La historia no contada

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Día nuevo, ánimo nuevo.

Me despierto muy temprano, bueno, antes que Percy lo haga, lo cual ya es temprano. Bostezo y me estiro, voy al baño y me ducho, me cambio y regreso a tender la cama.

Cuando termino, algo hace falta click en mi cabeza.

Se me ocurre la pieza que le falta al collar.

Corro a buscar por la ropa de mi hermano y tras una ardua búsqueda la encuentro: la perla que papá me había entregado para que se la diera a Percy. Voy y cojo el collar de mi mesa de noche y encajo la piedra en el centro. Un brillo dorado y nada más, a lo que se me ocurre ponérmelo. Solo veo oscuridad.

•••

No sé cuánto tiempo ha pasado, o si todavía sigo inconsciente, pero me encuentro a orillas del Nilo, reconozco el lugar aunque no puedo decir el porqué.

Estoy viendo a una niña de trece años jugar en el patio de un palacio al frente mío. De una manera u otra, sé que esa niña la conozco, pero ¿cómo?

Y la mayor pregunta, ¿de dónde?

Aparece una señora, no tan vieja pero tampoco tan joven. Y la niña, al verla se acerca y la abraza, a lo que la señora corresponde al abrazo.

—Mamá— dice la niña.

—Hija, vida mía— dice la mujer.

Aparece una luz a lo que la mujer se tapa los ojos al igual que los de su hija.

—Iriana— la saluda—. Ya es hora.

A la mujer, los ojos se les llena de lágrimas. Mira a su hija la quién tiene una gran sonrisa sin inmutarse no darse cuenta de lo que está pasando.

—Rey pecesito — le saluda la niña al dios que vino de visita sin saber qué es su padre, ¿o no lo es?

—Hola mi amor— se acuclilla y abraza a la niña, luego se para y mira a la mujer al mismo tiempo que la niña se dirige al río a jugar.

—¿Vas a proteger a tu hija?— dice la mujer mirando directamente a los ojos del dios.

—Sí— dice simplemente.

—Mi madre me dijo que no me metiera con un dios por cualquier cultura que sea. Son unos mujeriegos irresponsables— exclama y se voltea dándole la espalda al dios. Lo que para cualquier persona común hubiera sido una muerte segura, para la mujer no lo fue. En cambio, el dios la tomo de los hombros y la hace girar.

—Juro por el río Estigio y por el río Nilo que prometo cuidar de nuestra hija aunque tenga que pelearme por ella con otro dios— habla solemnemente—. Ella es importante.

—Belleza— llama la mujer a la niña secándose la lagrimas—. Papá te va a llevar de vacaciones al otro lado del mar para que conozcas— habla con la voz más alegre que puede llegar.

—Mami, pero me han dicho que al otro lado del mar la gente es muy mala— responde la niña acercándose al dios y a la mujer.

—Sí, pero papi te va a cuidar— suspira—. Me lo ha prometido.

La niña va y abraza al dios.

—¿Y tú mami?— pregunta la niña dudosa—. ¿Quién te va a cuidar mientras yo esté afuera?

—Néferahan me va a cuidar, ella es valiente y tú la conoces también como yo— responde la madre llorosa.

Una nueva diosa en el OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora