Empiezo a abrir mis ojos lentamente, aunque las bolsas de aire me impiden ver el panorama completo. Escucho golpes y gritos del exterior.
—¡Apolo! Te amenazamos para que no vuelvas al campamento —grita... Mi hermano. Su voz la reconozco por más de que pasen los años.
Flechas chocando. Palos golpeando el carro.
Al final de todo, el carro va a terminar chatarra, y no va a ser por el impacto.
Abro la puerta con una mano, y trato de mantenerla abierta con un pie mientras jalo a Apolo con mis brazos. Los ruidos del exterior se detienen.
—Necesito una mano —hablo por primera vez—, o tal vez cuatro pares.
Apolo está demasiado gordo.
—¡Aria!
Salí del auto gracias a que tomaron el cadáve-digo cuerpo de Apolo y lo arrastraron fuera, como un muñeco.
—¡Permiso! La tengo que abrazar antes —grita Percy corriendo hacia mí a toda velocidad. Gracias a los dioses que se demoró en llegar y algunas personas le ganaron el turno.
—¡Hola chicos! —saludo a todo el mundo—. Alex, Julie, Reyna, Frank, Hazel...
Siento a dos pares de piernas alrededor de mi cintura, y muchos brazos encima mío.
—¡Maya! —grito al darme cuenta que uno de los pares de piernas son de Maya—. Alex, ¿no crees que estás un poquito grande para colgarte de mí?
—Umm, no —responde soltándose de mí para agarrar la mano de Julie.
—¡Sydney! ¡Riley! ¡Annabeth! ¡Piper! ¡Clarisse! —sonrío y me abrazan. Miro a Sydney—. ¡Cuánto has crecido hermana! —exclamo.
Ella solo me mira con los ojos cristalinos y sonríe—. Te he extrañado mucho Aria —suspira—, fue muy doloroso vivir sin una hermana sabiendo que la tienes.
Percy carraspea—. ¿Me toca? —pregunta cansado.
—No sesos de alga, tienes que esperar tu turno como el resto de campistas —le responde con los brazos cruzados y riéndose.
--¡Ey! Siempre te digo que así me llama solo Annabeth
De pronto, siento que alguien me agarra la muñeca y me hace una llave.
—Nunca vuelvas a hacernos eso, me comprendiste Aria —comenta Annie.
Asiento. Ella me suelta y me recompongo.
— Y ¿dónde está la famosa fila para esperar mi turno? —pregunta un poco molesto mi hermano.
—Por allí —comenta Piper señalando un poco más allá de la Casa Grande.
Molesto, mi hermano se dirige a esperar su turno. Annabeth lo acompaña riendo.
Luego, se me acerca Jason y Nico. Me abrazan, amenazan, se ríen, lloran como bebes por mi desaparición... Bueno, Nico no lloró.
Le siguieron Lacy, Will (un poco sudoroso porque vino corriendo para llegar a tiempo a reclamar su turno que había dejado encargado, no sé porqué), Mauro, Irella quien por cierto casi me mata por mi desaparición, las cazadoras que estaban en el campamento a quien les conté lo qué pasó y empezaron a lamentarse por perderse aquel momento, también me gritaron.
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Una nueva diosa en el Olimpo
FanfictionSi creían que la mitología griega terminó hace más de tres mil años, estaban muy equivocados, hay una nueva diosa en el Olimpo, y lo está alborotando. Y se ha propuesto a cambiar las reglas antiguas, esas misma que han regido a los dioses hace más d...