CLARA
Varias semanas habían pasado y los lazos que tenia con Maximiliano aumentaron. Se volvió mi protector, mi mejor amigo, y puede que me esté enamorando de él.
Por la tarde salimos a practicar disparos de pintura, cada vez le ganaba yo, me preguntó dónde había aprendido tan bien a disparar, yo solo evadí el tema como yo solía hacerlo y se me daba muy bien. Muchas veces no se me paso de desapercibido de que él me hacia muchas preguntas que tenían sentido con mi vida, como si de alguna manera el supiera algo de mí que no me daba por enterada, eso me enfurecía, veces el se ponía demasiado frívolo para mi gusto, como si me odiara, pero otras... Solo era el hombre más maravilloso que he tenido delante de mí.
Habíamos terminado por hoy nuestras prácticas, ya aseados nos dirigimos a un puente cercano en Salamanca, me invitó un helado por el camino, mientras nos deleitábamos con el maravilloso sabor de unos helados muy famosos, conversábamos sin parar.
— Eres un enigma ¿Lo sabías pequeña bruja? — dijo él, sonriéndome con esa expresión tan tontamente hermosa.
—Tú también lo eres, no te puedes quejar, a ver ¿Cuál es tu color favorito?
— El color de tus ojos — ¡Ay Dios mío, este hombre me va a matar! De pronto se me hizo un nudo en mi garganta. Nadie me había dicho algo como eso, pero aun así tenía que mantenerme distante, una persona como yo no se merecía un maravilloso hombre a su lado.
— Creo que no deberías decir eso...— dije en voz baja, tratando de no decaer y expresarle todo lo que sentía en ese momento — Además, mis ojos son de un marrón feo, no tienen por qué gustarte.
— Claro que lo puedo decir, es verdad. Dijiste que seriamos sinceros uno con el otro en esta maravillosa amistad, además tus ojos no son como dices, son hermosos para mí — Le di un puñetazo en el hombro y empezó a reírse, me sentí avergonzada, tanto que estaba roja como un tomate.
— ¡No aguantas nada brujilla! — Me tomó entre sus brazos y me ha subido a su hombro, mientras me rio incontroladamente y gruño dándole golpes en su espalda, el me da azotes en mi trasero con cada embestida que le doy.
— ¡Eh, tía buena! Contrólate, iremos a ver ballenas.
Llegamos a una cámara de peces donde veíamos toda clase a través de un túnel hecho de cristal, era absolutamente increíble, maravilloso ¿romántico? A veces Max y yo nos comportábamos como verdaderos críos sometidos a una pelea verbal o física, otras veces nos comportábamos como si no hubiese pasado nada y nos comportábamos como si fuésemos una pareja enamoradiza, cosa que no nos lo podíamos permitir jamás.
Señaló hacia una ballena — Ese de allí es Ben y aquel es Marta... La segunda esposa de Ben—Susurró.
— Oh — Me burlé de él — Desde ahora en adelante te llamaré Señor pecera — Sonreí.
Lanzó un leve gruñido divertido — ¿Ha si? Pues este juego se juega de a dos, pequeña listilla toca pelotas — Mientras yo sonreía el me miraba con esa expresión rara que lo hacía tontamente atractivo, hasta hacerme sentirme muy querida. Me toca la mejilla con sus manos grandes y callosas, pasando su pulgar por mi mentón, ladea la cabeza y ahí están sus encantadores hoyuelos que piden una y otra vez mi lengua. Mi autocontrol se esfuma y me lanzo a su adorable cara, pasando mi lengua por uno de sus hoyuelos rozándolo levemente con mis dientes, cuando me aparto veo a un Señor pecera totalmente sorprendido que me hace sentir avergonzada al instante, el se da cuenta y aprieta su fornido cuerpo contra el mío, atrayendo sus dulces labios a los míos, uniéndonos en un beso pasional e incontrolable, desesperado, pero a la vez lleno de dulzura de esos que te quitan el aliento, lo agarre de su espalda para pegar su cuerpo mas junto al mío, el puso una mano al final de mi espalda y la otra en mi pelo profundizando el beso. En ese instante supe lo que en realidad era un beso, sentí miedo y terror pero a la vez una paz infinita que no quería dejar de sentir lo que estaba corriendo por mis venas, algo tan ardiente, me sentía como un volcán a punto de erupción, desee tener otra vida para no dañar lo que los dos estábamos sintiendo, pero antes de que esto vaya mas allá necesitaba pararlo, así que me separé del él jadeando, el también tenía la respiración dificultosa y se veía tan hermoso con los ojos cerrados que se abrieron poco a poco para mirarme con cariño.

ESTÁS LEYENDO
No Te Rindas
RomanceTodos tenemos un pasado oscuro. Todos tenemos secretos que ni siquiera nosotros mismos hemos descubierto. Yo soy Clara, una chica que a simple vista parece perfecta, familiar y cariñosa. Pero hay cosas que escondo. Mis amigos resultan ser mis peores...