Capítulo 24

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KATSUE POV'S —al fin—

Habían pasado ya ocho meses desde que el Castillo Pacto de Sangre se convirtiera en guardería y, sorprendentemente, seguíamos vivos, y además parecíamos felices.

Tener a Kazuo cerca había sido demasiado bueno. Yo dejé de preocuparme por saber de él o porque hiciera tonterías. Él estaba tan cerca que podía vigilarlo, aunque no pudiera pararle los pies con sus locuras.

Cuando mi hermano decidió hacerse cargo de Hisoka, a escondidas de Gwendal, pensé que no habría muchos problemas. Además me venía bastante bien ya no tener que cuidar de ese niño. Y no quiero ser mal entendida, pero yo era madre de dos niñas, eso era demasiado desgastante ya.

Creí que estaba bien que ahora ellos se acompañaran mutuamente. Pero, al parecer, ser cuidador de Hisoka no era suficiente para mi hermano. Él quería apropiarse mucho más de él y comenzó una guerra silenciosa contra Gwendal después de que este le descubriera. 

Cosa buena, al menos para mi pequeño sobrino, porque ahora Gwendal se hacía cargo del niño cada vez que podía, él se hacía tiempo para alejar a Hisoka de Kazuo, como si eso fuera posible.

Cuando mi hermano pidió ayuda para convertirse en la "nodriza" de Hisoka pensé que me volvería loca, pero Conrad dijo que sería bastante bueno. Y en el fondo también lo pensaba. Yo sabía cuan feliz haría eso a mi hermano y lo benéfico que sería para Hisoka.

Gissela y yo le ayudamos con la condición de que se mantuviera en bajo perfil. Pero Kazuo era idiota, la sutileza no se le daba nada y por eso fue descubierto, de nuevo, por Gwendal, que sorprendentemente no se quejó ni hizo drama, al contrario, pareció dar consentimiento a mi hermano de cuidar a ese niño que comenzó a llamar orgullosamente "su hijo".

—Son una hermosa familia —dijo Conrad mirando por la ventana mientras mecía a Hikari. 

Terminé de cambiar a Kaoru y me acerqué a descubrir de lo que hablaba. Entonces los vi, en el jardín del castillo donde celebraríamos el cumpleaños de Greta, discutiendo como siempre mientras Gwendal sostenía a Hisoka y Kazuo limpiaba la cara del niño.

—Si tu hermano lo hace llorar voy a matarlo —prometí recargando mi cabeza en el hombro del padre de mis hijas, sin perder de vista lo feliz que era mi hermano de estar cerda de Gwendal.

—Él no le haría daño —aseguró Conrad—, está loco por él —dijo invitándome a sonreír feliz por ellos.

Tal vez no se habían dado cuenta aún, porque era más el tiempo que la pasaban peleando que el que miraban sus sentimientos por el otro, pero seguro no tardarían en caer en cuenta que, sin quererlo, se convirtieron en familia. Una hermosa familia, como decía Conrad.

—Vamos —dije mirando a ese hombre que me hacía sonreír por tan solo estar a mi lado.

Ese era mi nivel de felicidad de tener la familia que tenía. Una familia que no soñé y que amaba. Y, a diferencia de mi hermano, yo me percaté perfectamente como día a día me enamoraba de ese hombre que me amaba cada día mucho más.

—Vamos —repitió tomando mi mano y dirigiéndome hasta donde nuestros familiares y amigos aguardaban.


Continúa...

UN BEBÉ PARA WOLFRAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora