-¿Dónde está?-inquirí nervioso una vez que el chico activó el bloqueo de la puerta.
Miré en todas direcciones y no vi ni rastro de mi hermano. Me había engañado y yo había caído como un tonto. El chico dibujó suavemente una fina sonrisa en la comisura de sus labios. Y negó con la cabeza.
-Si te refieres a tu hermanito, no tengo ni idea-contestó él de lo más divertido por que su triquiñuela había tenido éxito. ¿Cómo había podido ser tan idiota?
-Me has engañado-le reproché intentando que mis palabras sonaran enfadadas en vez de temerosas. No cambió el gesto, por lo que no llegué a saber si lo había conseguido o no.
-Si es así como lo quieres ver- la voz del chico seguía siendo tan peculiarmente inocente como llena de rabia.
Miré de reojo la puerta y él se percató de que estaba buscando la forma de conseguir abrir el seguro de esta. Ben seguía mirándome con atenta expectación.
-¿Qué quieres?-pregunté, temiendo que lo que yo esperaba oír no fuera lo que saldría de su boca. No lo fue.
-A ti. Pero eso ya lo sabes.
Asentí desilusionado y apenado en partes iguales. Sabía que iba a regresar a por mí, me lo había dejado claro en sus últimas palabras, solo que esperaba que fueran un farol. El aprecio que un día conseguí llegar a tenerle, hacía mucho tiempo que había desaparecido. Ahora solo me producía odio y terror en proporcional medida, tan solo la idea de que estuviéramos justo como ahora nos encontrábamos me hacia sentirme llenó de pánico. Cosa que pasó. Empezaron a temblarme las rodillas y a humedecérseme los ojos.
-Vas a estar bien-me aseguró, auque su mirada me dejaba claro que aquello no era del todo ni seguro ni cierto.
La amabilidad con la que me había tratado la última vez que me había secuestrado se había esfumado. Aquello era diferente, no tenía intención en disimular que aquello no era un secuestro de nuevo, esta vez se aseguró de que me cerciorara de que lo era. De que él tenía el control sobre mí. Que yo era su pertenencia y que no me iba a ser tan fácil librarme de él.
El coche arrancó y el auto gris salio a toda velocidad del aparcamiento del local.
Quince minutos más tarde, ya estábamos dentro de la autovía que rodeaba toda la costa de California. Dejamos atrás la playa en la que la noche anterior había estado con Patrick y seguimos autovía adelante, hacia fuera de la ciudad.
Miré en todas direcciones disimuladamente, mientras él conducía tarareando la canción que sonaba muy bajito en la radio, tratando de buscar algún punto débil, para poder escapar de allí. Entonces el brillo de su cuello me llamó la atención. Supe que era falsa en el mismo instante en el que puse la vista en ella, no se por que, pero lo supe, pero la llave de su cuello me llamo la atención momentáneamente. Él se percató de aquello.
-Vengo preparado esta vez-anunció. Ninguno de los dos dijo nada sobre el asunto. Aunque los dos sabíamos que una como aquella había sido la causa de mi liberación la última vez que habíamos estado de aquella manera, dejándolo a él moribundo y a mi totalmente ileso. De aquello ya no quedaban señales en su cuerpo.
-Es falsa-apunté sin disimular mi desprecio.
-Lo sé-confirmó el chico.-Pero aún así puedo canalizar el poder de las auténticas con este amuleto.
-Creía que solo los Custodios pueden usar los amuletos.
"No lo creo, solo los custodios pueden activarla", Había dicho Charly en la biblioteca un año antes, cuando Rever se había autoinculpado de la muerte de Alison.
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Pequeños Reinos
Teen FictionHan pasado mese desde la marcha de Patrick y Riley intenta con todas sus fuerzas salir adelante, pero el camino que empezó sin querer meses atrás no le será tan fácil poder dejarlo atrás. Ben sigue suelto y en su busca, un nuevo personaje llega para...