CAPITULO 08

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Blaise veía como la señora Pomfrey examinaba a Hermione. Él ayudaba a la castaña a mantenerse en pie, aún no podía olvidarse de la aterrorizada cara de la muchacha cuando la encontró, todavía tenía ese terror y dolor en sus ojos que le helaba la sangre. Se veía tan frágil, tan perdida...como si ya no tuviera fuerzas para continuar, para seguir adelante, y eso era tan impropio de ella, la fuerte y valiente Gryffindor...
¿Cómo podía ser qué una muchacha tan alegre y vivaz como era la castaña, se convirtiera en tristeza y desolación de la noche a la mañana? ¿Qué había sido lo que la había atormentado de esa manera? Lo daría todo por verla sonreir de nuevo..."¡Espera un momento!" se regañó mentalmente. ¿Se puede saber en qué diablos estaba pensando?

- Eso es todo, señor Zabini.-dijo Madame Pomfrey interrumpiendo sus pensamientos.-Puede retirarse.

Blaise se dispuso a irse a su Sala Común, cuando una voz lo detuvo antes de que llegase a la puerta.

- ¡Blaise, espera!

- ¿Sí, Granger?

- Gracias por traerme hasta aquí.

- No es nada, Granger. No me gusta ver a las damiselas en apuros.-dijo, provocando una leve sonrisa en la chica.-Hasta la vista, Granger.

Hermione le vió irse. Había visto a Blaise Zabini, como para no fijarse, él, junto a Theodore Nott, eran los mejores amigos de Malfoy. Lo cierto era que Blaise, era todo un casanova. Le reconfortaba saber que había sido él el que la había encontrado. ¡Maldito Ronald! ¿Cómo pudo haberla echo eso? Ella lo amó con locura, aunque no podía imaginarse cuan equivocada estaba al entregar sus sentimientos a ese hombre. ¡Y pensar que creía que lo conocía! ¡Creía que eran amigos! Pero al parecer las apariencias engañan.

- Señorita Granger, tiene que decirme, quien la ha violado.-dijo Madame Pomfrey interrumpiendo los pensamientos de la castaña.-Esto no puede quedar impune, hay que hacer justicia. Dígame ¿fue el señor Zabini?

- No, él sólo me ayudó.

- Hermione, tienes que decírmelo, si queda impune, puede volver a hacerlo.-dijo la señora Pomfrey cogiendo una de las manos de Hermione, intentando reconfortarla.

- Estaré bien, no se preocupe. ¿Puedo volver a mi dormitorio?

Hermione se frotó nerviosamente las manos y madame Pomfrey estaba dudando ¿y si la volvían a violar?

- Está bien, puedes irte, pero no quiero que vayas sola, asíque voy a ir a buscar a un prefecto para que la acompañe. Quédate aquí.

Madame Pomfrey se alejó, pero antes de salir, murmuró algo como "obstinados Gryffindors". Hermione asintió ante ese comentario, era cierto, ella era demasiado obstinada en algunas ocasiones. Con un suspiro, se frotó los ojos, aún le costaba asimilar la idea de que uno de sus mejores amigos la había violado. Ahora lo único que quería era una buena ducha, se sentía sucia, se daba asco de sí misma, se reprochaba todo el rato el no haberlo previsto, el no haberlo evitado. Ella era la bruja más inteligente de Hogwarts ¡Por Merlín! ¿Cómo diablos quería enfrentarse a un puñado de mortífagos si no sabía evitar una violación?

Miró con asco y dolor el moratón que tenía en su muñeca. Sus lágrimas amenazaban con salir, pero no podía, no debía flaquear, nunca lo había echo, y no lo haría. "¡Jamás!" Se prometió a sí misma, deslizó una de sus manos a su cuello, una lágrima se deslizó por su ahora, triste rostro, mientras rememoraba como la había mordido.

Madame Pomfrey había conseguido curar algunas magulladuras, pero había otras que no, y una de esas era el dolor, los sucesos que recordaría de por vida...
Se miró en unos espejos, llevaba puesto una de la bata del hospital, porque, aunque su destrozado uniforme se podía arreglar con un simple "reparo", le había pedido a madame Pomfrey que lo tirara a la basura. Le recordaba demasiado a...

Unos momentos más tarde, madame Pomfrey volvió con un prefecto, quien no era otro que Draco Malfoy. Él rodó los ojos cuando vió a Granger, ¿pero porqué no se sorprendía? Si ella y sus amigos siempre se metían en algún lío. Cuando madame Pomfrey le dijo que una estudiante debía ser acompañada urgentemente a su habitación, a la última persona que hubiese esperado ver sería a Granger.

La observó por unos momentos y se sorprendió ¿pero qué diantres la había pasado? Granger tenía moratones en las muñecas y en sus piernas, y un gran hematoma en su rostro.

- Señor Malfoy, lleve a la señorita Granger a su habitación.

- ¿No vas a vestirte, Granger?-preguntó Draco fijándose en la indumentaria de la castaña.

- Por desgracia, la señorita Granger no tiene otra ropa. Ahora, llévala a su dormitorio, ella necesita descansar.

Hermione miró tímidamente a Draco, y él se sorprendió al ver que los ojos de la castaña estaban rojos e hinchados, señal de que había estado llorando, su mirada era triste, vacía y desolada. ¿Qué la habría ocurrido?

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Mientras tanto, en la Sala de los Menesteres, Ron pensaba en lo sucedido minutos antes con su ex-novia. ¿Pero qué había echo? La culpa era de ella, eso no lo dudaba. Era ella la que no quería una relación normal con él, alegando que no estaba preparada, era su culpa por ser tan mojigata, por creerse la mejor, por ser la inteligente restregándole todo el rato que ella era mejor, por sacar mejores notas, por darle sermones y discutir con él ¿es qué no se podía callar en vez de reprocharle todo en la cara? Y luego se la encontraba charlando animadamente con un Slytherin, ¡por Merlín! ¿Con cuántos le iba a engañar? Era una auténtica zorra, una traidora, ¿con cuántos Slytherins se habrá acostado?

Miró a Lavender que dormía tranquilamente a su lado, después de una salvaje noche, con uno de sus dedos, dibujó pequeñas figuras en la piel de la chica. Ella era todo lo contrario a Hermione, nunca discutían, ni le restregaba nada, todo era pasión, besos, caricias, lujuria...y tenía experiencia. Ella era la mujer perfecta, su chica ideal.

Hoy le había dado una buena lección a Hermione, le había demostrado quien mandaba, le había enseñado que él era el hombre y ella la mujer, él dominaba mientras ella acataba todo y sin chistar. ¿Pero porqué conformarse con una sola vez? Seguro que ella estaba asustada, ¡Oh, sí! Había visto el miedo en sus ojos. Pero estaba decidido a castigarla, a humillarla, a hundirla y a hacer que su vida fuese un auténtico infierno. Como se la encontrara sola, no dudaría en repetir lo de esta noche.

Pero primero debía aislarla, debía poner a todos de su parte para que nadie corriese en su ayuda.

Esbozó una leve sonrisa, Hermione acabaría suicidándose o hundida hasta quedarse en la ruina, en la miseria...

"Hermione Granger, estás acabada, zorra."

Destinado O Considencia??Donde viven las historias. Descúbrelo ahora