-¿Qué hago aquí? -gritó Katniss por encima del estrépito de la multitud.
-¿Te refieres filosóficamente? -bromeó Johanna mientras sacaba dos copas del bar improvisado y le entregaba una a su amiga.
-No, ya sabes a qué me refiero
-nunca había encajado en ese tipo de fiestas para ligar. Empezaba a dolerle la cabeza. Se dijo que debería haberse puesto las gafas.
Desde el centro de la habitación, donde había dos parejas, llegaron unas risas. Katniss no pudo dejar de notar la postura incómoda y la sonrisa forzada de una de las mujeres. No le apetecía una velada igual. Le devolvió la copa a Johanna.
-Esto es una locura. Yo odio las fiestas.
-Razón por la que necesitas estar aquí. Necesitas volver a la escena. Hace unos años, eras la vida de una fiesta.
-Las fiestas no son lo mío. Aquí no hay ni un espíritu afín. Johanna enarcó una ceja.
-¿Es que intentas encontrar a un alma gemela? No, sólo tratas de pasar un buen rato, quizá mantener una conversación inteligente con un hombre interesante.
Durante seis meses, su mejor amiga había asumido la misión de darle una vida. La sorprendía que aún lograra mostrar energía en el proyecto, en especial después del fiasco de esa tarde del picnic.
Desde luego, a Johanna le tocaba la mejor parte. Su amiga se entusiasmaba con las sugerencias. Pero a pesar de todos los esfuerzos de su amiga, Katniss sabía que esa fiesta era un error. Sí, era momento de marcharse.
-¿Ves algún posavasos? -le preguntó. Johanna se encogió de hombros mientras se alzaba un poco el top, para resaltar todavía más el piercing que llevaba en el ombligo.
-Déjala en cualquier parte. Katniss movió la cabeza y examinó la habitación. Una sensatez profundamente arraigada le impedía posar una copa sobre la madera.
Johanna se irguió y sonrió. -Eh, ahí está Gale. Vamos con él.
Katniss miró hacia donde apuntaba Johanna y gimió en silencio. Debería haberlo adivinado. El grupo estaba formado únicamente de hombres.
-Oh, esos chicos no.
-¿Qué tienen de malo?
Muchas cosas. No tenían ojos azules. Ni una cicatriz encima del ojo derecho ni le sacudían cada átomo de su cuerpo. No eran Peeta. Katniss movió la cabeza.
-No puedo creer que me marchara antes de la oficina para venir a esto.
Johanna frunció el ceño. -Tienes que pensar en alguien que no sea tu jefe, y esta fiesta es el lugar idóneo para empezar. Ya hemos pasado por lo mismo.
-Lo sé y me callaré. Sólo quiero que dejes de perder el tiempo con él y pienses en conocer a alguien nuevo.
Cariño, sé que cuesta oírlo y a mí decirlo, pero ese tipo jamás va a fijarse en ti. Está demasiado involucrado en su empresa, demostrando que no es su padre.
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Como Seducir Al Jefe
RomanceSer mala podía llegar a ser algo muy, muy bueno... Era la ayudante perfecta, o al menos lo fue hasta que accedió a que la hipnotizaran durante una fiesta. De la noche a la mañana, la eficiente y recatada Katniss Everde...