Salto

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El suelo acogió el cuerpo de Patrick y su cuerpo el mío. Caí encima de él, pero en apenas unos segundos, quedé tumbado en el suelo, viendo como él empujaba un armario blanco contra la abertura de la ventana, obstaculizando la entrada de Ben y la del sol. Todo quedó a oscuras. Aquello debía de ser lo que el chico estaba preparando durante el tiempo tan corto como eterno que yo había estado enfrentado a Ben en la cornisa de la quinta planta del hospital, a treinta metros de altura.

El chico se apresuró a ayudarme a levantarme y me sujetó la cara durante un momento.

-¿Estas bien?-era la cuarta vez que me preguntaba aquello desde que había llegado a por mí.

-Si-admití asegurándome de que así era.-El que me preocupa es Danny, creo que está muy mal.

El chico correteó por la habitación hasta la puerta mientras se pasaba las manos sucias por el pelo. Apenas me había acostumbrado a que lo luciera tan largo. Entre la desaparición de su rapado militar y la barba de varios días que se había dejado, parecía otro. Bueno hasta que me miraba con sus penetrantes ojos negros. Aproveché para estudiar tanto la zona como a él. La sala era un laboratorio. No era muy grande, tenía varias mesas blancas, con dos microscopios situados encima de cada mesa, y una bandeja de color blanco con varios utensilios de quirófano dentro al lado de cada microscopio.

El chico que llevaba una camiseta negra y unos vaqueros desgastados y rotos por la rodilla se acercó de nuevo hacia mí. No dijo nada, se limitó a quedarse frente a mí y a ir acercándose cada vez más hasta que estampó sus labios contra los míos. En aquel momento no solo no me lo quité de encima, si no que lo deseaba, más que nunca. Aquello era superior a mis fuerzas. Quería besarle tanto, que atraje su cuerpo más hacia el mió y me sumé al ardor de su boca con la mía.

-¿Por qué haces esto?-jadeé entre dientes. El chico se apartó un momento de mí para poder mirarme.

-Por que si voy a morir aquí, no veo una mejor forma de hacerlo que está-después de aquello me levantó entre sus manos y me sentó en una de las mesas de metal, haciendo un hueco entre mis piernas para poder situar su cuerpo y siguió recorriendo mi boca.

-La última vez que nos vimos, dijiste que no sabías si me seguías amando-me recordó.-Dímelo.

-¿Qué?-susurré confuso entre sus caricias el terror de que entraran a por nosotros.

-Dime que amas-me besó suavemente en los labios.-Dímelo. Dime que lo de Danny fue un arrebato, que me amas a mí, que eres mió. Dímelo.

-Patrick...-comencé, luego callé con otro beso de su boca. ¿Qué debía decir?, que le amaba y que nunca dejaría de amarle. Le aparté de allí suavemente con mis manos y me bajé de la mesa de un salto.

-¿Para que?-le dije.-Solo soy un arrebato para ti. No..., no somos nada. Solo me coges cuando te viene en gana y luego te marchas y vuelves y despiertas todo esto en mí y..., te amo, ya lo sabes, sabes que sí, que no habrá nadie más importante que tú, nunca, pero...

-¿Pero?...te acabo de decir que te quiero, ¿acaso te crees que arriesgaría mi vida por alguien que no fueras tú? cuya vida es mas importante para mí que la mía propia-murmuró casi enfadado.- ¿Pero qué?

-Pero Danny me coge de la mano, no le importa nada más que yo, confía en mí, me quiere, esta ahí...-sabía que aquello hería a Patrick en lo más profundo y con ello a mí. Pero tenía que saber que yo le amaba, pero que Danny era mejor para mí.

-Yo te cogeré de la mano-el chico corrió hacia mí y me cogió de las manos y las sostuvo a la altura del pecho.-y confío en ti, claro que confío en ti, pero si alguna ha parecido que no, es solo por que te quiero tanto, Dios, que si te pasara algo, yo ya no querría seguir viviendo. ¿Es un pecado querer protegerte siempre?

Pequeños ReinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora