CAPÍTULO 52

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Cuando acabó la fiesta y todos los invitados volvieron a sus casas. Barty le pidió a Rabastan, Augustus, Walden y Antonin que fuesen a la Mansión Crouch porque quería hablar con ellos. Rabastan estaba deprimido por la ejecución de su hermano, y Barty lo sabía, pero no podía decirle nada hasta que llegasen a un lugar seguro.

- ¿Para qué querías hablar con nosotros, Barty?-preguntó Walden una vez llegaron a la Mansión Crouch.

Como contestación, Barty sacó al gorrión de su bolsillo, lo depositó en el suelo, cogió su varita, y dijo:-Finite Incantatem.

Poco a poco, el gorrión se fue haciendo cada vez mayor y adquirió forma humana. El efecto de la poción multijugos se estaba pasando, por lo que volvía a ser Rodolphus Lestrange.

- Hola.-saludó Rodolphus mirando a sus compañeros mortífagos. Ellos estaban estupefactos, sin creerse lo que veían. Barty sonrió.

- Pe..pe..pero ¿cómo?-preguntó Rabastan mirando a su hermano.-Si hemos visto con nuestros propios ojos como te daban el beso del dementor.

- Ya os dije, que Hermione Granger podía sernos de utilidad.-dijo Barty.

- ¿Hermione Granger ha estado en la ejecución?-preguntó Antonin.-¿Y no nos lo has dicho?

- Comprende, Antonin, que era más seguro que nadie se enterase de esto.-dijo Barty.

- ¿Pero cómo ha podido introducirse esa sangre sucia en una fiesta de sangres puras?-preguntó Augustus.-Tengo la impresión, Crouch, de que tú has tenido algo que ver en esto.

- Puede.-respondió Barty.-Pero de todas formas, eso ya ha pasado y carece de importancia ahora. Es hora de centrarse en cosas más prioritarias, como por ejemplo, el rescate de Regulus y de Evan, y la destitución de la Comadreja Weasley.

- Quiero hablar con ella.-dijo Rabastan de pronto.-Quiero hablar con Granger.

Pero para Hermione Granger, no todo era festín. Pese a la alegría y buen humor que tenía Ronald en la fiesta, todo eso se acabó de repente cuando llegaron a la sala común de Gryffindor. De repente, y sin previo aviso, el pelirrojo la empotró contra la pared y la tapó la boca con su mano. Aterrorizada, la chica buscó su varita, pero Ronald la abofeteó antes de que pudiera cogerla; la chica cayó al suelo y Weasley aprovechó ese momento para colocarse encima de ella; no sin antes tirar la varita de la muchacha fuera de su alcance.

Ahora estaba indefensa...

- ¿Qué pretendías hacer con tu varita? ¿Eh?-preguntó Weasley.-¿Es qué todavía no has aprendido quién manda? ¿Cómo puedes ser tan estúpida?-dijo arrancándola la ropa. Lavender lloraba, pero él hacía caso omiso. Ella suplicaba que parase, pero por más que lo decía, Weasley no daba síntomas de querer hacerla caso.-¡Deja de llorar, maldita zorra! No me gustan las quejicas.

- ¿Porqué me haces esto?-preguntó Lavender.

- Porque me apetece.-contestó Ron.-¿Es que acaso no puedo hacer lo que me de la gana contigo? Te recuerdo, que tu cuerpo me pertenece. TÚ eres mía.

- Ron, para...para...-decía Lavender.-¡PARA!

- NO ME CHILLES, PERRA.-dijo Ron enfadado.-¡CRUCIO! A ver si así aprendes tu lugar.-Lavender chilló.-¡CRUCIO! ¡CRUCIO! ¡CRUCIO! CHILLA, GRITA, LLORA, eso es, cada vez me complaces más.

Pero por más que la muchacha lloraba, nadie venía en su ayuda.

