Todo eran caricias y besos, hasta que me percaté de que Jack y Zack nos estaban espiando. Me separé lentamente de Liam y me avergoncé. Mis mejillas se tornaron de un color más rojizo pero adorable. Apreté mis puños fuertemente, intentando reprimir mis ganas de estrangularlos o algo peor. En ese momento él se quitó la camiseta y los pantalones, quedándose solo con sus boxers de batman, cogió carrerilla y se tiró desde el acantilado. Me quede tan asustada y sorprendida que no supe reaccionar, creí que se había matado, pero en cuanto empezó a gritar mi nombre desde el agua, me asome y comprobé con alegría que estaba perfectamente, que el acantilado no era tan alto como yo pensaba, y que como mucho habrían cinco metros de altura desde el nivel del agua hasta el final del acantilado. Mientras me gritaba cosas como ‘Vamos Sally, eres una cobarde, tírate’, ‘vamos, ven conmigo, pequeña’, o cosas así, me hacía señales con los brazos para que me animase a zambullirme. Estaba tan asustada que salí corriendo de allí. Corrí todo lo rápido que mis delgadas y finas piernas me lo permitieron, hasta que una piedra en el camino me hizo caer de bruces contra el suelo. Me intente levantar como pude para mirar si me había hecho sangre y pude comprobar que sí, una magulladura en el muslo, unos arañazos y sangre en las dos rodillas. Me levante y cojeando llegue a mi casa. No había abierto aun la puerta cuando pude escuchar las risas de Jack y Zack tras unos arbustos. Tire mi mochila al suelo y me acerque al pequeño arbusto decorativo de la casa de los señores Matt y Audrey Bloom.
- Sois unos completos gilipollas.
Salieron de detrás de él mientras seguían riéndose. Zack carcajeándose exclamo:
- Oh, la pobre se ha quedado sin su polvo. Tranquila que yo creo que a ese tío no se le levanta ni con viagra.
- Para empezar, eso no es de tu incumbencia, para seguir ¿no teníais algo mejor que hacer hoy? Y para terminar, no íbamos a echar un polvo, que nos estuviéramos besando no significa que después fuera a haber sexo, ¿entendido?
- Mira, Julieta, por ahí viene tu Romeo, bien mojadito.
- Cuídale, no vaya a ser que el pobre se coja un resfriado y tenga que estar postrado en cama durante varios días.
Me gire al oír los gritos de Liam. Es verdad, le había dejado sólo en el acantilado sin siquiera avisarle, me iba a regañar en cuanto pudiera, estaba seguro de ello. Mientras venía hacia donde nosotros nos encontrábamos, se colocaba su camiseta y sacudía su pelo. Cuando llego a nuestro lado, rodeo mi cintura con uno de sus brazos y con el otro acaricio mi mejilla, haciendo que me estremeciera con su contacto.
- Si me disculpáis, me la llevo a su cuarto, tenemos que hablar de cosas importantes.
Sin dejarme decir nada, empezó a caminar hacia el interior de la nueva casa, subiendo las escaleras, donde me cogió entre sus brazos, recorriendo el amplio y largo pasillo, y llegando hasta la puerta de mi habitación. Dándole una ligera patada la abrió y con paso decidido camino hasta mi deshecha cama, me dejo sobre ella y se sentó en una silla, paso sus manos por si pelo varias veces y los cruzo por encima de su cintura.
- ¿Y bien?
- ¿Y bien qué?
- ¿Piensas decirme el porque te has ido tan rápido y sin avisar? Me he asustado cuando al llegar a la cima del acantilado, donde supuestamente habíamos dejado nuestras cosas y ver solo las mías. Y encima conforme iba viniendo hacia aquí, vi el rastro de sangre, supuse que era tuyo y me asusté mucho más. Me debes una buena explicación, Sally.
- Esta bien, yo, me llamaron y tuve que regresar a casa antes de lo previsto.
Liam me miro a los ojos, sabía perfectamente que le estaba mintiendo, pero aun así creo que lo dejo pasar. Se levantó, con paso firme fue hacia la puerta y una vez allí, se giró y dijo:
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Let me be yours.
Novela JuvenilEsta es la historia Sally Scott. Cuenta cada uno de los obstáculos que la vida le va poniendo. Obstáculos que no le hicieron tirar la toalla, sino que levantara con más ganas de luchar por algo que ella quería. Liam Payne. Como se reencontró con su...