Capítulo 13

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CLARA

Asco, disgusto, humillación, abandono, impotencia, tristeza. Eso es todo lo que encierra el nudo que tengo en el fondo de mi garganta. Lagrimas corren por mis mejillas sin parar, he perdido todo, absolutamente todo, mi familia, mis amigos, mis nuevos y maravillosos amigos, Sofía y lo peor de todo... El que creí ser el amor de mi vida. ¿Un policía? ¿Por qué nunca me lo dijo? ¿Qué hice yo en este mundo para merecer tal cosa? ¿Por qué todo lo bueno me lo quitas, Dios? ¿Por qué? ¿Qué quieres de mí? Una respuesta a todas mis preguntas la sé, nunca he merecido tener otra vida, siempre será la misma y triste historia de Elisa a quien le arrebatan toda su vida. Es momento de aceptar el destino como te lo ponen, solamente tirar la toalla, dejar de luchar por lo que quieres, la voz de mi amiga Eliana me viene a la mente en este momento, sus palabras están clavadas en mi memoria por alguna razón Tal vez Dios deje de quitarte las cosas de la vida cuando dejes de pensar en la venganza, eres desconfiada de ti misma, no te aprecias ni lo más mínimo, no eres positiva, tienes un velo en tu mirada que no te hace ver más allá de él, pronto lo comprenderás, las cosas las tienes que hacer por ti sola. Esa loca...Por una parte sonrío tristemente ante mi pensamiento, ahora no sé si la volveré a ver, temo ponerla en peligro y más cuando la he dejado en la noche fría y peligrosa con un policía, no debí hacerlo, pero era lo mejor para que no viniese con nosotros.

Vamos de camino al campamento en un Jeep, de tanto llorar me quedo dormida en el camino, sin antes activar mi GPS para que Benny sepa mi ubicación y venga más tarde por mí. No sé en qué momento me quedé dormida, si no fuese porque el motor dejó de sonar no me despierto, Ricardo se bajó.

— Hey preciosa, ya llegamos, mientras terminas de despertar iré a acomodarte tu campaña—Sonrió, yo solo pude asentir. Auch, me duele todo el cuerpo de la posición que dormí durante el viaje hasta acá, miro de un lado a otro y me doy cuenta que hay menos guerrilleros que la última vez que estuve aquí, es un campo sin monte, rodeado de campos de minas y alta hierva más allá del campamento. Me dirijo hacia Ricardo dándole las gracias.

— Oye, El Camaleón quiere hablar contigo, estará en aquella tienda que vez allá, a lado del camión de agua — Señaló con su brazo, mientras mi mirada lo imitaba.

— ¿En serio? ¿El jefe? — Lo miré interrogante, entrecerrando los ojos le pregunté — ¿Para qué me quiere?

— No sé, solo ve, tienes que ir...— Me miró con preocupación — Por favor. —Asentí.

Es muy extraño que el jefe, el magnate de todos me llame, jamás lo ha hecho ¿Por qué exactamente ahora? Tal vez necesite que le haga un trabajo de suma importancia.

De pronto siento que el entorno a mi alrededor cambia, el oxigeno no es el mismo y es cuando sospecho que hay un atacante, siento que soy empujada y jalada hacia un cuerpo fornido, quien sea que está detrás de mi me tiene amordazada con su mano y vendada con su otra extremidad. Para deshacerme de el piso su pies con todas mi fuerza, golpeo en su entre pierna, pongo todo mi peso en el y me sostengo de sus brazos hasta derribarlo enfrente de mi, cayendo al suelo, sé quién es y me entran ganas de reírme. Veo a un adolorido Benny, jadeante y quejante.

— Dios... No has cambiado en nada — Frunce el ceño del dolor, me acerco al piso riéndome y lo abrazo. Termino llorando como una idiota encima de su pecho—Ya... Lo sé, sé lo que pasó, todo saldrá bien — Me tranquiliza mientras pasa su mano por mi espalda una y otra vez.

— Yo...— sollozo —...No se qué será de mí en mi nueva vida, y tengo mucho miedo, Benny — Sorbo mi nariz en su camiseta.

— Eh... Ya, ya. Para eso he venido a verte — Trata de levantarnos, y nos sentamos en las sillas, me pasa sus manos por mi cara — Tenemos que hablar de algo que es importante para los dos ¿entiendes? No permitiré que te pase nada malo ¿Cuándo he hecho lo contrario? — Sonrío.

— Nunca, eres el mejor Benny — Lo abrazo — El mejor...— El hermano que nunca tuve, y al que he extrañado todo este tiempo, pensé.

—Tienes que prometerme que si ese tal Max viene a por ti en la nueva misión que te pondrá el jefe, aceptarás todo lo que diga, le creerás, el cometió un error, lo sé, pero tienes que seguir, Clara. Tienes que volver allí, a tu mundo, lo que mereces, empezando por él, estas enamorada, lo puedo notar en tus ojos cada vez que hablo de él, tu sonrisa cuando lo miras ¿Crees que no he estado espiando? Me preocupas, Clara. Todo lo que estoy haciendo es por ti, pero en este momento no puedo contarte, después... Prometo que lo haré solo prométeme eso...— Me besó la coronilla, tan solo asentí y cerré mis ojos con dolor.

— Está bien, Benny. Recuperaré mi vida, tú serás parte de ella, te llevaré conmigo todos te aceptarán después que pase el invierno de puñales embarrados de sangre, prométeme que estarás allí para mí, por favor. — Lo miré a los ojos esperando una respuesta, su mirada era pura, llena de preocupación y cansancio, pero ver dolor en ellos, me hirió — No, Benny, por favor, promételo, promételo.

— No lo sé, yo...— Tragó profundo —...no se si saldré vivo de esto si me descubren, quiero que sepas que eres la mejor persona que he conocido en mi vida, y si nunca tuve una vida feliz, con solo verte tu siempre fuiste la felicidad de mi puta vida. — Lágrimas le corrían por sus mejillas, tan solo lo abracé y lloramos juntos en silencio. Pasaron ¿Minutos? ¿Horas? No lo sé, pero por un momento quise que todo fuera un sueño, quedarme allí con mis ojos cerrados, rodeada de unos brazos cálidos y protectores, los de siempre... Los de Benny.

— Creo que ya se está haciendo tarde, quisiera quedarme acá contigo pero tú debes ir con el jefe y yo a la ciudad — Sabia que por mis ojos interrogantes debía contestarme pero...— No, no puedo decirte, Clara. Si lo sabes puede perjudicarte, pronto lo sabrás. Perra...— Sonrió y me abrazó.

— Zorra...— Susurré, te quiero pensé decirlo pero no me salieron las palabras. Decirnos esas palabras eran vitales, recuerdo que todo empezó como un juego, un tatuaje específicamente, sobre un animal yo decía: es una zorra y él: una perra...

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No Te RindasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora