10. Lo que la razón no se atreve a ver

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Narra Julia:

Estaba entrando en mi casa cuando escuché un bip en mi móvil. Un mensaje de Rafa.
-Hoy no puedo quedar para hacer el proyecto. Sorry. Nos vemos mañana.
-Bien, hoy podré ir a la biblioteca.- Pensé.

Empecé a trabajar como voluntaria en la biblioteca, cuando empezó el curso. Diego me dijo que necesitaba ayuda por las tardes para organizar todos los libros cuando los alumnos se iban. Al principio solo acepté para no estar en casa sola. La soledad solo me hacía recordar el viaje, necesitaba distraerme. Después de pasar tantas tardes con Diego, cogí mucha confianza con él a pesar de ser mi profesor. Fue mi psicólogo, y me ayudó a pasar página. Se convirtió en mi amigo, en mi mejor amigo. Él ocupó el vacío que había dejado Rafa en mi corazón.

-Buenas tardes, compañero.- Dije entrando en la zona de empleados de la biblioteca.
-No son tan buenas. - Dijo señalándome las altas pilas de libros que había sobre el escritorio.
-¿Libros nuevos?
-Si, los trajeron ayer, ya he colocado algunos pero... Hay demasiados.
-Pues manos a la obra...
Primero clasificamos todos los libros por género y luego los ordenamos alfabéticamente, para colocarlos más rápido en las estanterías.
-Pásame Bajo la misma estrella y Buenos días princesa. - Me dijo Diego desde lo alto de la escalera, mientras acababa de colocar los títulos que empezaban por A.
-Esto del trabajo en cadena es muy efectivo.
-Si, pero necesitamos turnos.
-Esta bien, me toca a mí colocar los libros ahora... Pero si me caigo, cargarás con las consecuencias.- Le dije con una mirada fulminante.
-No dejaré que te caigas.- Dijo sonriendo.
-Cazadores de sombras y crescendo.
-Y... ¿Cómo va el proyecto final?- Me preguntó mientras me pasaba los libros.
-Bien.
-¿Cómo están las cosas con Rafa?
-Bien, también.
-¿Y cómo estás tú?
-Bien.
-¿Y porque cuando he mencionado a Rafa se te ha apagado la sonrisa?
-Ayer hablé con el.- Dije después de pensármelo más de dos veces.- Y me dijo, que solo quería ser mi amigo. Y que me echaba de menos.
-¿Y tú quieres ser solo su amiga?
-Si, jamás quise ser más que amiga suya. Pero prefería ser su novia antes que perder su amistad.
-¿Entonces? Si todo está aclarado, ¿Por qué no sonríes?
-Porque no estoy segura
-¿De lo que sientes por el?
-De nada.
-Quizás te parezca muy típico esto que te voy a decir... Pero... Lo único que tienes que hacer es seguir a tu corazón. Guiarte por tus impulsos, y por lo que tu cuerpo te pide. No dejes que la razón, o el resentimiento te impida ver las cosas con claridad, que no te impida ver lo que realmente quieres, que no te impida ver lo que realmente necesitas.

Estaba nerviosa, muy nerviosa. ¿Por qué estaba tan nerviosa? De hecho siempre que hablaba con Diego me ponía nerviosa. Pero nunca como hoy. ¿Y si tenía razón? ¿Y si estaba cegada a mis sentimientos? Me puse más nerviosa todavía. Aunque no pude distinguir qué tipo de nervios sentía. ¿Mariposas en el estomago?¿Ganas de vomitar?¿Desmayo inminente?
No sabía qué responderle, empecé a sudar más de lo normal, y noté como me ruborizaba, intenté bajar un peldaño, pero puse el pie donde no debía, me resbalé, y me caí. Vi como Diego corrió hacia mí e intentó agarrarme mientras volaba por los aires. Pero al parecer, peso más de lo que esperaba y acabamos los dos en el suelo.
-¿Querías rescatarme como el héroe cliché de las películas?- Dije riendo.
-Dije que no iba a dejarte caer.- Dijo riendo él también.
-¿Estás bien?
-Siento todas las partes del cuerpo, supongo que eso es buena señal.
Sentí su aliento fresco en la cara. Yo estaba encima de él, y él, claramente debajo de mi. Nuestras caras estaban separadas por pocos centímetros. Desde tan cerca pude observar sus ojos, eran verdes,  aunque a más distancia parecían marrones. Sus labios eran perfectos, carnosos y redondos . ¿Por qué tenía tantas ganas de besarlo?
Era tan guapo, tenía una peca en la frente, tenía forma de corazón. Unas arruguitas rodeaban sus ojos. Entonces me di cuenta de lo que estaba pensando, el tenía como unos 10 años más que yo. ¡Y era mi profesor! No podía pensar eso.
No me acordaba de que me acababa de decir a sí que simplemente sonreí.
Él sonrió.
Levantó su mano, y me puso unos pelos rebeldes que tenía sobre la cara detrás de la oreja, posando su mano sobre mi mejilla. ¿Por qué tenía unas manos tan suaves? Así era imposible no perder la razón. Estaba perdiendo la razón. Él me dijo que la perdiera, no estaba haciendo nada malo, ¿verdad? Diego me dijo que siguiera mi corazón. Y mi corazón no se podía resistir a esos labios. Como buena alumna, obedecí a mi profesor, y me dejé llevar por mis impulsos. Me acerqué más todavía, nuestros labios estaban rozándose y sentí una electricidad que solo una persona me había hecho sentir hasta ahora, Ángel. Al recordarle, dudé por un segundo si de verdad quería hacerlo. Quería hacerlo, deseaba hacerlo. Y lo hice. Besé a Diego. Y él me besó a mi.

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⏰ Última actualización: Aug 15, 2016 ⏰

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