-Te presentamos a Mr Snow.
Snow. Ah, era un cabildero con fuertes lazos tanto eh la política como en los negocios de Oklahoma. Snow no extendió la mano para estrechársela. Tampoco Peeta. De modo que así iba a ser. Se preguntó qué diablos hacía ahí.
Craine se reclinó en el sillón, y su peso hizo que crujiera. Peeta captó las miradas frías que intercambiaron Snow y él. Percibió un entusiasmo mayor en Craine. Eso no pintaba bien. El encono que había entre ambos probablemente hacía que ese acuerdo fuera duro de aceptar.
Nadie había firmado. Aún podían salir mal un montón de cosas. -El señor Snow se ha unido a nosotros como otra parte interesada -expuso finalmente Coin. Snow miró la carpeta que tenía ante él, pero no la abrió.
-Ha conseguido mucho aquí, Mellark. Su reputación está bien ganada. Peeta guardó silencio. No le gustaba el tipo ni el tono que empleaba, pero mantuvo la expresión neutral.
«No reveles nada». Una lección que su padre jamás había aprendido. Snow exhibió una sonrisa sarcástica. -Pero el acuerdo se cancela si la Cámara de Representantes no aprueba el proyecto de ley agrícola pendiente -entrecerró los ojos-. Todo su futuro depende de esa ley.
Peeta se encogió de hombros. -Esa ley proporcionará millones de dólares a los agricultores del país para invertir en proyectos de energía solar. Esas patentes contienen el poder de hacerlo todo, desde calentar las granjas hasta bombear agua de los pozos.
Peeta sabía que podía ser algo revolucionario no sólo para las zonas rurales de los Estados Unidos, sino para todo el mundo. Finalmente, Snow abrió la carpeta que tenía delante, pero en ningún momento la miró. -Según buenas fuentes, esa ley no irá a ninguna parte. No tuvo tiempo de disciplinar sus facciones.
Miró a Craine y a Coin. -¿Daréis marcha atrás en nuestro acuerdo si la ley no se aprueba? Snow adelantó el torso. -Sin la financiación que proporcionaría esa ley, Anderson asumiría demasiados riesgos desarrollando el producto sin beneficios garantizados. -Diablos, prácticamente toda empresa nueva comienza sin beneficios garantizados -él había planeado recortar sus beneficios para pagar sus propias ideas. Era un riesgo, pero los negocios funcionaban de esa manera.
Coin simplemente se encogió de hombros. -Está perfilado en la enmienda que te enviamos hace veinte minutos. -Yo ya había salido de la oficina -para eliminar su frustración sexual con el fin de concentrarse en esa fusión. -Sí, tu secretaria lo mencionó. Y no se habían molestado en ponerlo al corriente de ello a su llegada.
Muy astutos. Miró a Craine y a Coin a los ojos sin mostrar ninguna vacilación. -Teníamos un acuerdo. Uno bien negociado -dejó que la advertencia que había en sus palabras flotara en el aire. -Conozco a alguno de sus acreedores... -Snow no concluyó la amenaza implícita.
Peeta se levantó de un salto. -Hijo de... -contuvo el resto de sus palabras. Ya conocía el juego de ellos. Habían usado el poder que había detrás de Snow para demorar la ley de la que dependía para obtener ingresos. La frustración le tensó los músculos. La ley agrícola era esencial. Había contado con esa legislación. Al retrasarla, Rhoads destruiría la única opción que tenía para salirse con la suya. Sin los enormes beneficios potenciales que propiciaría la ley, se hundiría.
Snow era su sicario. Craine y Coin debían de haber tenido la oportunidad de estudiar su situación financiera. Se habían dado cuenta de que se hallaba al borde de la bancarrota y habían supuesto que si lo ataban a la ley agrícola, no le quedaría más opción que ceder. Si la ley no se aprobaba de inmediato, no dispondría de dinero para mantener la empresa a flote. Sus acreedores sacrificarían todos sus bienes y valores, las patentes de su padre, las mismas que quería Anderson, por una insignificancia.
Entonces, podrían recoger las piezas sin el desembolso de dinero y la necesidad de tratar con Peeta a diario. Y todo sin tener que ensuciarse las manos. Un buen plan. -Esa ley condiciona todo. Tus ideas no nos servirán de nada sin la financiación disponible con esa legislación. Si tienes suerte, irá a la Cámara a finales de semana. Aunque lo mas probable es que sea a comienzos de la próxima. Hasta entonces, estamos en el limbo. Había esperado una promesa y un apretón de manos, no amenazas veladas. Al cuerno el limbo. Él haría que esa ley se aprobara. Snow encendió su cigarro. -Hasta entonces, lo vigilaré.
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Como Seducir Al Jefe
RomanceSer mala podía llegar a ser algo muy, muy bueno... Era la ayudante perfecta, o al menos lo fue hasta que accedió a que la hipnotizaran durante una fiesta. De la noche a la mañana, la eficiente y recatada Katniss Everde...