El día de ayer fue horrible, apenas hablamos cuando llegamos a casa, los dos nos metimos en la cama y nos abrazamos, lloramos, dormimos...fue tristemente hermoso. Triste por el dolor que sentía y hermoso por poder estar así con Jack.
Hoy amanecimos más tranquilos, Jack me dijo que tendría que ir por la tarde a la empresa, debía de arreglarlo todo para cuando él faltase...
Por la mañana temprano me sorprendió con unos croissants de la panadería de la esquina. ¡Estaban buenísimos! Es una de las ventajas de estar muerta...¡ya no puedo engordar!
Decidimos dar una vuelta por la ciudad, le pedí que me llevase a un sitio especial, mi antiguo hogar. Discutimos, y después de agregarle a la hucha de las groserías por lo menos unos treinta euros...salimos dirección a mi infierno en vida.
Llegamos en una hora y media, viviamos en una urbanización de casitas pequeñas de obreros a las afueras de la ciudad, era una zona más acorde con nuestro nivel económico.
La casa seguía igual o peor que hace unos días. El jardín sin recortar, maleza y malas hierbas cubrían lo que antiguamente, cuando mi madre vivía, era un pequeño huerto.
Le di las llaves a Jack, el plan era que entrase silenciosamente en la casa, a esta hora si nada había cambiado, estaría vacía y mi padre emborrachándose en el bar más cercano.
Por supuesto, nada había cambiado, bueno si...aún había más mierda de lo que recordaba...papeles, cartones de comida preparada, latas de cerveza vacías tiradas de cualquier forma...AGGG un verdadero estercolero¡¡¡
Subimos a nuestras habitaciones.
Primero fui a la mía, recogí un par de cosas que no tenían valor económico pero si sentimental. Luego me acerqué a la habitación de Miguel, y allí vi algo que me revolvió el estómago. Tirada encima de la cama estaba una cajita de metal que le había regalado mi madre a mi hermano para que guardase sus tesoros.
En ella tenía sus canicas favoritas, la peonza con la que ganó el campeonato de su clase, una foto de los cuatro juntos y unos euros que poco a poco yo le daba, para que valorase ahorrar. Estaba guardándolos para comprarse el nuevo libro de Gerónimo Stilton. Mi hermano era un ratoncito de biblioteca, adoraba los libros.
Me puse rabiada, desee que mi padre estuviese allí en ese momento, juro que le hubiese pateado el culo...el dinero de mi hermano había desaparecido..hasta la última moneda. Sin decir nada me fui a mi habitación, cogí mi hucha, vacía.
No lo pude evitar, lloré de impotencia, no se había preocupado de mí ni de Miguel...pero si se había acordado de robar a sus hijos, una muerta y otro en un hogar que no era el suyo.
Cogí alguna de mis cosas y de las de mi hermano, que sabía que echaría de menos.
Bajé al salón, busqué en el baúl donde guardaba algo de dinero...nunca había mucho y en otras circunstancias nunca, jamás me hubiese atrevido a robárselo...pero eso fue lo que hice. En total eran unos ciento quince euros. Los guardé en mi bolso, ya pensaré luego qué hacer con ellos.
Jack solamente me miraba y de vez en cuando secaba mis lágrimas, me escuchaba desahogarme. Despotricar contra mi padre. Cuando abandonamos la casa y cerramos la puerta me dijo:
_Esa era tu vida, a partir de ahora nada te faltará. Una palabra tuya y el hijo de puta de padre desaparecerá...
Sé que lo decía en serio, no bromeaba, sus ojos hablaban de venganza...pero eso no me haría más feliz.
_¡Que se pudra! _ sentía verdadera rabia.
Jack rompió a reír a carcajadas y luego me susurro: _Princesa del averno...tienes que meter en la hucha once euros. ¡¡¡Has soltado un montón de maldiciones ahí dentro¡¡¡
Yo también me reía..toda la mierda, el dolor y la miseria...habían quedado atrás.
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MI SEXY DEMONIO#Wonderland2016
ChickLitPRIMER PREMIO EN CATEGORÍA DE HUMOR EN LA REVISTA CULTURA JOVEN 2016 Cassandra es una chica normal, pero el destino le ha jugado una mala pasada. Jack se cruza en su camino. Él es...un demonio. Tendrán una semana para arreglar los asuntos que Cass...