-[Chica zombie.]-

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Me senté a su lado, mirando el suelo, a la espera de que dijera algo, y entonces, habló:

- Siento no haberte dicho que tenía un hijo.

- No, no te preocupes, es algo del pasado, como yo...

- Tú no eres mi pasado, eres mi presente, aún que esto es muy complicado.

- ¿El que es complicado?

- Darte otra oportunidad, ya me has hecho daño una vez, ¿quién me garantiza que no volverás a hacerlo?

- ¿Acaso las personas somos perfectas? Me he equivocado, mucho, ¿vale? Pero me estoy comiendo mi orgullo...- Me corto y dijo él.

- A saber que otras cosas te has comido...

¿Perdona? ¿Me había llamado guarra? ¿Pero de que iba este tío? Me levante y le di una bofetada.

- Eres un completo capullo. Déjame en paz.

- Eh, no, espera.- Dijo cogiéndome por la muñeca.- Sally, no iba con esa intención, perdona.

- Ya, claro, ¿debería creerme eso? Liam, no soy una niña pequeña.

- No, no lo eres físicamente, pero para mi, no has dejado de ser mi pequeña. Me encanta verte dormir a mi lado. Y besarte la frente como modo de despertador. Acariciar tus suaves manos cuando te cojo la mano.

Yo, estaba petrificada. ¿Qué podía decir? Si es que, de verdad que no lo sabia. Sólo me di la vuelta y entre en mi casa, diciendo:

- Buenas noches, Liam, duerme bien.

Si, ya se había hecho de noche con toda la tontería. Recuerdo que no quise ni cenar, me fui directa al baño y me encerré allí. Abrí el grifo del agua y lo gire hacia mi derecha, haciendo que saliese fría. Y me metí dentro. Odiaba el agua fría, pero me vendría bien para despejarme. Me senté y cerré los ojos intentando tranquilizarme. Acerque mi mano a mi sexo y rápidamente la aparte, al acordarme de que pudieron haberme forzado. Empecé a llorar. Como si no hubiese un mañana y entonces alguien llamo a mi móvil. Saque una mano y lo mire. Era Lea. Deje que sonara. No quería hablar. Poco después dejo de llamar Lea, para dar paso a Peter. Él también se canso y entonces llamó Amy. Hacia mucho que no hablábamos y se lo cogí.

-[Conversación telefónica.]-

- Aloha Sally.

- Hola, Amy. ¿Cómo va todo por Hawai?

Si, Amy estaba en Hawái. Digamos que su padre es hawaiano y su abuela se esta muriendo, así que han viajado allí, para estar con ella antes de que eso suceda.

- Oh, todo es precioso, ya casi ni me acordaba de como era, había pasado tantísimo tiempo.

- Ah, oye, dale recuerdos a tu abuela Kelanie.

Kelanie significa "el cielo". Es un nombre que realmente le pegaba a esa mujer. Ya que ella era un cielo. Yo fui a pasar una Navidad a su casa en Hawai, cuando era pequeña, y la verdad es que la mujer era muy tierna.

- Llamo para avisar de que vuelvo en dos semanas como mucho, y para decir que os extraño.

- Yo a ti también. Los demás no lo se, últimamente han cambiado tanto que ni los reconozco.

- Sally, me tengo que ir, han llegado mis primos desde Vancouver, luego hablamos.

- Vale, hasta luego, Amy.

-[Fin de la conversación telefónica.]-

Deje el móvil en la leja de encima del lavabo y seguí bañándome. Salí de la bañera y me puse una toalla rosada, mientras me sentaba en el suelo, acurrucándome con la pared. Volvieron a llamar, y lo cogí con resignación.

-[Conversación telefónica.]-

- Hola, Sally.

- Ah, hola Liam, ¿qué quieres?

- ¿Estas en tu casa?

- Si, claro. ¿Por que?

- Necesito verte y hablar contigo. Pero hoy estoy con Bentley, ¿te importa que venga conmigo?

Resople, la idea de tener a Liam y a su hijo en mi cuarto me repelía, bastante. Pero acepte. Quedamos en vernos en mi balcón en diez minutos y colgué.

-[Fin de la conversación telefónica.]-

Me puse mi pijama, sin siquiera mirarme al espejo, había empezado a darme asco mirarme en él. Había un monstruo allí, dentro del espejo. Solía salir cada vez que me miraba. Me acosté en mi cama boca abajo y entonces note algo sentándose sobre mi, colocando sus manos en mi cuello. Acerco su boca a mi oreja y susurro:

- Sonríe, canija.

Me gire sobre la cama y allí estaban. Bentley mirándome fijamente y Liam sentado sobre mi. Liam me observo detenidamente y dijo finalmente:

- Eres toda una chica zombie, Sally.- Sonrió. Oh, esa preciosa sonrisa, que había visto y memorizado durante esos dos años.- ¿Cómo estas, bichito?- Dijo limpiando mi ahora corrido rimel.

- ¿Sinceridad?

- Si, siempre.

- Como una...- Me levante y tape los oídos al niño.- Puta mierda.- Se los destape.- Me siento fatal. Me doy asco a mi misma...

Liam se sentó en la cama, a mi lado, pasando un brazo por mi hombro y apretándome a él. Empecé a llorar. Yo, estaba enamorada de él, y lo necesitaba. ¿Y que si tenía un hijo? ¿Y que si odiaba a los niños? Podría acabar acostumbrándome, quien sabe...Mientras yo lloraba, el niño estaba callado a un lado de la cama. Hasta que se acerco, me limpio las lágrimas, me dio un pañuelo y añadió:

- Por favor, no llores, las princesas nunca lloran.

Simplemente lo abrace. Un niño que sin conocerme me había dicho eso. Se notaba que era hijo de Liam. Su sonrisa, su ternura. Quizá hasta me caería bien...

Let me be yours.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora