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Leila despertó con su alarma, cuando logró apagarla solo quiso volver a a su cama y esconderse ahí para siempre, pero no podía. Ahora comenzaba a notar esas pequeñas cosas, nunca había cuestionado lo que pasaba a su alrededor, el toque de queda, la constante vigilancia, incluso el no poder salir de AE-N4; todo le parecía completamente normal, de hecho, la hacían sentir segura.

Se arregló y bajo a preparase algo para desayunar, buscó a Kurt y al no encontrarlo se puso nerviosa, pero no tenía tiempo para cuidar a ese extraño, su vida era bastante problemática en estos momentos. Antes de salir pensó en dejarle una nota por si volvía, pero por su (ahora) constante paranoia decidió que eso podría ser peligroso.

Mientras caminaba a la escuela y por primera vez, se preguntó que haría con su vida, estaba por terminar sus estudios, solo dos días de exámenes y ¿después qué?; justo ahora tendría que estar pensando en sus opciones de vida, en la ceremonia y la asignación de empleos, no quería pensar en una vida sin saber qué le pasó a su hermano, pero en ese momento parecía lo mejor.

El tiempo se le pasó volando, los exámenes estaban borrosos en su memoria, sabía que seguramente los había reprobado todos, no le importaba, igual le iban a dar buenas notas, igual que a todos los hermanos de los reclutados. Había contestado la mayoría del examen al azar por lo que terminó en un tiempo récord, lo cual fue una mala decisión pues la había dejado con demasiado tiempo muerto antes de poder volver a la "seguridad" de su hogar, otra vez se escondió en la biblioteca, hoy se encontraba en uno de los pisos intermedios; no había nada interesante ahí, solo algunos escritorios y cabinas de estudio, había una cada dos pisos; antes solían estar llenos de estudiantes acompañados de un ligero cuchicheo que le daba vida a la biblioteca, pero ahora ya no tenía sentido estudiar aquí, <<solo dos días>>.
Como no tenía nada mejor que hacer antes de poder volver a su casa, Leila se puso a repasar toda la información que había obtenido estos días:
1) Su hermano fue reclutado, pero le dejó una carta con lo que parecían pistas sobre su partida. (Tenía que seguir buscando)
2) Encontró una caja con objetos y documentos antiguos de un soldado (tal vez la había dejado Josh) Y finalmente:
3) Un extraño que dice conocer a su hermano, llega a su casa y le informa sobre un malévolo plan para crear "máquinas de guerra" (extraño pero probable tomando en cuenta lo que vio en el bosque).
Por ahora solo tenía un montón de piezas que pertenecían a un rompecabezas, probablemente, enorme y complicado.
Sonó el timbre, las pruebas habían acabado por hoy, alzó la mirada y observó a los estudiantes salir de los salones, animados se dirigían a sus hogares. Quería correr a su casa y no volver nunca, no quería salir de su cuarto, en estos días, siempre que abandonaba su casa, se topaba con algo extraño, perturbador, o deprimente; camino sin ganas a la salida de la biblioteca para incorporarse a la masa estudiantil, camino a su casa sin prestar atención a su alrededor, ya no le importaba que la miraran o que se notara que estaba triste; intentar hacerse la fuerte no le había traído nada bueno, ¿para qué ocultar sus emociones?.
Al llegar a su casa pudo notar el olor a comida desde la entrada, la panza le gruñó pidiéndole que comiera; entró cautelosa, <<¿habrá venido la señora C.?>>.
Cuando vio a Kurt dándole la espalda mientras cocinaba, se sintió aliviada, en la mesa del comedor, la caja descansaba tal y como la habían dejado la noche anterior. Leila recordó que le había gritado a Kurt, le sorprendía que aún estuviera ahí.
-mmm... Hola...
El chico volteo y la miró alegre.
-Espero te guste la carne con verduras.
Ella asintió, olía muy bien; se acercó a ver lo que había en el sartén. Pequeñas tiras de carne nadaban en una salsa espesa, acompañadas de verduras cocidas.
-huele muy bien, ¿de qué está hecha la salsa?.
Kurt la miró y levantó la cuchara orgulloso.
-es un secreto familiar, no puedo decirte.
Leila no se quejó y se dirigió a la mesa para colocar los cubiertos. Vio que Kurt había estado leyendo las hojas y encontró el pequeño diario, casi se había olvidado de él.
-¿encontraste algo nuevo?.
Pregunto Leila desde el comedor, Kurt entró con el sartén humeante y lo puso en una tabla en medio de la mesa.
-Solo un poco, no pude encontrar el significado de varias cosas en los papeles del soldado, pero - tomó el diario- tuve una lectura interesante en esto. ¿Ya lo habías leído?.
-No, no tuve tiempo
Se excusó ella
-Bueno por suerte para ti a mí me sobra; parece la bitácora común de un soldado, al menos al principio...
- ¿qué quieres decir con "al principio"?.
-comienza poniendo horario de entrenamiento y descanso, pero sin detalles, por casi la mitad del diario.
Kurt hojeó el diario y se lo pasó a Leila.
- aquí es donde se pone interesante.
Señaló la hoja de la izquierda.

"El doctor me pidió que durante esta semana escribiera mis síntomas y cualquier pensamiento que se cruzaran por mi mente, -todo es útil- me dijo."

- estaba bajo algún tratamiento, por eso los registros médicos.
Le pasó los papeles.
-pude notar que la primer sección eran las medicinas que tomaba, pero por alguna razón las dividieron en todos sus componentes, supongo que para mayor exactitud.
-¿qué hay de las cirugías?. - preguntó Leila.
- me agrada que lo preguntes.
De nuevo buscó en el diario.
- aquí, toma - Leila tomó el diario y miró a Kurt.
-llegando al final comenzó o sonar menos frío y rígido, parece que el tratamiento no estaba saliendo como esperaban.

"Todos mis músculos y articulaciones me duelen, los doctores dicen que eso es normal pero no me parece así, tengo miedo de lo que me están inyectando, tal vez dañe mi cuerpo para siempre o muera de algún Cancer gracias a esto, no sé porque sigo haciéndolo. "

Leila le dio vuelta a la página y continuó leyendo mientras Kurt comenzaba a servir la comida.

"Mi psiquiatra dice que es normal tener alucinaciones y lagunas mentales en los primeros días del proceso quirúrgico. El dolor muscular aminoró pero ahora sufro de terribles migrañas, las enfermeras no hacen nada más que observarme y anotar; apenas y puedo escribir, estoy harto de que abran mi cabeza cada que se les plazca".

La letra se iba haciendo menos legible y se podía sentir la desesperación del muchacho. Leila leía con tristeza las súplicas del soldado para que detuvieran su martirio y las dudas que lo aquejaban.

"Esto es para el bien común, eso lo sé, pero eso no aminora el dolor que siento."

"¿Algún día volveré a ver tu rostro? Tal vez no me reconozcas"

"Ya casi no puedo recordarlos, espero no estén tristes, sepan que lo hice por ustedes... Tengo miedo de fracasar"

Leila dio vuelta a la página y noto que el resto del diario había sido arrancado, volteo a ver a Kurt para saber que había pasado.
- no me mires a mí, así estaba, lo juro.
Leila miró los bordes que quedaban, se veían deteriorados y doblados, era cierto. Leyó la última página.

"Sé que muy pronto no recodaré nada, las lagunas mentales se intensifican y mi cuerpo me pide rendirme. Si logró terminar el proceso, espero poder leer este diario y saber que todo valió la pena. No confío en ellos, así que anotare lo último que quiero..."

-Demonios- gruñó Leila.
-Dije exactamente lo mismo.
-¿crees que ellos las hayan arrancado?
- muy probablemente - dijo con un tono triste.
Leila apartó el diario y las hojas, comenzó a comer, estaba muy bueno lo que había preparado Kurt, pero eso no le quitaba el sabor amargo que le había dejado la lectura.
-Kurt... - él la miró mientras masticaba.
- perdón por haberte gritado, solo querías ayudar.
Kurt le ofreció una sonrisa y negó con la cabeza.
-no tienes por qué disculparte, yo no habría reaccionado diferente.
Siguieron comiendo hasta que Kurt lanzo un suspiro y luego rió por lo bajo.
- tienen el mismo carácter, ¿lo sabías?
Leila sonrió sin alzar la vista, ella lo sabía.

Silent In The TreesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora