-Artemisa, te pido un favor...

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—¡Estás loca!- Eros me gritó.

—Esa es la especialidad de Dionisio, no la mía —comento—. Pero es la mejor idea que se me ha ocurrido en décadas.

—¡No! Es la peor idea —opina Anubis.

—Además, es la única que me puede llevar de regreso sin estar en pendiente de lo que los otros dioses me puedan hacer —lo digo en un tono melodramático—. Si fueron capaces de ocultarme la verdad de mi vida, no me imagino qué otras barbaridades.

Eros y Anubis me quedan mirando seriamente y luego se ríen.

—¡Qué! —exclamó confundida.

Se miran cómplices, y luego ríen aún más.

—No me imagino cómo serían —acota Anubis.

—Rubiecitos corriendo y haciendo dramas por medio mundo —carcajea Eros.

—¿De qué están hablando? —pregunto confundida.

Pero los dos dioses seguían matándose de la risa.

Los miro y me dirijo hacia otro lado. Camino un metro, pero al darme cuenta de que ni se inmutan, desaparezco del lugar.

Cuando vuelvo a reaparecer, me doy cuenta que estaba en Central Park,  sentada en una banca al lado de una joven... Hermosa.

—Hola Aria —me saluda aquella extraña joven— justo quería verte.

La miro confundida y trato de levantarme.

—¡No! Espera, quiero conversar contigo —me mira y me coge de las manos.

Me vuelvo a sentar, un poco desconfiada. Una parte de mí gritaba para mis adentros que aquella chica es una diosa; la otra parte, que ella no quería hacerme daño.

—¿Quién eres? — le pregunto.

Me da una sonrisa—. Soy Psique, una amiga tuya.

—No te recuerdo, disculpa —digo algo confundida por sus palabras...

Nivel de confusión: 1000.

—¡Qué me vas a recordar! —exclama graciosa—. Eras apenas una hermosa bebé cuando te visitaba junto a Eros.

—Eros es mi amigo...

—Por eso digo que soy tu amiga, soy su esposa.

Oh por el maldito de Eros. ¡Estuvo saliendo conmigo cuando tenía esposa! Espera... ¿Tiene esposa?

—Eh... Eros estuvo... —empiezo a decir pero Psyque me corta.

—... Estuvo saliendo contigo. Sí sé, y funcionó —dice ¿emocionada?—. Esa fue mi idea, y tu reacción fue justo lo que yo planeé pero la reacción de la reacción... Buen, no —suspira decepcionada—. Esa es la razón por la cual estoy aquí.

—¿Para que siga saliendo con tu esposo? —exclamo entonando con voz grave el final de la pregunta.

Ella ríe, como lo que hubiera dicho fuera muy tonto, pero en este punto no sé qué pensar.

—Para que sigas a tu corazón y des una buena elección —sonríe y me mira dulcemente, como lo solía hacer mi madre. El rostro hermoso de mi madre viene como un vago recuerdo, pues Psyque me lo hizo acordar.

—¿Esto es por ese? —pregunto porque ya veo a dónde se dirige todo esto—. Ya que si es por él...

—¡Canasta! —grita emocionada interrumpiéndome, luego se da cuenta y me mira avergonzada—. Estoy en un partido de basquetbol, una futura estrella y un futuro amor está jugando para los Canarios Amarillos y están ganando, obviamente es un semidiós hijo de A-ese, Ares... Mucha furia, mucha fuerza —dice a la par que hace gestos imitando a un ¿oso?

Una nueva diosa en el OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora