Escucho un portazo que me saca de mi sueño, alguien tapa mi boca y abre mis piernas bruscamente. Max es apartado de mi lado.
— ¡No! No hagan esto con ella, déjenla malditos imbéciles o juro que...—Un tiro le vuela la cabeza y no lo deja terminar la frase.
Quería gritar pero el arma que se posaba dentro de mi boca no me dejaba, mientras era penetrada con miles de agujas y varios ojos en la noche me miraban y tenían esa risa diabólica.
Miles de lagrimas empañaban mi visión, quise mi visión quise mover mis manos mis manos pero estaban atadas. Solo quería estar junto a él en el suelo, abrazarlo y dejar que él lo hiciera también, porque no estaba muerto ¿verdad? La debilidad me hizo ceder, quería morir.
—Hey... ¿Clara? ¿Cariño? — Creí que ya lo estaba, al escuchar el susurro de Max que me llamaba a lo lejos—Despierta, por favor —suplicaba.
—Volví de mi terrible pesadilla jadeando, sentí que me faltaba el aire. Rodee al cuerpo en frente de mi, di un golpe en la cara, quería seguir pero mis manos estaba atrapadas otra vez. Cuando volví en si, vi la mirada de total preocupación con un semblante pálido. Empapada de lagrimas y mi cuerpo temblando lo abracé con todas mis fuerzas.
—Ya, ya, tranquila bebé, solo fue un mal sueño —Me tranquilizaba con sus palabras y caricias mientras lloraba como si volviese a tener seis años y fue entonces cuando recordé la otra parte. Me incorporé, agarre mi cabeza con ambas manos en puños y grité, grité como nunca.
—Es... Horrible, el... el—Sentí que mi voz empezó a desvanecerse nuevamente.
—Yo te ayudaré, campanilla— Me rodeó nuevamente con sus brazos protectores— Pas lo que pase, siempre, escúchame bien, siempre estaré junto a ti, para protegerte, para...
— ¿Hey? Votos de boda— sonreí, mientras el retiraba las lagrimas de mi cara.
—Si pudiera casarme contigo en este momento lo haría, pero cuando te miro sé que desde el momento de nuestros nacimientos nuestras almas fueron destinadas a unirse—lo dejo acunándome el rostro con sus callosas manos. Sentí que algo dentro de mí se rompía, para mi liberación y fue ahí cuando lo besé, tan intensamente que pude derramar lágrimas de alegría. Por una vez fui capaz de sostenerle su mirada.
—Quiero hacerlo contigo como si fuera la última vez— Max asintió sin vacilaciones.
—Accederé a tus deseos. Pero no me pidas que sea la última vez—Me miró intensamente a los ojos. Me besó...me besó como si fuera todo lo que podría importar en este mundo. Tan especial y maravilloso, me lamió y mordisqueó mi mandíbula haciendo camino con sus dedos por mi abdomen.
—Eres preciosa, desde el primer instante te desee como ninguna otra—Fue más abajo, besando cada parte de mi centro de deseo, gemí.
—Max...—volví a gemir— Oh, Max...—Dije en un tono más alto
—Eso es Clara, mi Clara, grita mi nombre—De pronto siento paico, mi pulso se llena de terror nuevamente, Oh, Dios no, no por favor.
—Max...Creo que no podré, no podré—Sollocé.
—Si podrás, mírame a los ojos mi amor—Lo miré, estaba encima de mi entre mis piernas. Poco a poco el deseo y el amor sustituyó al miedo—No dolerá, lo prometo—Asentí, me llenó de toda su dureza y longitud, moviéndose a un ritmo suave y delicado. Gemí de placer sin apartar mi mirada de la suya.
—Oh, Dios, te sientes tan prieta, eres el paraíso— Gimió y me besó apasionadamente, tragándose todos mis gemidos. Poco a poco sus acometidas se hicieron más rápidas, no sentía dolor me quería volver loca si no me daba más, lo quería sentir en todas parte, por primera vez quería entregarle los temblores y emociones del alma pasional que habitaban en mi.
—Max... Necesito... Necesito más, dame más—Gemí— Oh, Dios... Te amo, Max ¡Ah! Tú eres todo lo que mi corazón y mi alma pedían. Te amo, te amo tanto...—Volví a soltar sonidos de satisfacción.
—Oh, Clara...—Aumentó el ritmo de sus penetraciones y sentí ese fuego, esa necesidad de liberación—Yo también te amo, eres mi mundo, me vuelves loco Clara—Lagrimas salieron de mi, nadie me había dicho algo tan hermosos. Ahora sé que no estoy sola y que vivo mi otra oportunidad de rehacer mi vida.
—Creo... que me voy a venir—Gemí moviéndome a su ritmo.
—Nos correremos los dos, yo también estoy a punto, Oh, Dios...—Gruñó—Córrete para mi, mi hermosa Clara— Ambos soltamos gemidos placenteros al sentir nuestra liberación, nos venimos como nunca antes, completamente entregándonos uno al otro hasta gritar nuestros nombres, él el mío y yo el de él.
—Te amo tanto, que nadie me separara de ti nunca, saldremos de esta, no permitiré que vayas a la cárcel, lo prometo— dijo haciendo cuchara conmigo, rodeándome con sus fuertes brazos.
—Lo sé, te amo—Apreté su mano, poco a poco mis parpados se fueron cerrando hasta caer dormida.

ESTÁS LEYENDO
No Te Rindas
Roman d'amourTodos tenemos un pasado oscuro. Todos tenemos secretos que ni siquiera nosotros mismos hemos descubierto. Yo soy Clara, una chica que a simple vista parece perfecta, familiar y cariñosa. Pero hay cosas que escondo. Mis amigos resultan ser mis peores...