Capítulo - 30 (maraton 4/6)

1.7K 93 0
                                    




Él enciende las luces, observo su rostro aún con una tormenta emanando de mis ojos, su mandíbula completamente tensa me estremece, pero su mirada perdida me desconcierta, sus fracciones no conectan.

Sin embargo, estoy tan embriagada en el miedo que me causa su cercanía que incluso los latidos acelerados de mi corazón me ensordecen poniendo todos mis sentidos en alerta.

Soy un toque de queda encendido en el momento equivocado.

Sus manos se clavan en mi cintura y su rostro se acerca amenazante a mi cuello, estoy delirando, encerrada entre la pared y su cuerpo que enciende el mío. Me vuelvo temperamental, sabiendo perfectamente que es incorrecto y que me va a doler aun cuando sé que durante el trayecto me llena de satisfacción.

No sé si seré capaz de soportarlo, sus manos en mi cintura y sus labios en mi cuello eclipsan todo el dolor, lo convierte en mi bienestar.

Justin besa la cuerva de mi cuello, y arrastra las manos a mis caderas acercándome a él. No tengo ni la menor idea de cómo responder, mis instintos lógicos luchan por ganar la batalla con mis emociones, mi corazón maldice a mi cerebro y las corrientes eléctricas casi pueden cubrirme en un aura magnético.

¿Por qué tenía todo el control sobre mí?
Lo odiaba tanto, había prometido deshacerme de todos estos sentimientos que le pertenecían, estaba dispuesta a arrancarlos de la forma más dolorosa pero eficiente y sin embargo, nada de eso se llevo a cabo.

Estaba perdiendo toda mi fortaleza, toda mi poca voluntad.

-Di que me odias una vez más. Di que no me quieres cerca- Susurró en mi oído.

Su aliento recorrió mi cuello, sentí un cosquilleo excitante. Pase saliva con nerviosismo, la situación estaba saliéndose de mis manos.

Él continuo besándome el cuello, estaba a punto de llegar a un camino sin retorno y eso no era una buena señal.

-Justin, no hagas esto. Por favor- Coloco mis manos en su pecho, intentando alejarlo, mis movimientos dudan entre ejercer fuerza para alejarlo o simplemente ignorar las órdenes de mi cerebro.
Justin sonríe, no sé si es arrogancia o me he metido en un problema. Siento una de sus manos apretar fuertemente mi cadera, sus ojos comienzan a oscurecer y los recuerdos invaden mi mente.

Recuerdo haberlo visto de esta forma antes, completamente molesto, apretando mi muñeca y escuchando mis huesos romperse ante la presión, era algo completamente similar. Su temperatura corporal incremento y mi piel comenzó a arder.
Suelto un chillido de dolor y Justin se detiene. Me observa fijamente, expectante de mi reacción.

-¿Te duele?- Pregunta, su voz penetra mis oídos y por instinto quiero alejarme, dejar de verlo.
No respondo y él vuelve a apretar la zona adolorida, me quejo con fuerza y él permanece con una sonrisa arrogante que me quiebra.

Su aliento choca en mi rostro y siento cierta frescura en mis mejillas, me doy cuenta en ese momento que estoy llorando. Mi dignidad ha desaparecido, está siendo pisoteada y escupida por millones de colones de Justin.

Eso era yo, una completa humillación.
Justin se acerca nuevamente a mi oído y susurra:

-Escucha muy bien lo que te voy a decir- Su voz arrastra cada palabra con advertencia- Te mantendrás alejada de mi, tanto dentro como fuera de esta maldita institución. No me verás, ni hablaras. Recuerda... no me conoces y no quieres conocerme- Hace una pausa, todo lo que dice me golpea fuertemente en el pecho, como siempre- Quiero estar fuera de tu vida, para mí tú y yo nunca nos conocimos y por lo tanto, para ti también- Enfatiza.
Justin se aleja de mí, mi cadera derecha comienza a doler más que antes. Lo observo fulminante, probablemente con los ojos más rojos que la sangre que drena aceleradamente mi cuerpo.

Él camina hacia la puerta y toma la perilla, pero justo antes de salir habla:

-Oh... cierto, casi lo olvido. Quiero a todos tus amigos fuera de este tema, si alguna de tus perras vuelve a acercarse a mí y armar una escena...- Se detiene y sonríe sin humor- La mataré antes de que termine la primera palabra- Amenazó antes de salir del lugar.

Rompo en llanto nuevamente, aún no logro entender porque ha sido su cambio, estoy tan afectada y a pesar de que no quiero estarlo, no encuentro la forma de salir de esto.

Quiero desaparecer de la faz de la tierra para siempre, dejar todo este dolor en un segundo plano.
Me levanto con la poca fuerza que me queda, sollozando a moco tendido. Salgo del lugar, el pasillo es solitario y de verdad estoy más que agradecida porque en ese sentido el destino se hubiese compadecido de mí y no quedar aún más humillada frente a toda la institución.

Camino lentamente, ahogando cada sollozo que produce mi cuerpo, no entraría a las clases restantes, definitivamente no en este estado.

Me siento como una chica traumatizada, delirando en un dolor que me ahoga en cada respiración. Cuando llego a la puerta de salida, los gritos de Dalí me detienen. Doy un freno rápido, aún indecisa entre sí girar o no.

-_____ ¿Estás bien?- Coloca una de sus delgadas manos en mi hombro, bajo la cabeza y me quedo callada- ¿Qué te ha hecho?- Pregunta alarmada, pero sin perder la calma.

Alejo su mano de mi hombro, sé que ella está preocupada por mí y que probablemente mis acciones no son las adecuadas, pero mi cerebro no piensa coherentemente y mis sentidos están en otra dimensión, fuera de toda mi razón.

-Dalí, aléjate de mí- Susurró salgo del lugar, sus pasos me siguen el rastro y me toma del brazo, haciendo que de la vuelta y la enfrente.

-¿Qué sucede? ¿Qué te dijo? ¿Te golpeo? ¿Te lastimo? ¡Di algo, ____!- Dispara preguntas rápidamente mientras su mirada inspecciona mi cuerpo dolorido.

-Déjame en paz, no quiero hablar contigo ni con nadie. Quiero estar sola- Mi voz es serena pero firme, intentando que entienda que no es necesario todo esto.

Sus ojos se abren y ahoga un sollozo, probablemente no me había dado cuenta de que mis palabras la habían lastimado más de lo que hubiese querido.
Sin embargo, a una parte solitaria y egoísta de mí no le importa.

-Nena, juro que si él te ha tocado, voy a...- Gruño y la detengo antes de que termine.

-Por tu bien y por el mío, más te vale que te mantengas alejada de él y de mí- Ordeno.
Su rostro es de sorpresa y sus ojos se humedecen, me parte el alma verla en ese estado, más aún cuando hemos sido amigas por mucho tiempo y ella no ha hecho nada más que preocuparse por mí. Pero esto era por el bienestar mutuo...

Inhumano (Justin Bieber y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora