Salte al pozo, hundiéndome en el agua, envolviéndome de oscuridad, una oscuridad muy fría y vacía, sin sentimientos, sólo agua, frío y silencio…Sentí unos brazos tirar de mi cuerpo para sacarme del pozo, llevándome hasta un lugar apartado. Allí oí a Max llamando a una ambulancia por teléfono, a Liam correr hacia mí gritando que qué me había pasado, a Zack gritarle a la ambulancia; la cual oí aproximarse a mí. Me levantaron para tumbarme en una camilla, metiéndola en la ambulancia y dirigiéndose al hospital de inmediato. La sirena me pitaba en los oídos, sentía un molesto tapón en ellos, quería sacudir la cabeza y que saliera toda esa agua que lo formaba. Cuando llegamos, a toda prisa me llevaron a quirófano, dando a las puertas para que se abriesen con mis pies, pero no sentía nada, ni dolor, ni frío, mi calor, ni un solo roce, nada, era como si hubiese muerto. Nada más llegar al quirófano, empezó la gran lucha entre mantenerme con vida o dejarme morir. Les oía correr de un lado a otro, cogiendo cosas, frotando un aparato, que pronto sentí sobre mi pecho, dándome una descarga que me hizo convulsionar. Tubos metidos por mi garganta y nariz, pero no quería vomitar y tampoco me molestaban. Una aguja atravesó la fina y gélida piel de mi mano, el suero, pero no entendía para que anestesiarme si era como si ya lo estuviese. Otra vez sentí una descarga contra mi pecho, y volví a convulsionar, esta vez sí note ese frío, un frío metalizado, rompedor, me helaba la sangre con cada descarga que daba, por ese momento desee estar bien y viva, pero no era así, mi estado se alejaba demasiado de la palabra ‘bien’, para mi desgracia. Les seguía oyendo gritar mis constancias y ritmos cardiacos, al parecer estaba viva, pero estaba en otro ‘mundo’ por así denominarlo, en otro ‘universo’ paralelo al real. Me sacaron del quirófano, avisando a todos los que estaban allí, no sabía si eran todos los que estábamos en Escocia, si habrían venido mis amigos o si no habría venido más que mi madre y mi hermano, pero oí como les decía que estaba como en ‘trance’, que estaba en coma, y que no sabían si alguna vez despertaría ni siquiera sabían si sobreviviría, pero que las posibilidades eran escasas. Me condujeron hasta la que sería mi habitación, un sentimiento de alegría me recorrió desde los pies a la cabeza, escuchar que sólo sería para mi me alegro y eso era triste. Alegrarse por estar sola, ¿hay algo más triste que eso? Afortunadamente para mí, pasaría mucho tiempo estando sola, ya que mi familia decidió volver a New York, ya que no querían vivir en el lugar donde su hija y hermana entro en coma. Annie y Max salieron de la habitación, les oí decir que iban a fumar que lo necesitaban, que tenían mucha tensión y miedo acumulado, que necesitaban desahogarse, dejando entrar a Liam, pero no reconocí su olor, no olía como de costumbre, ¿habrá cambiado de colonia? O quizá hoy no se habría echado. Se acercó a mi cuerpo, acariciando delicada y dulcemente mi mano mientras depositaba en mi cabeza un protector beso, seguido por un desconsolado y rompedor llanto. Quería con todas mis fuerzas decirle que yo me encontraba bien, que este sitio no era tan malo como él pensaba, que no quería oírle llorar, que pronto saldría adelante, que aun que ahora me tocase estar mal, pronto me recuperaría, que era fuerte porque él me había hecho serlo, que le necesitaba, que sólo necesitaba un abrazo suyo y me haría sonreír.
- Ojalá estuvieras bien, mi amor…- Posó una de sus manos sobre la mía, tomándola entre ambas y apretándola con cariño.- Te quiero tantísimo… Realmente no lo sabes. No sabes lo que extraño el calor de tus brazos al abrazarme fuerte cuando tenías miedo, que te sonrojases cuando te decía que no podía vivir sin ti y que tú, eras la razón de mi sonrisa, el hacerte correr alrededor de una mesa para que no te alcanzase, el latir de tu corazón alterado por cada beso robado, cada vez que me colaba en tu cuarto y te veía dormir con mi camiseta del equipo de rugby, o el simple hecho de oírte reír por cualquier tontería. Escucharte cantar nuestra canción.- De pronto oí el ruido de su cremallera abrirse y empezar a sonar ‘Our song’ de Ron Pope.- Y es que esos pequeños detalles, como verte comer chocolate y descubrir que siempre te manchas la barbilla, o el simple hecho de ver tu silueta en la pared, ver el atardecer contigo en la orilla de la playa,; mientras te abrazo y susurro que te amo con todas mis fuerzas y que jamás te soltaré, o bailar sobre la verde hierba recién cortada a la luz de la luna. Esos detalles me han hecho enamorarme loca, perdida y profundamente de ti, y no quiero que me dejes solo.
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Let me be yours.
Teen FictionEsta es la historia Sally Scott. Cuenta cada uno de los obstáculos que la vida le va poniendo. Obstáculos que no le hicieron tirar la toalla, sino que levantara con más ganas de luchar por algo que ella quería. Liam Payne. Como se reencontró con su...