Capítulo - 36

1.7K 100 9
                                    



"Monstruo, ¿Cómo debería sentirme? Aquí hay criaturas, mirando a través de la ventana"

Las lágrimas caen por mi rostro, siendo incontrolables. Mi vista se vuelve borrosa y no puedo pensar en otra cosa que no sea Dalí. Parece egoísta, parece masoquista, parece malditamente desconsiderado que justo ahora la escena recorra mi mente, una escena que ha marcado de por vida a una chica de próximamente diecinueve años, me siento asqueada y completamente culpable.

El solo pensamiento del sufrimiento por el que ha tenido que pasar Dalí me está quemando el cuerpo entero, casi causándome su propio dolor, a pesar de que sé a la perfección que lo que ha sufrido mi mejor amiga, comparado con el dolor de la culpabilidad que siento ahora... realmente no es nada.

Observo el cielo obscureciendo a causa de las nubes que prometen una gran tormenta. Mis sentidos están dispersos, incapaces de encontrar su lugar y poder mantener toda la situación bajo control, parece que han pasado años, en los cuales recaigo justo ahora. Me siento exhausta, cansada de todo lo que está sucediendo en mi vida.

Una parte de mi mantiene su argumento de que probablemente Cara solo ha mentido para hacerme sentir mal, para descargar todo su coraje, sin embargo... ¿Por qué habría de mentir con algo tan catastrófico como una violación? Era evidente que no utilizaría a Dalí para crear un dolor como este, sabía de cuan loca y retorcida podría llegar a ser la rubia, pero no la creía capaz de mentir con a tal grado.

Y por lo tanto, nada de esto me hacía sentir mejor.
Un relámpago es acompañado del sonido ensordecedor de un trueno y casi como un parpadeo, las gotas gigantescas de lluvia están mojando mi cuerpo. Parece una ventaja el tener que caminar mientras llueve, porque así es menos evidente mi llanto.

Se me parte el alma en todo el camino, tengo los sentimientos a flor de piel y me lleno cada vez más de culpabilidad.

¿Existe una razón por la que Dalí no hubiese pasado por esa desgracia si yo no hubiese terminado con nuestra amistad? ¿Cuáles eran las posibilidades?
Yo no podía predicar el futuro, ni el mío, ni mucho menos el de otra persona, pero evidentemente, cabía la posibilidad de que si yo no hubiese alejado de esa forma tan cruel y vil a Dalí, probablemente ella no habría tenido que alejarse de su hogar por un par de días e incluso, ella seguiría siendo la chica feliz, esa joven con la que he compartido la mayor parte de mi miserable vida.

Y si, evidentemente, ella no habría pasado por aquella depresión que la obligo a salir de su casa y posteriormente haber sido violada de la forma más inhumana y dolorosa.

Los pensamientos invaden mi mente, mis manos tiemblan y los sollozos se vuelven incontenibles, mi cabello empapado ya no es un obstáculo que cubra mi rostro de las miradas ajenas, es inevitable, pero resulta que no puede importarme menos.

Me ahogo en cada respiración, el suelo parece llevarme hacia abajo, en un punto en el que estoy casi tocando el infierno en vida y sé que probablemente en la muerte ya estaré acostumbrada a esta clase de sufrimiento, tal vez, incluso el dolor llegue a ser mi bienestar.

Todas mis pesadillas se han vuelto realidad y los sueños son como pequeños reflectores, imágenes cortas como los flashes, recordándome lo que alguna vez fue sentirse viva.

Mi paso es detenido, un dolor invade mi cabeza y me descoloco, sintiéndome mareada.
Su mirada miel tarda en volverse una sola después de haberle dado tantas vueltas a todo mi panorama borroso. Mis ojos arden y su rostro duro e imperturbable parece considerablemente preocupado.

-____- Titubea, me siento sumamente desconcertada y mi fulminante y húmeda mirada parece no molestarle- ¿Te-te encuentras bien?-Pregunta y su mirada busca respuestas en la mía.

Había olvidado cuando fue la última vez que se preocupo por mí, francamente no recordaba cuando había cambiado tanto su actitud aunque en realidad nunca supe la razón tampoco, pero en estos momentos. Muy en el fondo quería creer que no me importaba, pero fue mucho más difícil cuando observe su mirada miel observar mi vientre, no sabía que significaba ese cambio en su mirada y no quería saberlo, porque no estaba en condiciones.

Y justamente, en ese preciso momento, recuerdo cual es la razón de mi llanto, recuerdo la perdida de mis mejores amigos, recuerdo mi soledad en la escuela y lo miserable que ha resultado ser mi vida últimamente, recuerdo la violación de Dalí y la forma acabada con en la que se encuentra ahora, en una cama de hospital.

Y en cada una de ellas, está relacionado Justin.
Mi mente se llena de sucesos de él, en donde esta gritándome, en donde ha sido capaz de levantarme la mano, momentos dolorosos en los que me ha humillado, todas esas imágenes desde donde empezó a arruinar mi vida en todos los ámbitos que tuvo a su alcance y en cada oportunidad que tuvo.

Y lo odie más que antes, lo odie más porque sabía que por él me había alejado de todos mis seres queridos, lo odie por hacer me mi vida un total infierno, lo odie por ser un maldito cobarde que alguna vez ame y que ahora me arrepentía por ello.
-¡¿Y a ti que mierda te importa?!- Estallo, las lágrimas salen como cascadas por mis ojos, aún cuando creí que no podía llorar más.

Pero él no respondió, bajo la cabeza y la lluvia hacia del momento más melancólico aún. La lluvia hacía que su cabello callera sobre su frente, sus labios tomaron un color rojo y las gotas de agua recorrían su piel dorada.

Y probablemente la falta de defensa de su parte me hizo enfurecer aún más. Me acerque a él rápidamente y estampe mis puños con fuerza sobre su cuerpo, descargando toda mi ira, todo mi coraje contra él.

-¡Te odio!- Le grité aún sin dejar de golpearlo. Mis palabras eran fuertes pero las lagrimas parecían no darle mucho favor a mis acciones- ¡Todo lo que me ha pasado es por tu maldita culpa!-

Y sin embargo, él no hizo nada para detener mis golpes, se quedo quieto y sabía que mi fuerza, comparada con la de él era una completa humillación, pero no me importaba, quería desquitarme, desahogarme, alejar todo el dolor, todo el sufrimiento que he cargado los últimos meses.
Y cuando las fuerzas se me acaban, estoy a punto de caer sobre mis rodillas, pero no lo hago... sus brazos fuertes me rodean, y me juntan a su cuerpo, me siento tan débil, tan vulnerable que no me niego, porque es lo que más necesito ahora, sin importar quién sea el que lo haga. Y lloro en su pecho, descargándome, dejándome llevar por el dolor que me causa el momento.

La lluvia no ha cesado y el sonido que causan las gotas al impactar sobre el suelo es el único sonido.
Siento el dolor siendo aliviado y la tranquilidad que creí haber perdido estaba de vuelta. Lo seguía amando, pero de algún modo u otro lo deseaba muerto. Las palabras quedan fuera, disfruto de la sensación que su cercanía impone, soy incapaz de alejarme del bienestar que me otorga su abrazo y a pesar de que en el fondo odio sus cambios, siento que probablemente esta sea la última vez que lo tenga cerca.

El momento parece una despedida indirecta, era como un adiós involuntario, de esos que te decían que estaba a punto de perder lo que nunca llegaste a tener realmente, sentía esa forma en la que me quitaban un pedacito de mi corazón hecho cenizas, ese órgano que se encontraba pulverizado.

Probablemente esto era el adiós, porque sabía que después de esto, al día siguiente mi postura sería más rígida y fría hacia esta clase de demostraciones, hacia esta clase de efecto que tenía sobre mí aún cuando me ha tratado de la peor manera.

-Desearía no haberte conocido- Le susurro y me aferro a su camiseta negra y justo después de eso se aleja de mí...

Inhumano (Justin Bieber y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora