CAPÍTULO 58

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Mis queridos lectores;

Estoy consternada de comunicarles que se ha producido un terrible asesinato entre los muggles. Las víctimas son nada más y nada menos que Jane Granger y su marido Kirtash; es decir, los padres de la traidora Hermione Granger, la ex-amiga de Harry Potter, El Niño que Vivió.

Hace algunos meses que la "señorita" Hermione Granger decidió poner fin a su patética existencia mediante el suicidio tras haber traicionado a Ron Weasley al que fingió amar para sacarle información de Harry Potter y pasársela a su novio Theodore Nott y al mismísimo Señor Tenebroso.

Sus padres muggles, ajenos o no tan ajenos a lo que hacía su hija en Hogwarts (eso es algo que nunca se sabrá) han muerto esta mañana en extrañas circunstancias. ¿Puede haber sido algún mortífago? Puede, pero puede simplemente que también se hayan suicidado. La muerte no está clara, pero hay varias hipótesis.

¿Pero porqué los mortífagos iban a querer matarlos si Hermione Granger era una de los suyos? ¿Podría ser que la señorita Granger hubiese querido que mataran a sus padres si ella moría? ¿Esa era su última voluntad?

Sea como sea, no sólo ha aparecido la marca tenebrosa encima de la casa de los Granger para firmar el asesinato, sino que también había un mensaje escrito con la sangre de las víctimas, que decía: Con esto resolvemos tus dudas.

¿A qué se referirá este extraño mensaje? ¿Iba dirigida a los Granger?

Al menos ahora, nadie echará en falta a Hermione Granger.

Les informa,

Rita Skeeter.

(Diario El Profeta)

Lavender leyó y releyó el periódico varias veces. Después de la conversación que tuvo con los mortífagos, Theodore y ella regresaron a Hogwarts, y a la mañana siguiente le llegó un ejemplar de El Profeta.

Aún no podía creérselo. Es decir, sus padres jamás fueron compresivos con su condición de bruja y siempre la habían tratado un poco de lado, como si fuera...diferente. Y en cierto modo, puede que tuvieran razón. Desde siempre había habido barreras entre los magos y los muggles, de ahí la caza de brujas, la Inquisición...

Pero de ahí a que ellos muriesen...

Lágrimas se deslizaron por sus ojos. Toda su familia había muerto. Ahora Theodore y los Slytherins eran todo lo que le quedaba; si se descubría que estaba viva, la enviarían a Azkaban, o la expulsarían del mundo mágico y se encontraría totalmente sola en un mundo que no era el suyo, el mundo muggle.

A pesar de la angustia que sentía, sabía que no podía seguir llorando, que tenía que secarse las lágrimas, tragarse su orgullo, su dolor y sus sentimientos y seguir aparentando. Porque esos no eran sus padres, no con el aspecto que le otorgaba la poción multijugos. Esos eran los padres de Hermione Granger, no de Lavender Brown.

Y los mortífagos, por más que odiara reconocerlo, tenían razón; cada vez le quedaba menos tiempo de vida, porque ¿cuánto tardaría Ronald en cansarse de ella? Él ya había elegido a una amante, Bellatrix Lestrange.

Cada minuto, cada segundo, era crucial para ella. Si no conseguía sacar pronto a Black y a Rosier de Azkaban, llegarían a descubrirla o Lord Voldemort la mataría.

- Veo que estás leyendo el periódico, Lavender.-dijo la voz de Ronald. Lavender se giró y lo vió, acababa de entrar por la puerta, pero no se había enterado porque estaba leyendo el periódico y se había sumido en sus pensamientos.-Es una pena que Hermione hubiese muerto antes y no estuviese allí para verlo, oir sus gritos, sus huesos romperse, ver la sangre que salía de la mujer cuando hechicé al marido con un Imperius para que la atara, la amordazara y con el cuchillo fuese cortándola muy despacio, tan lentamente que fuese el dolor lo que la matase y no la sangre derramada. Después le ordené que se suicidara de la misma forma. Es una pena que no estuviese allí para ver la mirada de terror en sus rostros, ni para escuchar sus súplicas, ni para verlos humillados. ¡Te hubieras divertido! Yo lo hice. Aunque claro, no podía llevarte. El Señor Oscuro nos ordenó a mi y a Bellatrix que lo hiciéramos y que podíamos tardar tanto tiempo como quisiéramos.

Lavender lo miró. Haciendo un gran esfuerzo por contener la mirada dolida y el grito de rabia que amenazaba por salir. Reprimió con fuerza sus lágrimas y fingió ser neutral ante la noticia.

¡Maldito desgraciado! ¿Cómo se atrevía a meter a sus padres en esto? Se lo iba a pagar. Si antes era personal, ahora lo era el doble.

De todas formas, iba a ir a Azkaban por haber sido cómplice en el asesinato de Lavender Brown, ayudar a los mortífagos más sanguinarios a rescatar a sus compañeros de la prisión; por quebrantar un montón de normas.

Lo tenía asumido, de la cárcel no se iba a librar. Pero iría por una razón mucho mayor...iba a destrozar, desmoronar, hundir y matar a Ronald Weasley. Su mentalidad, su físico, su personalidad y el papel que se había creado en la sociedad.

Probablemente el castigo para esto era el beso del dementor, pero a ella no le importaba. Ese pelirrojo tenía las horas contadas. Aunque tuviese que llevarse por delante al Ministro de Magia, las Leyes y todo el Ministerio, aunque tuviese que enfrentarse a todos los obstáculos que el mundo mágico la pondría, ahora no tenía ningún motivo para detenerse. Si no luchaba por ella misma, nadie lo haría.

- De todas formas, esa familia tenía las horas contadas.-dijo Ronald.-El mensaje que dejamos escrito en la pared con la sangre de las víctimas, iba dirigido a Dumbledore, ya que tenía dudas entre matarles o borrarles la memoria. Sólo le hicimos el favor de decidir por nosotros.

¿Dumbledore? ¿Ahora también estaba involucrado el director? No importaba, de todas formas, ya se lo esperaba. Él también pagaría.

Por otra parte, en la sala Común de Slytherin, Pansy, Blaise, Draco y Theodore también leían el periódico.

- Hermione debe de estar deshecha.-comentó Blaise.

- No me extrañaría.-dijo Luna. Los demás Slytherins se sobresaltaron.

- ¿Luna?-preguntó Theodore.-¿Qué haces vestida con el uniforme de Slytherin?

Luna, incapaz de sostenerles la mirada, bajó el rostro. Blaise se situó a su lado y la alzó la cabeza.

- Weasley.-fue todo lo que pronunció Zabini. Pansy se acercó a la rubia y la abrazó con fuerza. Los demás no tardaron en imitarla.

- Me alegra que estés aquí.-comentó Draco. Luna sonrió.

En la mansión Crouch, ya habían comenzado con los preparativos de las pociones desde que Theodore y Hermione se marcharon. No eran demasiado difíciles, pero tenían que asegurarse de que quedarían bien. Aún no sabían cual era el plan de Hermione, pero, aunque no confiaran plenamente en ella, sabían que los necesitaba tanto como ellos la necesitaban a ella. Por lo que no podía engañarles ni entregarles a los dementores ¿no? Aunque estarían listos por si acaso ella quería jugarles una mala pasada.

La situación se volvió algo tensa cuando la lechuza trajo su ejemplar del Profeta. Al leer el periódico, se miraron mutuamente. Ellos no habían sido informados de esa misión. ¿Acaso el Señor Oscuro empezaba a sospechar de ellos?

Pero de momento, eso no debía importarles. El Señor Oscuro no había dado muestras de vigilarles más de la cuenta, sabían por experiencia, que tenían que vigilar sus espaldas aún más de lo que lo hacían.

Ahora el problema era como proporcionarle a Granger un día libre, lejos de Weasley. ¿Y cuándo? De momento no podían, no hasta la próxima semana. Con el brutal asesinato de los padres de Granger, ella debía estar dolida. No deberían hacerlo, más que nada porque no les importaba en lo más mínimo, no por nada ellos eran sangres puras y ella una vulgar y simple sangre sucia, pero le concederían una semana de duelo. Porque la necesitaban concentrada.

- Bellatrix.-murmuró Rodolphus.-Necesitamos que Bellatrix entretenga a Weasley.-puso una cara de asco y los demás lo imitaron. Barty chasqueó la lengua.

- ¿Y cómo piensas conseguir que nos ayude, hermano?-preguntó Rabastan.

- Con un Imperius.-respondió Rodolphus.-Es la única manera.

- ¿Y quién será el idiota que lo haga?-preguntó Walden.

- Yo mismo.-dijo Antonin.-Tengo cuentas pendientes con esa zorra.

Destinado O Considencia??Donde viven las historias. Descúbrelo ahora