Mientras tanto, varios mortífagos transportaban el cuerpo sin vida de Rodolphus hasta una de las cárceles más profundas de Azkaban. Una celda aislada, donde nadie supiese jamás de su existencia; una celda, donde el frío y la humedad hacían imposibles la vida humana...¡pero eso qué más daba! Teóricamente, Rodolphus Lestrange no despertaría jamás, porque una vez que te dan el beso del dementor, estás clínicamente muerto.

Sólo que no era Rodolphus Lestrange el que se iba a pudrir en esa prisión; era un simple gorrioncillo muggle que tuvo la desgracia de ser capturado por un mortífago.

Los hermanos Carrow, que eran los encargados de llevar el cuerpo y asegurarse de que estaba bien encerrado en un lugar muy poco visible, se marcharon antes de darse cuenta, de que los efectos de la poción multijugos estaban llegando a su fin, y que lo que en realidad había en esa celda, no era nada más que un simple pájaro...

...porque el verdadero mortífago, había escapado.

- Luna, mi amor ¿qué te pasa?-preguntó Blaise. Tanto él como su novia, estaban en una de las habitaciones de Slytherin. Tras tres veces seguidas de demostrarse carnalmente cuanto se querían, la rubia se estaba comportando de una forma demasiado inquieta para el gusto del moreno.

- No sé.-respondió Luna.-Es que tengo un mal presentimiento sobre Hermione.

- ¿Un mal presentimiento?-preguntó Blaise interesándose en la conversación.

- Así es.-respondió Luna.-Creo que se encuentra en grave peligro.

- Pero ya hemos regresado de la ceremonia.-dijo Blaise.

- Y ahora está con Weasley.-respondió Luna.-Completamente sola...

- Iré a informar a McGonagall.-dijo Blaise levantándose de la cama y vistiéndose con bastante rapidez.-Espero que te equivoques.

- Yo también lo espero, Blaise.-respondió Luna cuando él salió de la habitación.

- ¿Qué se siente, Bellatrix?-preguntó Voldemort.-Ahora eres viuda.

- Me siento...liberada.-respondió Bellatrix acercándose a su señor. Se arrodilló ante él.

- Buena sierva.-contestó Voldemort.-¡Muéstrame, hasta donde puedes llegar por el poder!

- ¿Qué quieres que haga, mi señor?-preguntó Bellatrix.

- Quiero que mates...-respondió Voldemort.-...a Lavender Brown.

- ¿Cuándo?-preguntó la mortífaga.

- Dentro de varias semanas.-contestó Voldemort.-Por ahora, vamos a dejar que Weasley se divierta un poco más con esa furcia. Dejémosle creer que es mi mano derecha, que tiene algo de poder...pero no quiero que te descubran, por eso, vas a hechar la culpa de su muerte...a Sirius Black.

- Como ordenéis, mi Lord.-contestó Bellatrix.

Nada más volver de la ceremonia, Severus Snape había ido directamente al despacho de Minerva McGonagall. Los besos, las caricias y el deseo se estaban saliendo de control. Pero, de repente, unos golpes en la puerta provocaron que se separasen. Snape se arregló el pelo lo mejor que pudo y Minerva se colocó la camisa.

- Adelante.-dijeron al unísono. Blaise Zabini entró apresuradamente, se le veía demasiado agitado.

- ¿Qué sucede, señor Zabini?-preguntó Snape.

- No lo sé, profesor.-respondió Blaise.-Sólo sé, que hace unos minutos estaba con Luna, cuando empezó a tener la extraña sensación que algo malo le ocurría a Hermione.

- ¿Dónde está ahora ella, señor Zabini?-preguntó Minerva.-¿Dónde está Granger?

- Brown, profesora.-corrigió Blaise.-No lo sé con exactitud, pero me imagino que estará con Weasley.

- A la sala común de Gryffindor.-dijo Minerva.

TN;

Quiero concertar un encuentro con HG.

BCJ & otros.

Theodore Nott no paraba de releer el pergamino que una lechuza le había traído hace un rato. Tenía que hablar con Hermione con urgencia lo más pronto posible.

Destinado O Considencia??Donde viven las historias. Descúbrelo ahora