Capítulo 2: Sin Oportunidades

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04-11-1987...

Era un día por la mañana en la ciudad de Oregon, el clima era cálido y despejado, no había mucho ruido.


El despertador sonó como todos los días a la misma hora.

- ¿Qué?...


- Otra pesadilla, no puede ser...

- Muy bien calmate, algún día lo superarás...

Salvo que ese día no sería hoy, el chico no se levantaba y mientras más tiempo tardaba en levantarse, seria más tarde para que llegara a su trabajo.

Ya por fin cuando se levantó, presionó el botón de apagado del despertador.

El rubio se restregó los ojos y luego bostezó, para después levantarse de la cama.

Se vio al espejo para arreglarse el cabello este lo tenia despeinado, estaba sin la camisa, solo con el pantalón, se veía su abdomen marcado.

No entremos en detalles.

Tenía que bañarse, arreglarse y luego irse a trabajar.

[......]

Luego de que se alistara completamente y se hubiera puesto el uniforme, ya se tenia que ir a trabajar.

Tomó su bolso y bajó hasta la puerta para irse.

Pero antes de que abriera la puerta olvidó su cartera, fue por ella la tomó y se fue a su trabajo.

[......]

Llegó al local en dónde vendían hamburguesas.

Abrió las puertas y entró.

Se podía ver desde afuera trabajar y alistar el restaurante.

- ¡Jeremy, mira la hora que es, llegas demasiado tarde! - Le gritó el gerente del local al chico, este hizo como si no le hubieran dicho nada y siguió su camino hasta la cocina.

El gerente quedó en vergüenza, pero cuando Jeremy pasó a su lado lo tomó del brazo fuertemente, lo acercó hasta él, le dijo unas palabras al oído pero nadie las pudo escuchar.

- ¿Me entiendes?. - Agregó el señor mayor que mandaba en el local.

- Si. - Comentó Jeremy sin importancia.

- ¿¡Sí qué!?. - Le preguntó al chico que se tuvo que detener.

- Si señor. - Murmuró Jeremy apretando sus manos con fuerza, luego siguió su camino.

Jeremy ya estaba cansado de ese trabajo, él odiaba a cada uno de los empleados de ese lugar.

Entró a la cocina, dejó su bolso a un lado donde no estorbara, luego preparó los utensilios para cocinar.

Tomó una caja un poco grande y pesada para llevarla al congelador.

Uno de sus compañeros por hacerle una broma movió el pie para que el chico cayera.

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