El crepúsculo acaece, como cada día. Los últimos rayos del astro rey parecen descolgarse por las fachadas de las casas, y mi mirada se pierde con ellos. Estoy muy aburrido, como siempre me ocurre a estas horas, ya que estoy solo y mi padre el magistrado probablemente no regrese a casa esta noche. Desde que madre murió todas mis noches son idénticas entre sí; podría reunirme con ella pronto para sentirme mejor... Un poco exagerado, ¿quizá? Aún soy solo un niño.Sin embargo, debido al cargo de mi padre he tenido la maravillosa oportunidad de desarrollar mi inteligencia; que mis tutores han calificado como increíble. He sido educado en las más respetadas disciplinas de la sociedad romana; clases de retórica y oratoria todos los días, matemáticas, filosofía... Cada amanecer se agolpaban en mi cabeza toneladas de nuevos conocimientos que no sabía exactamente a dónde dirigir; y cada atardecer los sustituía por centenares de sueños imposibles a los que no sabía como dirigirme.¿Acabaría en el senado, como mi padre deseaba?
Su ronca voz interrumpió mis cavilaciones; no lo esperaba:
-Hijo mío, hoy es un día muy importante para ti, hoy te he traído a tu primer esclavo; es un pedagogo griego que te ayudará en todo lo que necesites-
No me hice una idea de lo que pasaría a continuación. Tras las palabras pronunciadas por mi padre un joven cuya edad jamás conocería avanzó con pasos torpes hacia mí. Se veía asustado,pero parecía amable.
-Probablemente en su tierra tendría un nombre, pero eso no sirve aquí, así que tendrás que nombrarlo-
Lo llamé Kai; tomado de la palabra Kaiv, en griego, ya que por aquel entonces era de las pocas que conocía en aquel idioma. Era una conjunción con varios significados tales como ''y'' ''también'' o''aún''. Es algo irónico que yo solo conociera uno de sus significados y el resto me los mostrara él, como tantas otras cosas.
Mi padre me enseñó a tratar a los esclavos, me enseñó que no eran personas como yo; aunque yo me preguntaba por qué, si los veía cumplir sus funciones como cualquier trabajador libre. Pero a medida que creces dejas de hacerte preguntas, y aprendes a vivir como te han enseñado a hacerlo. Kai siempre estuvo a mi lado, pero con el paso de los años me convertí en un joven arisco y malcriado, al que ninguno de sus cuantiosos bienes podía contentar. Estaba vacío por dentro y lleno por fuera.
Me gustaba romper cosas; aunque no tenía mucha fuerza física, me gustaba sentirme poderoso. Intentaba romper lo que me molestaba en mi interior, no entendía lo que era, no sabía qué era lo que me hacía falta. No sabía por qué no era feliz. Mamá no estaba conmigo, pero yo ya era mayor, ¿por qué no podía superarlo? Mi padre nunca estaba en casa, pero no me dejaban solo en casa, dado que tanto Kai como los esclavos que se encargaban de cuidar la casa estaban allí conmigo. Era como tener unas fieles mascotas a tu servicio, y Kai era mi favorita.
Fue él quien me crió, fue él quien estuvo a mi lado en mis ataques de ira, y por supuesto fue él quien se cobró muchos de ellos. He sido cruel con él, como no podéis imaginaros. Lo he dejado fuera de casa de noche, a merced de las bajas temperaturas de invierno; lo he cosido a latigazos cada vez que no conseguía resolver algún problema aritmético que me planteara... Pero él no se rendía,seguía enseñándome con una voluntad tan férrea como la de los héroes a los que veneraba en su pequeño altar. Y aprendí, vaya que si lo hice, y todo gracias a la vocación de Kai, que conocía a la perfección cada página de cada libro que devoraba, cada fórmula...Su memoria era asombrosa, incluso mejor que la mía, y eso me hacía hervir la sangre. Le tenía envidia por eso, ¿por qué un ser cuya función era similar a la de un perro me superaba intelectualmente?¿Por qué?
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El mundo de mis sueños
FanfictionSerie de one-shots jrock Parejas en la tabla de contenidos.