Theo. Theo James

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Capitulo 3

Caminaba por los pasillos del colegio como un zombie ya que no había logrado conciliar el sueño anoche. Abrí mi casillero para guardar mi chaqueta, debido a lo extraño que se estaba comportando el clima durante estos últimos días, ayer era frío y nublado y hoy estaba saliendo el sol. Observé mi horario... Lenguas Extranjeras, nuevamente. Mierda, tenía que verlo nuevamente con su mirada intensa y penetrante. Tomé un bocado de aire antes de entrar al salón y como me lo esperaba ahí estaba el único asiento vacío, al lado del "chico nuevo" quien miraba la nada nuevamente, el sol le daba justo en su rostro haciendo que su cabello se viera mucho más claro. Me coloqué los audífonos y subí el volumen de mi aparato lo más alto posible para mantener mis pensamientos ocupados y distraerme. Y afortunadamente, lo estaba logrando. Respiré profundo, por desgracia, su aroma se colocó en mis pulmones, era tan adictiva su fragancia que me hacía delirar de alguna manera... ¿Cómo pude decir eso? Saqué mis audífonos debido a que la profesora Calaghan me estaba viendo con una mirada acusadora e inquietante. Nos hizo sacar nuestro libro para que leyéramos un párrafo sin ninguna explicación, al parecer era un poema, muy romántico

—Los que han terminado de leer, comenten con su compañero de asiento que les pareció y que pueden decir acerca de cómo se sentía el autor al escribir esas líneas —habló la profesora. Maldigo sobre mis labios, odiando el momento en el que me tuve que sentar con él

Me giré a verlo y noté que estaba dibujando, no pude ver bien que es lo que era ya que me había perdido en su perfecto rostro. Quité mi vista rápidamente al notar que me estaba mirando también. Acomodé un mechón de cabello detrás de mí oreja y me coloqué nerviosa. Nunca más lo volveré a mirar de esa manera. Debe creer que soy una psicópata o algo. Tomé el lápiz que reposaba en mi mesa con dificultad

— ¿Haremos lo que dijo la profesora? —dije con mi voz un poco entre cortada.

Pasaron un par de segundos mientras esperaba su respuesta. Él no me miraba, había cerrado su cuaderno en el que hace un rato estaba dibujando algo que no pude ver que era. Cansada de esperar, insistí

—Hey, haremos la...

—No —interrumpió mirándome fijamente a los ojos

Mi cuerpo de estremeció al escuchar el tono de voz que había utilizado conmigo, pero que chico tan mas bipolar, un día se comportaba como un completo gilipollas y al siguiente como un frio, rígido, y cortante. Me quedé callada, confundida, nerviosa y estaba sintiéndome estúpida. No dije nada más durante toda la clase y además que por lo visto, él tampoco iba a hacerlo

Al fin había salido de la odiosa clase de ciencias. Tomé mi mochila y rápidamente salí del colegio, al fin era libre. El sol seguía radiante pero había un aire frío que lo acompañaba, era un clima fresco, perfecto. El viento chocaba con mi rostro a medida que caminaba a paso lento. Me coloqué mis audífonos nuevamente para perderme en mi propio mundo. Tarareaba una melodía muy pegajosa que hace ya varios días la tenía en mi mente. De repente, recordé esa perfecta voz, era melodiosa. Ese simple y frío 'No' había permanecido en mi mente por horas... Mierda, de nuevo pensando en él. Rápidamente traté de mantener mi mente en otra cosa... en mis calificaciones, ¡sí!, en eso debía concentrarme, había sido tres veces consecutivas el estudiante del año, y esta vez no sería la excepción. Intentaba no pensar en nada que no fuera la dulce canción que sonaba en este momento en mis oídos a través de los audífonos. Me dispuse a cruzar la calle sin mirar a ningún lado, estaba en la mitad de la calle cuando miré hacia la izquierda y pude ver como un camión a alta velocidad estaba a punto de matarme. Me quedé ahí sin reaccionar, sin saber qué hacer, estaba paralizada cuando sentí unas frías manos tomarme por la cintura para dejarme de forma brusca al otro lado de la calle. Mantuve mis ojos cerrados esperando que todo pasara. No entendía nada. Sentía una presión arriba de mi cuerpo con una aroma peculiar, ese aroma... Es fácil reconocerlo, sólo una persona altera mis pulmones de esa forma. Una respiración un tanto agitada chocaba contra mi rostro, eso fue lo que me hizo abrir mis ojos lentamente. Era él, me había salvado la vida. Sus ojos color marron estaban encima de mi mirándome de una forma un tanto extraña, pero podía ver cada centímetro de su rostro. Salí de mi pequeño trance cuando se quitó de encima de mi mientras miraba hacía todas partes sin detenerse hasta que finalmente posó su mirada en mí. Sentí una punzada de dolor en mi pierna derecha, la cual estaba descubierta porque había roto mis jeans. Tenía un poco de sangre en la rodilla.

Cuatro (Theo James y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora