Capitulo 7

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CAPITULO 7:

En Mystic Falls Rebekah fue en busca de su vampiro.

Ella sabía dónde encontrar a una gran variedad de ellos. Así que se encamino hacia ese lugar.

Era un pequeño bar muy alejado de la ciudad y casi podría decirse que estaba dentro del bosque. Cuando entro todo el mundo se calló. Ella dedujo que era porque la conocían, no personalmente, si no que había muchas historias sobre los originales, fotografías, es como si fueran famosos y por ser famosos los respetaban, al menos eso creía ella, preferiría pensar que la respetaban porque básicamente ella fue quien origino al vampirismo (junto a sus hermanos, claro) y no porque le temieran. Aunque se fue dando cuenta de que en realidad era lo segundo, porque las caras, la forma en que la miraban, no era de confianza, irradiaban temor. ¿Tan mal hablaban de nosotros en los libros?, se preguntó ella en su mente. Sin más vueltas encontró una mesa libre y se sentó.

Apenas se sentó todo el mundo volvió a lo que hacía. Se sintió muy mal, no lo podía creer, ella pensaba que en realidad no era culpa de ella sino de Klaus. Todo era culpa de Klaus. Si Klaus no le hubiera pedido que consiguiera a un vampiro para él, ella nunca se hubiera enterado de esto, ni se sentiría así en ese momento. Klaus dios la palabra le hacía querer vomitar. De repente tubo la gran necesidad de ir a buscar a su hermano y clavarle una estaca en el corazón, quería que supiera lo que se sentía.

De repente alguien interrumpió sus pensamientos de odio hacia Klaus. Era un chico, que sorprendentemente (para la suerte de Rebekah) llevaba un anillo de lapislázuli. Cuando Renekah se dio cuenta, pensó,  justo a tiempo.

-Hola-la saludo el muchacho

Ella solo sonrió. Era lindo, con un pelo liso color negro y unos ojos celestes muy intensos. Si antes se sentía mal, ahora se sentía peor. Parecía un chico bueno, y ella le iba a inyectar verbena y acabaría con su vida entregándoselo a su sádico hermano Klaus.

-¿Ya sabe lo que va a pedir?-le pregunto el muchacho

-Mmm… si un café, por favor-le pidió ella muy distraídamente

-Claro…Rebekah ¿no?-pregunto el

-Sí, y tu ¿Cómo te llamas?-le pregunto aunque en su mente se maldecía porque cuanto más sepa sobre este encantador muchacho más le costaría engañarlo

-Jeremy, señorita. Ahora le traigo su café- le respondió el muchacho

-Gracias, Jeremy-dijo esta con una gran sonrisa forzada en su rostro

Cuando el muchacho volvió con su café, Rebekah ya había pensado como inyectarle la verbena.

-Aquí tiene señorita Rebekah-dijo Jeremy depositando delante de Rebekah una pequeña taza de café.

-Muchas gracias…mmm…. Disculpa por la pregunta pero ¿Podría oler su perfume más de cerca? Es que es muy rico desde aquí y trato de descifrar cual es-dijo un poco nerviosa, no se le había ocurrida nada mejor

-Mmm… supongo que no  hay problema-respondió el muchacho inclinándose sobre Rebekah para que “pueda oler su perfume”.

Entonces Rebekah hizo una actuada inhalación como si estuviera oliéndolo de verdad y sin que él se dé cuanta saco la aguja y se la clavo al otro lado del cuello.

Cuando el chico callo sobre la mesa inconsciente, ella miro para todos lados para ver si alguien la había visto. Por lo que noto nadie le prestó atención.

Entonces, agarrando bien fuerte al muchacho de la camisa, desapareció como una flecha por la puerta trasera, llorando a mares por la culpa

Digan si quieren que la siga plz, Gracias por leerla :) 

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