4 cuarta parte

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-Te  presentamos  a Mr Snow.

Snow.  Ah,  era  un  cabildero con  fuertes  lazos  tanto eh  la  política  como en  los negocios  de  Oklahoma. Snow no  extendió  la mano  para  estrechársela. Tampoco Peeta. De  modo  que  así  iba a ser. Se  preguntó  qué  diablos  hacía ahí.

Craine  se  reclinó  en  el sillón,  y  su  peso  hizo  que  crujiera.  Peeta  captó  las  miradas frías  que  intercambiaron Snow y  él.  Percibió  un  entusiasmo  mayor  en  Craine.  Eso no  pintaba bien. El  encono  que  había entre  ambos  probablemente  hacía que  ese acuerdo  fuera  duro  de  aceptar. 

Nadie  había  firmado.  Aún  podían  salir  mal un montón  de  cosas. -El  señor  Snow  se  ha  unido a  nosotros  como otra  parte interesada  -expuso finalmente  Coin.   Snow  miró  la carpeta  que  tenía ante  él, pero  no  la abrió.

-Ha conseguido  mucho  aquí, Mellark. Su  reputación  está bien  ganada. Peeta  guardó  silencio.  No  le  gustaba  el  tipo  ni  el tono  que  empleaba,  pero mantuvo  la  expresión  neutral.

«No  reveles  nada». Una lección  que  su  padre  jamás había  aprendido. Snow exhibió  una  sonrisa  sarcástica. -Pero  el  acuerdo  se cancela  si  la  Cámara  de Representantes  no  aprueba  el  proyecto  de ley  agrícola  pendiente  -entrecerró los  ojos-. Todo  su  futuro  depende  de  esa  ley.

Peeta se  encogió de  hombros. -Esa  ley  proporcionará  millones  de  dólares  a  los  agricultores  del país  para  invertir  en proyectos  de  energía  solar.  Esas  patentes  contienen  el poder  de  hacerlo  todo,  desde calentar  las  granjas  hasta bombear  agua de  los  pozos.

Peeta sabía que  podía ser  algo  revolucionario  no  sólo  para  las  zonas  rurales  de  los Estados  Unidos,  sino para  todo el  mundo. Finalmente, Snow  abrió la  carpeta  que  tenía  delante,  pero en  ningún  momento la miró.   -Según  buenas  fuentes,  esa  ley  no  irá  a  ninguna  parte. No tuvo  tiempo  de  disciplinar  sus  facciones.

  Miró  a  Craine y  a  Coin. -¿Daréis marcha  atrás  en  nuestro  acuerdo  si  la  ley  no  se  aprueba? Snow adelantó el  torso. -Sin  la  financiación  que  proporcionaría  esa  ley,  Anderson  asumiría  demasiados riesgos  desarrollando  el producto  sin  beneficios  garantizados. -Diablos,  prácticamente  toda  empresa  nueva  comienza  sin  beneficios  garantizados  -él había  planeado  recortar  sus  beneficios  para  pagar  sus  propias  ideas.  Era  un  riesgo, pero los  negocios  funcionaban  de  esa  manera.

Coin simplemente se encogió  de hombros.   -Está  perfilado  en  la  enmienda  que  te  enviamos  hace  veinte  minutos. -Yo  ya  había  salido  de  la  oficina  -para  eliminar  su  frustración  sexual con  el  fin  de concentrarse  en  esa  fusión. -Sí,  tu  secretaria  lo mencionó. Y no se  habían  molestado en  ponerlo al  corriente  de  ello a  su  llegada. 

Muy astutos. Miró a  Craine  y a  Coin  a  los  ojos  sin  mostrar  ninguna  vacilación. -Teníamos  un  acuerdo.  Uno bien  negociado  -dejó  que  la  advertencia que  había en  sus palabras  flotara en  el  aire. -Conozco  a alguno  de  sus  acreedores...  -Snow  no  concluyó  la  amenaza  implícita.

Peeta se  levantó  de  un  salto. -Hijo  de...  -contuvo  el  resto  de  sus palabras.   Ya conocía el  juego  de  ellos. Habían  usado  el poder  que  había  detrás  de  Snow  para demorar  la  ley  de  la  que  dependía  para  obtener  ingresos.  La  frustración  le  tensó  los músculos. La ley  agrícola era esencial. Había contado  con  esa legislación. Al retrasarla,  Rhoads  destruiría  la  única  opción  que  tenía para salirse  con  la suya. Sin  los enormes  beneficios  potenciales  que  propiciaría  la  ley,  se  hundiría.

Snow era  su  sicario. Craine  y  Coin debían  de  haber  tenido  la  oportunidad de  estudiar  su  situación financiera. Se  habían  dado  cuenta de  que  se  hallaba  al borde  de  la  bancarrota  y habían  supuesto  que  si  lo  ataban  a la ley  agrícola, no  le  quedaría más  opción  que ceder.  Si la  ley  no  se  aprobaba  de  inmediato,  no  dispondría  de  dinero  para  mantener la  empresa  a  flote.  Sus acreedores sacrificarían  todos sus bienes y  valores,  las patentes  de  su  padre,  las  mismas  que  quería  Anderson,  por  una  insignificancia.

Entonces,  podrían  recoger  las  piezas  sin  el  desembolso  de  dinero  y  la  necesidad de tratar  con  Peeta  a diario. Y  todo  sin  tener  que  ensuciarse  las  manos. Un buen plan. -Esa  ley  condiciona  todo.  Tus  ideas  no  nos  servirán  de  nada  sin  la  financiación disponible  con  esa  legislación.  Si tienes  suerte,  irá  a  la  Cámara  a  finales  de  semana. Aunque  lo  mas  probable  es  que  sea a comienzos  de  la próxima.  Hasta entonces, estamos  en  el  limbo. Había esperado  una  promesa y  un  apretón  de  manos, no  amenazas  veladas. Al cuerno  el  limbo. Él  haría que  esa ley  se  aprobara. Snow encendió  su  cigarro.   -Hasta  entonces,  lo vigilaré.

Como Seducir Al JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora