6 tercera parte

275 30 0
                                    

-De  verdad quiero  saberlo.  Ganaste  millones,  tuviste  un  gran  éxito.  La  mayoría  de  la gente  no abandonaría  eso.  No podría. Por  el  rostro  de  él se  desbocaron  las  emociones.
 
Luego,  al  recobrar  el control,  la expresión se  volvió inescrutable. No  iba a contárselo. La conversación  relajada se  había terminado.  Lo  había obligado a aislarse  de  una noche  de  pura  diversión  y  estropeado  la  velada. 

Le  soltó  la  mano  y buscó  un  colín  de  pan. Él apretó  los  labios.   -Fui implacable. La voz delataba un  tono  que  ella jamás  le  había oído.

-Recuerdo  que  en  una  ocasión  el periódico  te  llamó  el Rey  de  las  Opas  Hostiles.

-No  sabía  que  supieras  mucho  sobre  mi  pasado. 

  -Difícil  de  evitar  tal como  aparecías  en  las  noticias  -Peeta  rió,  un  sonido carente  de humor. 
-¿Te  gustaba?  -hasta ese  momento, no  había sabido  lo  importante  que  iba  a ser  su  respuesta.

-Como  acabas  de  decir,  gané  millones. - Ella  enarcó  una  ceja

-No  fue eso  lo  que te pregunté.

-Parte  del  tiempo,  lo pasé  bien.  Era  como un  juego,  estimulante  y arriesgado.  Pero  la satisfacción  era  fugaz  y por  todos  los  motivos  erróneos.  Además,  casi  todo el  dinero era para otra  gente.

-¿Cómo  te  metiste  en  el negocio?  No  se  parecía  en  nada  a  las  ideas  de  tu  padre  de crear  nuevas  fuentes  de energía.

-La  misma  historia  triste  de  siempre...  Fui un  niño  pobre.  Estoy  seguro  de  que  puedes adivinar  el resto.

-Conquistaste  el  mundo para  demostrar  algo  -le  gustaba  su  postura  de  no  pedir disculpas.  No  vivía  en  el pasado.

Peeta Mellark  no  era  ninguna  víctima  de  las circunstancias.  Hacía  su  propia  vida  y  sus  propias  reglas-.

- Pero  acabas  de  decir  que fue  por  todos los  motivos  erróneos.

-Me  convertí  en  otra rata en  la  carrera de  ratas. Feliz de  fastidiar  a  cualquiera siempre que  mis acciones se  mantuvieran  arriba  y  mis accionistas contentos.

-Y  tú  no  eres  realmente así.

-Quizá es como soy realmente-ella abrió  la boca para protestar -.No proyectes ilusiones  conmigo,  Katniss.  Yo no lo hago.  Esta  fusión,  cuando se  produzca, cuando  yo  la lleve  a cabo, me  devolverá de  nuevo  a la cima. Pero  en  esta  ocasión según  mis términos.

Sí,  hablaba  con implacabilidad,  pero  ella  sabía  que  había  algo  más  bajo  la  superficie que  sólo  la  necesidad  de  regresar  a  la  cumbre.

-Vaya, qué  sorpresa. La  voz  desagradable  y  desdeñosa  no  podía  pertenecer  más que  a  una  persona.  Giró en  la  silla  y  dejó  que  sus  ojos  le  confirmaran  lo  que  le  habían  dicho  los  oídos.

-No  agradable, Snow. Me  pareció  ver  que  te  escondías  -repuso Peeta  con desprecio. Snow.  El hombre  irradiaba  untuosidad.  Nacido  atractivo,  rico  y  educado  en la  creencia  de  que  el  dinero  de  su  familia  solucionaba  cualquier  problema,  había crecido  sin  conciencia.

La  última  vez  que Katniss lo  había  visto,  había  sido  en  el juicio  conjunto  contra  él y  su  padre.  El mismo  en  el que  a  su  padre  lo  habían  condenado a  ocho años  y medio de  cárcel y  en  el que  Snow había  salido  libre. Arthur  Everdeen  al principio  había  sido  poco  más  que  un  estafador,  pero  al unirse  a Snow,  se  había  vuelto  despiadado. Bebió  un  sorbo  de  agua. Costaba reconocer  que  la cárcel  era  el lugar  que  le correspondía  a  su  padre. 

Como Seducir Al JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora