9 segunda parte

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-De  acuerdo.  Te  veré  junto  a  la  fuente  en  diez  minutos.  Podemos pasear  juntas hasta el  campo  de béisbol.  Espero  que esté abierto...  me gustaría  ver  el  césped.

-Eso  me  temía  -musitó Jo.  

-¿Qué?

-Nada. Te lo explicaré cuando nos veamos.

El  agua de  la fuente  se  elevaba y  danzaba en  la desembocadura del  canal. Con  el  frío invernal  aumentando  cada día, cada vez se  veía a menos  personas  sentadas  en  los bancos  allí  alineados.  La  ciudad iba  a  drenarlo  pronto.  Seco,  siempre  se  veía  muy extraño... un  simple  lecho  de  cemento. Pero  a pesar  de  la temperatura, a Katniss  le parecía que  esos  bancos  de  madera siempre  las  invitaban  a Jo  y  a ella a sentarse, a mirar  el paisaje  y  a  charlar.

Katniss  llegó antes  a  su  asiento habitual,  pero no  tardó en  ver  a  su  amiga  con  dos sándwiches en  la  mano.

Jo  se  dejó  caer  junto  a  ella  y no se  anduvo con  rodeos. -Dime,  ¿en  qué  mundo  has  estado  viviendo  últimamente?

-¿De  qué  estás hablando?  

Su  amiga asintió. -De  acuerdo,  si  es así  como  quieres jugar.  Pero  no  te  va  a  funcionar.  No  voy  a  dejar que  te  hagas  la  tonta  y  evites  contarme  la  verdad.

-Nunca  me  hago la  tonta.

-¿Sabes? Tienes razón,  y  eso  es lo  que  asusta.  Estás haciendo  un  montón  de  cosas que no  solías hacer...  incluido  acostarte  con  tu  jefe.

-Eh, hace  una semana  estabas  a favor.  

-Escúchame,  Katniss.  Escúchame  con  atención.  En  aquella  fiesta,  te  sucedió  algo extraño.  Al principio  pensé  que  los  intentos  de  Gale  por  hipnotizarte  no funcionaron, pero  ahora... Santo  cielo, hermana. Sé  que  todo  es  verdad.

Katniss luchó  contra la bruma de  la amenazadora verdad. -En  aquella  fiesta  no  me  pasó  nada.  Apenas  la  recuerdo  de  lo  aburrida  que  fue.  Casi nada  más entrar,  nos fuimos.  Si  las cosas son  distintas,  atribuye  los  cambios a  lo  que hablamos  antes. Mi  vida está cambiando. Quiero  a  Peeta  en  ella. Como  el  enfoque no  tan sutil  no  funcionaba, tuve  que  poner  el  asunto  en  mis  propias  manos. Y  es estupendo.  No  puedo  creer  que haya  esperado  tanto.  Piensa  en  el  tiempo  que perdí  y en  el que  podría  haber  estado  disfrutando  de  un  sexo  estupendo.  ¿Quién  se  niega algo  así? ¿Quién  ve  como  un  desafío  comprobar  el tiempo  que  es  capaz  de  resistir  la tentación? Es una  locura.

-Es  madurez  emocional.  Katniss sacó  la  lengua. 

  -Paso  de  la madurez.

Johanna  le  tomó las  manos. -Escúchame.  Te  hipnotizaron.  Te  van  a  despedir.  ¿Me  entiendes? Asintió y contempló los sándwiches en  la  mano  de  su  amiga.

-Sí.  Lo  entiendo. 

  -Eso  es  un  alivio.

-No  olvides  que  yo  descubrí  el timo  de  la  hipnosis.  Lo  que  hizo  Gale  no  funcionó.

-Vale,  ¿sabes  qué  haremos?  Por  el  momento,  dejaremos  el  tema.  Tengo  hambre.  El que  no tiene  tomate  es  para  ti.

-Cuando  terminemos,  vayamos  a esa pequeña tienda de  lencería.  Quiero  algo  que vuelva loco  a Peeta.

Johanna  la  miró unos  momentos,  y le  preguntó:   -Dime,  ¿tienes  un  extraño  deseo  de ver  el  campo  de béisbol?

Como Seducir Al JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora