¿Camarera yo?

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Capítulo 7

Mi mente se sumergía en una lluvia de preguntas, no sabía hacia dónde íbamos y no me preocupaba. Solo quería olvidarme de todo, de absolutamente todo. Mi maleta, una simple bolsa color rojo, contenía pocas prendas dentro. Lo indispensable, supongo. Theo se detuvo en una gasolinera y se bajó de la moto. Después lo hice yo. Se quitó sus gafas de sol e inspeccionó el lugar

— ¿Dónde estamos?— pregunté tratando de parecer desenfadada. Clay lo hacía siempre. Pero Clay no estaba aquí, ni nunca lo estaría

—Muy cerca de nuestro destino

Caminó hacia la pequeña tienda que estaba dentro del aparcamiento, no sabía si seguirlo o esperarlo. Opté por la segunda opción, me senté en la moto esperando a que regresara. Un toque en mi hombro hizo que me girara rápidamente, recordando tener un arma que Theo me regaló, dentro de mis pantalones. Era un chico, de unos 20 años quizá, se le notaba inseguro

— ¿Puedo ayudarte?— Pregunté

— Donde está Theo James, por favor

Fruncí el ceño, ¿Quién era este chico?, veo a Theo venir y evito responder algo que no sabría si está bien o mal

— ¿Qué sucede?— preguntó al ver al chico

—Un gusto señor James, soy Dylan, soy un mensajero de Jake. Enserio que es un honor estar frente a usted

Miró a Theo con una sonrisa burlona, y a él se le agrandaron las pupilas

— ¿Qué dice Jake?

—Dice que su tío Ben, ha estado contactándolo pero no lo ha encontrado y si podría pasarse por sus oficinas.

—Dile que no tengo la importancia de si mi tío me está buscando o no, tengo un asunto más importante del que ocuparme

El chico estaba a punto de decir algo, pero Theo subió a la moto evitando que él hablara con el ruido del motor, por inercia subí detrás de él y la puso en marcha. Íbamos tan rápido que sentía que podía flotar, mi cabello volaba sin rumbo fijo. Minutos después de estar en camino, veo una línea delgada azul sobresalir de entre tanta arena. El océano. Estábamos en la playa. Alcé la vista a un letrero que sobresalía entre otros "Long Beach". Aparcamos cerca del puerto costero, mis ojos no se despegaron ni un segundo del mar, Theo me observaba, con una sonrisa en su rostro.

— ¿Long Beach?— Pregunte incrédula

—Vi lo mucho que te gustaba. Supuse que sería una buena idea.

—Fue una idea genial y preciosa por tu parte

Posicione mis brazos en su cuello y lo atraje hacia mí, no sabía si por impulso o porque pero lo besé. Sus labios eran cálidos, suaves y húmedos. Olía como a agua, jabón y tierra, tenía ese olor varonil, que lograba penetrar mis fosas nasales. Me separe de él, dejando solo un pequeño espacio entre nosotros, y junte nuestras frentes.

—Como una vez lo dije, lo vuelvo a decir. Theo James, eres perfecto. — Sonrió y volvió a unir nuestros labios.

Todo iba bien después de ese beso, caminamos por la arena mojada descalzos, paseamos por el puerto y observamos a las miles de familias que se reunían, como yo alguna vez lo hice también. Todo iba bien hasta que un hombre tocó el hombro de Theo, haciéndolo soltarse de mi mano. Su puño golpeo la mandíbula de Theo, haciéndolo separarse por completo de mí, otro golpe a su estómago, me erguí instantáneamente y me levante para ayudarlo, pero un hombre me sostuvo fuertemente, Theo no me había enseñado a pelear aun, pero podría intentarlo. Atraje mi codo hacia el estómago del hombre que estaba sosteniéndome y golpeé con mi antebrazo su nariz, el tocó su nariz, y yo di una patada sobre su estómago, Theo luchaba con el otro hombre y yo lo hacía al igual que él, la diferencia es que el sí sabía cómo hacerlo. El hombre estaba sobre Theo, golpeando su rostro, pero Theo pudo esquivar algunos golpes, el otro hombre me sostuvo por la pierna y yo pateé su entrepierna, se puso de pie quejándose, y me tomó de nuevo por los brazos, formé un puño con mi mano y lo llevé a su rostro, el golpe tal vez me dolió más a mí que a él pero lo dejé tirado en el suelo. Mis nudillos sangraban, no sabía cómo proporcionar un golpe, y eso me había causado una herida, pero no importaba, ahora estaba salvo. El hombre sobre Theo, ahora sostenía un arma sobre su cabeza. Un escalofrío brotó de mi cuerpo haciéndome estremecer. Levanté mi blusa y saqué el arma, ajustando el gatillo y apuntando hacia él. El hombre se giró hacia mí y rio irónicamente sin despegar su pistola de Theo. Supuse que me miraba ridícula, con el cabello alborotado, con sangre en el costado de la boca y los nudillos, sosteniendo un arma.

Cuatro (Theo James y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora