4.

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Al día siguiente estaba pletórica, me había levantado con las suficientes ganas de comerme el mundo. Mi actitud "depre" y derrotista había desaparecido...me sentía llena de energía.

_Buenos días, princesa de la oscuridad.

Allí sentado en un taburete de la cocina estaba el chico más sexy que había visto en mi vida. Mi boca boqueaba como la de un pececillo...diría que era un ángel pero sabía que no. Estaba desnudo de cintura para arriba y sólo le cubría unos boxes negros, que dejaban muy poco a la imaginación. Su pelo estaba despeinado.

Aún no sé que me impulsó a acercarme a él. Enterré mis manos en su pelo y le peiné un par de veces. Se había quedado inmóvil, si no creyese que era imposible, diría que sus mejillas estaban ruborizadas. Noté un cambio en su respiración, respiraba agitado. Sus ojos se habían vuelto rojos.

Estaba muy serio. Se había enfadado.

Cogió mi muñeca fuertemente y me apartó de sus sedosos cabellos.

_No lo vuelvas a hacer, nunca más.

Mi cara era de pasmo, no entendí porqué se había enfadado tanto, era...¿Qué había sido, una caricia? ¿Por qué había hecho eso?

_Lo siento, no se porqué lo hice. Al verte despeinado, la costumbre de peinar a Miguel...

Quería disculparme, buscar una excusa. Pero eso le cabreó más.

_No soy tu jodido hermano ¿Sabes lo que te haría, nena? Si quisiera en menos de un minuto estarías en ese sofá con las bragas por las rodillas. Suplicándome que te hiciese mía. ¿Entiendes?

Lo dijo a un milímetro de mi boca, gritándome. Pero sus ojos se veían calientes y no había enfado en ellos sino frustración. Me deseaba.

Asentí con la cabeza, no pude evitar mirar esos labios, gruesos, tentadores...¿Qué me estaba pasando? Me estaba comportando como un animal en celo. Por un minuto desee que lo hiciese, que me besase, que lamiese todo mi cuerpo y me hiciese experimentar el placer de sentir nuestros cuerpos unidos.

Como si leyese mis pensamientos me susurró al oído:

_No lo voy a hacer, no seré yo el que te corrompa...pero aléjate de mí. Soy un puto demonio. ¿Acaso no tienes miedo? ¡¡Pues deberías tenerlo y mucho¡¡¡

No me había dado cuenta de que había cerrado los ojos para escucharlo, para disfrutar de su olor a clavo y especies, tan masculino. Al segundo, él ya no estaba allí.

Le deseaba, me di cuenta de ello cuando se me cayó la magdalena dentro del café salpicándome la camiseta por estar mirando aquel sofá y pensando en cosas que en mi vida había ni tan siquiera soñado. En mi mente recreaba imágenes verdaderamente calientes ¿Qué me estaba haciendo Jack?

Debía de concentrarme, solamente tenía una semana para encontrar a Miguel. Esa era mi prioridad, no aquel sexy demonio que me hacía desear lo imposible.

 Esa era mi prioridad, no aquel sexy demonio que me hacía desear lo imposible

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MI SEXY DEMONIO#Wonderland2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora