Y al final todo el mundo creyó que el embarazo de Wolfram fue posible porque su prometido era nada más y nada menos que Shibuya Yuuri, el Maou. Y, en cierta parte, eso fue bueno para mí, así no fui acosada por preguntas ni peticiones.
Pero la familia completa conocíamos bien el secreto.
—Estoy cansadísimo —señaló Wolfram un sentimiento común, ambos contábamos siete meses de embarazo y no era para menos el sentimiento de cansancio. Asentí concordando y escuché de él una nueva pregunta—. ¿Has visto a Greta? No se ha parado por aquí en mucho tiempo —explicó esto último apesadumbrado.
—Debe andar brincando por ahí —sugerí restándole importancia a sus preocupaciones sin sentido.
—Yo creo que me odia, seguro ahora me detesta —dijo Wolfram comenzando a llorar, haciéndome enfadar.
—Ya, ya —dije—, deja de llorar. Hablaré con ella si te callas. No puedo revisarte si estoy molesta y me enfada muchísimo escucharte berrear.
—Eres muy cruel conmigo —se quejó el rubio conteniendo el llanto.
—Es con todo el mundo —aseguré—, no te sientas tan importante. Bien, parece que todos están bien.
Wolfram sonrió a mis palabras y acarició su abultadísimo vientre. Desde hacía algunos meses todos sabíamos que en el vientre de Wolfram no crecía un solo bebé, eran tres.
»Este castillo será una locura en unos meses —expliqué dejándome caer en el sillón frente a Wolfram—, tres bebés tuyos, dos míos y el de Anissina... ¡Dios! —exclamé al temblar por solo imaginar en que se convertiría nuestro castillo.
Poco después de que Conrad y yo anunciáramos nuestro compromiso, Gwendal anunció el suyo con Anissina que, aunque unos meses atrás de nosotros, también estaba embarazada
—Mamá se puso loca con las noticias —recordó Wolfram y ambos reímos.
Cuando le dimos la noticia a Cecilie casi murió de un infarto, no se creía que iba a ser abuela por partida quíntuple, y cuando se descubrió el embarazo de Anissina von Karbelnikoff se perdió de la realidad del mundo por un par de semanas.
—¿Abuela tan joven? —le imité burlona—. No quiero, los desconozco como mis hijos —señalé a Wolfram que reía tanto como yo.
—Fue una noticia impactante —dijo el rubio y no pude más de concordar de nuevo con él.
—Bien —dije—, vayamos a hacerle frente a la realidad. Somos pelotas deambulando por los pasillos del castillo.
Ambos reímos, a pesar de que lo que nos provocaban nuestras palabras eran ganas de llorar.
* *
—¡Y pensar que en unos meses me veré tal como ustedes! —exclamó Anissina emocionada al vernos entrar en la sala donde tejía.
—Mi más sentido pésame —dije y reímos todos juntos.
—Esto es lo mejor —dijo Wolfram cuando las risas se acabaron—, saber que hay alguien a quien, aún sin conocerlo, puedo amar incondicionalmente.
—De eso se trata ser mamá —anuncié burlona, ganándome un reclamo de parte del futuro padre.
—¡Papá! —corrigió—. El papá más feliz del mundo porque en poco tiempo tendrá en sus brazos a sus tres amados hijos.
—Perdón por no ser tu hija de verdad —reclamó Greta llorando para después salir corriendo.
Continúa...
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UN BEBÉ PARA WOLFRAM
Fiksi PenggemarEn la vida hay muchas cosas que parecen imposibles, pero quizá solo hay que perder el miedo a fracasar e intentar para poder lograrlo. Wolfram quiere sobre todas las cosas encarnar su amor por Yuuri, pero no ve manera de hacerlo, al menos no a...