es que necesito que vayas, lo necesito. Si no te veo allí sé que no podré hacerlo. Y tengo que hacerlo justamente el día de mi boda. Pero ahora, vamos, volvamos a casa.

Me tendió la mano y se la acepte; levantándome y caminando cogida de su mano. Iba a echar de menos acariciar su mano mientras me acariciaba la mejilla. Iba a resultarme extraño volver a dormir sola, sin despertarme por las mañanas esperando su mensaje de buenos días. Solo esperaba que ella se limitase a intentar hacerlo feliz el tiempo que durasen…

-[El día de la boda.]-

Me levante con el pelo más desenredado de lo normal, no había pegado ojo desde hacía dos días. Hoy era el día en el que perdería a Liam para siempre, así que desganada me puse a buscar el móvil para llamar a Amy y a Lea. Hacía mucho tiempo que no sabía nada de ellas, así que llame.

-[Conversación telefónica triple.]-

- Hola, chicas.

- Sally, Lea.

- Hey.

- Eh, Sally, la boda es esta tarde, ¿al final vendrás o qué?

- La verdad chicas, es que no quiero ir, sé que llorare y no de alegría.

- Si quieres Lea y yo podemos hacerte compañía esta mañana, así a lo mejor te relajas.

- No, gracias, esta mañana he quedado con Max para ir a dar una vuelta y comprar ropa para la boda.

- Bueno, esperamos verte Amy y yo allí, te echamos de menos, tonta.

- Esta bien, Max me está gritando que baje, me voy.

- Te queremos.

- Sí, eso, te queremos.

- Y yo a vosotras también os quiero. Adiós.

-[Fin de la conversación telefónica triple.]-

Metí mi iPhone en mi bolsillo trasero de los vaqueros, me puse mi sudadera, mis creepers, me hice una cola alta y cogí mi mochila, saliendo por la puerta de mi cuarto.

- ¡Vámonos ya, joder, Sally!

- ¡Que ya voy, pesado!

Termine de bajar las escaleras y salí con Max dando un portazo. […] Cuando llegamos al centro comercial baje corriendo del coche y empecé a correr hacia  las escaleras mecánicas.

- ¡Eh, Sally, espérame!

- No es mi culpa que seas un lentorro.

Mi hermano corrió hacia donde yo estaba y  me cogió de la cintura, atrayéndome a él para abrazarme. Llegamos a la primera planta y empecé a recorrerme cada centímetro de cada tienda. Nada, ni un solo vestido que me gustase o quedase bien. Ahora, ropa de rutina me compré: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=108671547&.locale=es. Entramos en la última tienda de la última planta, la tercera, y al fin lo encontré todo. Ahí estaba, parecía que estaba esperando a que yo lo encontrara: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=108673215&.locale=es. Pagamos todo lo que nos íbamos a llevar y volvimos al coche. […] Ya en casa, empecé a prepararme; después de una larga y merecida ducha. Se acercaba la hora de la boda y los nervios me atacaban. ¿Para que querría Liam que fuera yo a la boda? ¿Qué era eso que tenía que hacer justo hoy? Cuando vine a darme cuenta ya era la hora y todos me esperaban en el comedor. Baje despacio las escaleras y las caras de asombro aparecieron en las de mis amigos.

- Vaya, realmente estas preciosa, Sally.

- Gracias, Harry.

- Si no fuera porque estas enamorada de Liam, te pediría salir.

- Max, eres mi hermano, aún que no estuviera enamorado de él, no podríamos salir.- Reí a carcajadas.- En realidad si podríamos, pero no.

Salimos todos de casa y nos dirigimos al Jeep de Harry. Al llegar a la iglesia, vimos a Liam en el altar y decidí acercarme a él.

- Hola Liam.

- Vaya, Sally, estas…- Me miro de arriba abajo y silbo.- Estas preciosa, empezaba a dudar tu asistencia.

- Pues he venido, era lo que querías, ¿no?

- Sí, y me alegro de que estés aquí.

En ese momento empezó a sonar ‘Canon in D major’ de Pachelbel. Y me fui a sentar en un banco con mis amigos. La ceremonia transcurrió rápida y en seguida llego el momento del sí quiero.

- Samantha Jones, ¿aceptas a Liam Payne como legitimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, todos los y cada uno de los días, hasta el fin de ellos?

- Sí, quiero.

- Liam Payne, ¿aceptas a Samantha Jones como legitima esposa, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, todos los y cada uno de los días, hasta el fin de ellos?

Hubo un largo silencio, en el cual Liam me miró. ¿Por qué me estaba mirando justo en el momento del sí quiero? ¿Estaba esperando que hiciera algo? ¿Qué se suponía que debía hacer yo ahora?

- Vamos, joven, responde.

- S-Sí, qui-quiero.

Agache la cabeza y contuve las lágrimas. Definitivamente, le había perdido. ¿O quizá no?

- Por el poder que me ha sido otorgado, yo os declaro, marido y mujer, ya puedes besar a la novia.

En ese instante los labios de Liam y Samantha se juntaron y mis lágrimas lucharon por salir. Salí de allí corriendo tan rápido como pude. Me había cansado de reprimir las lágrimas y de esperar algo que nunca llegaría…

Let me be yours.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora