CAPÍTULO 45

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Era la hora. Debía hacerlo. Si por él fuera, nunca cumpliría la orden que se le había dado hace tan solo unos momentos. Pero Weasley era exigente y por eso debía realizar el trabajo lo más pronto posible.

En una noche sin luna, con las estrellas ocultadas. Escurridizo cual ladrón, poco a poco y con sumo cuidado salió del Bosque Prohibido y bajo la apariencia de un estudiante más, se dirigió hacia Hogwarts. Castillo donde encontraría a su víctima. El ambiente le favorecía. Todo estaba a su favor. Nadie sabría nunca que había sido él el culpable del asesinato de las que ahora, era el enemigo público de Harry Potter.

Barty Crouch Jr. Así se llamaba el mortífago que en las próximas 24 horas debía acabar con la vida de Hermione Granger.

Pero antes de encontrarse con la muchacha, debía hacer una visita a un viejo amigo. Y sabía a la perfección donde encontrarlo: las Mazmorras.

En el interior del castillo, mientras esto sucedía, la fiesta continuaba. Los estudiantes se divertían en el Gran Comedor, riendo, bailando y felices, sin preocupaciones.

Pero no todos se encontraban en festejando. Severus Snape estaba reunido en su despacho con Theodore Nott. ¿La razón? Muy simple. Debían encontrar la manera de proteger y guiar a Hermione.

Protegerla de aquellos que querían hacerla daño.

Y guiarla puesto que se estaba enfrentando con la mismísima sociedad mágica.

- Asique propones que nos unamos a los mortífagos rebeldes.-dijo Severus.

- Estoy totalmente convencido.-dijo Theodore.-Deberíamos ser capaces de convencerles de que unirse a nuestra causa ayudará a que Weasley baje del poder.

- ¿Y qué hacemos con El Señor Tenebroso?-preguntó Snape.-Porque si bien es cierto de que ellos quieren destronar a Weasley, es bastante diferente su situación con el Imnombrable.

- ¡Pero es lo único que se me ocurre!-dijo el joven Nott.-La caída del Señor Tenebroso es inevitable. Sea por Potter, por Hermione o por otras determinadas circunstancias, será derrotado. Tanto si es con la ayuda de los mortífagos como si no lo es. Aquí el problema es que Ronald Weasley está atemorizando a la población femenina con su violencia y sus violaciones y ya ves lo que le hizo a Hermione...estoy totalmente seguro de que Hermione puede enfrentarse al Imnombrable ella solita, pero para hacerlo, necesitamos ocuparnos de Weasley puesto que el efecto psicológico que puede causar en ella es mucho mayor que el del Lord Oscuro.

- Desde ese punto de vista, tienes razón.-dijo Severus.-¿Pero Antonin Dolohov, Rodolphus Lestrange, Barty Crouch Jr, Rabastan Lestrange y Augustus Rookwood querrán ayudar a...bueno a...una hija de muggles? ¿No te parece un poco subrealista la situación?

- Te aseguro, querido amigo, de que querrán ayudarla.-dijo una voz totalmente desconocida. Severus y Theodore miraron hacia la puerta de las mazmorras, donde un chico, de no más 17 años y totalmente desconocido para ellos estaba sustribado contra la pared.-Sobre todo, por que la situación ya es desesperante para nosotros.

- ¿Puedo ayudarle, joven?-preguntó Snape con indiferencia.-¿A qué casa pertenece?

- En mis tiempos, pertenecía a Ravenclaw.-respondió el muchacho.-Pero ahora no pertenezco a ninguna. Aunque si quieres, puedes considerarme un Slytherin.

- Eso no es posible.-dijo Theodore.-No puedes estar en Slytherin porque no te he visto en mi vida.

- Sólo esperad unos minutos, a que pase el efecto de la poción.-respondió el muchacho.-Pero mientras tanto, he de hablar con Hermione Granger. Tengo algo muy importante que decirla y que proponerla. Es de suma importancia.

- La haré llamar ahora.-dijo Snape.-Aunque si tanta prisa tenías podías haber ido directamente hacia ella, en lugar de molestar e interrumpirnos.

Ronald Weasley, pese a todo, estaba teniendo una de las mejores noches de su vida. Con la orden que había dado hace tan sólo unos instantes, sabía que dentro de poco, Hermione Granger estaría muerta.

¿Hasta dónde estarías dispuesta a llegar?

Esa pregunta, es la que se hacía Hermione constantemente. ¿Hasta dónde estarías dispuesta a llegar? Si tu vida, dependiera de un hilo. ¿Te asociarías con mortífagos? Theodore mencionó que se estaban rebelando. ¿Entonces qué harías? ¿Quedarte de brazos cruzados mientras Weasley hace el próximo movimiento? ¿O contraatacarías?

Hermione Granger no tenía nada en claro. Todo el mundo la quería muerta. Todo el mundo quería hacerla daño. ¿Pero porqué? Ella no había hecho nada malo. Siempre había respetado las leyes por muy inconformista que fuese.

Señorita Granger.

La espero en mi despacho inmediatamente. Si no está en mi despacho en los próximos 5 minutos, puede asegurarse de que tendrá un castigo memorable.

Atte.

Severus Snape.

Hace apenas un rato que recibió esa carta. Ahora corría rumbo al despacho de su profesor. Tenía curiosidad. Acababa de verlo hacía apenas unas horas antes y no sabía lo que podía ser tan urgente como para sacarla de la agradable conversación que estaba teniendo con sus amigos.

Al fin llegó, tocó la puerta y cuando se escuchó un "adelante" procedente del interior de la sala, se introdujo dentro y cerró la puerta tras de sí.

- ¿Me mandó llamar, profesor Snape?-preguntó la castaña.

- Buenas noches, señorita Granger.-dijo una voz que ella recordaba a la perfección, pero que no se trataba de su profesor de pociones.-La estábamos esperando. Porfavor, tome asiento. Esta va a ser una conversación muy larga y tengo algo que proponerla. Si no acepta, voy a tener que matarla.

Frente a ella, como si de una horrible pesadilla se tratase. Barty Crouch Jr, varita en mano, apuntaba directamente a su cuello, mientras un brillo de locura se reflejaba en sus ojos. Hermione le mantuvo la mirada con indiferencia y rebeldía.

Al lado de Barty, Severus Snape sonreía con malicia mientras se colocaba al lado derecho del mortífago. Theodore miraba por la ventana, como si la situación no le importase en absoluto o como si ya supiese lo que ocurriría.

Hermione no sabía lo que estaba pasando, pero tenía clara una cosa: esta vez no huiría. Ya no se escondería. Ya no más. Era hora de enfrentar, hora de volver a ser ella misma. Y esta vez, sería ella quien saldría victoriosa.

¿Pero qué significaba todo aquello? Lo siguiente que supo, es que Barty la había empotrado contra la pared mientras su varita recorría la curvatura de su cuello.

Destinado O Considencia??Donde viven las historias. Descúbrelo ahora