CAPITULO 30

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HARRY

Louis cayó a mis brazos inconsciente. Rápidamente lo coloqué en el sillón color verde que se encontraba al frente de nosotros y el doctor se acercó a él para ayudarlo.

Mary, Alex y yo nos hicimos para atrás, dejando que las enfermeras hicieran lo indicado por el doctor.

Después de quince minutos de que Louis estuviera  inconsciente, lograron que volviera en si, dejándolo sentado en el sillón, dándole unos medicamentos para que repusiera fuerzas.

Yo estaba sentado a lado suyo, ahora el recargado en mi pecho y yo acariciando su lacio cabello castaño.

–Doctor... –Habló Lou con la voz cansada. –¿Puedo ver a mi hijo?

–Sí, solo pueden ir dos personas, pero sólo una podrá ingresar al cunero. ¿Me acompaña señor Tomlinson? Solo con mucho cuidado y despacio, no sería conveniente que tuviera una recaída.

Agarré de la mano a Lou para ayudarlo a levantarse y caminamos despacio por el camino que nos indicaba el doctor, llegamos a una especie de recepción y a ambos nos dieron cofias, guantes, cubre bocas y todo ese uniforme azul que se tiene que utilizar obligatoriamente para entrar a donde estaba el hijo de Louis.

Después de colocarnos la estorbosa "ropa" cuidando que ninguno de nuestros cabellos quedará fuera de la cofia, el doctor nos indicó el camino que deberíamos seguir para llegar hasta el pequeño y recorrimos un pasillo teñido de azul cielo, con delgadas líneas verticales pintadas de un azul más fuerte, al fondo de este, vimos un letrero que decía "Cunero". Vimos salir a una enfermera que tenía unas hojas en su mano y se acercó a nosotros.

–Es usted el señor Tomlinson ¿Verdad? –Lou asintió. –Bien, el pequeño se encuentra en la incubadora número tres.

–Señorita. –Lou la detuvo sosteniéndola del brazo antes de que ella se fuera. –¿Podemos entrar él y yo, juntos?

–Yo... No sé si deba. No lo tenemos permitido.

–Por favor señorita. –Suplicó Lou. –Lo necesito a mi lado en estos momentos, mi hijo se esta debatiendo en entre la vida y la muerte y solo lo tengo a él en este momento.

–Bien. Está bien. Entren ambos, pero en silencio por favor, y si preguntan, yo no les di permiso de nada, puede costarme mi trabajo.

–Muchas gracias. –Agradecí tomando la mano de Louis. –No diremos nada.

–Esta bien, no se preocupen, es mi guardia, trataré de que nadie venga para darles más tiempo a solas.

Ambos asentimos y la señorita nos abrió la puerta del cunero para ingresar en el, para después cerrarla a nuestra espalda.

Solté la mano de Louis para que él se acercara a conocer a su pequeño, yo me quedé a unos metros, pues esto era algo que tenía que hacer solo.

Se acercó a paso lento hacia la pequeña cajita transparente, pero antes de llegar hacia ella, extendió su mano derecha hacia mi, indicando que me acercara a él.

Tomé su mano y con un nudo en mi garganta me detuve enfrente de Lou, solo nos separaba la pequeña cajita.

Bajé la mirada para al fin conocer al pequeño y sentí algo muy diferente en mi abdomen, el bebé estaba físicamente mal, era muy, muy pequeño, tenía cables conectados en todo su cuerpecito, un pañal que en serio le quedaba extremadamente grande, y un respirador en sus pequeñas fosas nasales.

–Es mi hijo Harry. –Habló Louis y alcé la mirada para darme cuenta que estaba llorando. –Míralo, es tan pequeño y tan frágil, pero es mi hijo, mi amor, es mi hijo.

Dangerous Criminal Love •LarryStylinson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora