Capítulo 12

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—Estoy embarazada —dije sin darle la oportunidad a Conrad de preguntar nada cuando me vio entrar.

—¿Qué? —preguntó.

—Ay por Dios, ¿tú también? —me quejé recordando la reacción de Yuuri. 

Pero no era para menos, incluso a Wolfram le había tomado por sorpresa la noticia, y eso que él estaba buscando el embarazo, el resto de nosotros, que no esperábamos nada de esto, no podíamos aceptarlo tan fácil.

—Estoy embarazada —repetí después de respirar profundo, comenzando a llorar. 

Esas palabras eran terroríficas. Tenía miedo y no solo de la reacción de Conrad, estaba asustada por mi futuro y, sobre todo, por el futuro de ese bebé que tenía tiempo creciendo en mi interior.

»Perdón —dije ocultando mi cara entre mis manos y unos fuertes, amables y conocidos brazos me rodearon.

—¿Por qué te disculpas? —preguntó la suave voz del hombre que me abrazaba.

—Por hacernos esto —respondí.

—Pero esto es perfecto —alegó.

—No para mí —refuté—. Te lo dije, ¿no? Yo no quería esto. Desde el inicio, casarme y tener una familia es lo que nunca he querido.

—Pero no es algo que podamos cambiar ahora —dijo Conrad dejando un poco de lado la amabilidad con que siempre me trataba, tomándome por hombros y fijando la mirada en mis ojos.

—Pero eso no hace que lo deteste menos —indiqué ganándome una furiosa mirada del hombre castaño frente a mí.

—¿Odias a nuestro hijo? —preguntó empujándome con total desprecio.

De todo lo que estaba pasando, a lo que más temía yo era a mi reacción a esa situación. Yo no podía odiar a mi hijo, no debía hacerlo porque, para empezar, él no tenía la culpa de nada, todo era a causa de mi descuido y mis ligerezas.

»Responde, ¿lo odias? —insistió él y lloré ahogando una respuesta que realmente no conocía. 

Pero quería pensar que era negativa. Necesitaba pensar que yo no era tan maldita como para odiar a mi propio hijo, aún si viniese a cambiarlo absolutamente todo.

—Tengo miedo —susurré y los brazos de Conrad me envolvieron de nuevo.

—No tienes nada que temer —aseguró—. Todo va a estar bien, yo siempre voy a protegerlos —prometió invitándome a creer en él y a aceptar esa propuesta que quizá había esperado toda mi vida.

Siempre debí valerme por mi misma, siempre debí cuidar de mí, nunca hubo alguien para mí que me ayudara a que la carga de la vida fuese menos pesada. Pero ahora sentía como que podía confiar en ese hombre que me ofrecía sus brazos.

—No te amo —dije una vez que me calmé y Conrad sonrió.

—¿Y eso qué? —preguntó—. Yo si te amo a ti, por lo pronto va a ser suficiente —aseguró limpiando las lágrimas escapando persistentemente de mis ojos.

Me quedé recargada en un cuerpo que conocía bastante bien hasta que logré serenarme por completo. 

Pensé en dejar de pensar, porque eso solo me alteraba, así que solo me dejé cobijar por el calor de ese cuerpo que me gustaba realmente demasiado.

—¿Qué hablaste con Yuuri y Wolfram? —preguntó Conrad rompiendo el silencio que nos envolvió cuando mis sollozos desaparecieron.

—Wolfram está embarazado —dije.

—¡¿Qué?!

De nuevo.

—¿No conoces otra pregunta? —cuestioné rodando los ojos.

—¡Imposible! —exclamó Conrad. 

Pero, como yo había dicho ya: —Nada es imposible para Katsue Von Möglich.


Continúa... 


UN BEBÉ PARA WOLFRAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora