17-Más alla de ganar

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-Con más fuerza hija. -Exclamó su padre.
-No...ya fue.-Exclamó Mai, con la vista baja.-Soy mala, vamos a perder por mi culpa.
-Eso no es verdad.- Dijo su padre levantando su mentón , mirandola fijamente con sus ojos color avellana, que generaban calidez y paz. -Intentalo una y otra vez hasta que te salga...- Se interrumpió dando unos pasos atras, con el balón en sus manos.
-Nunca lo olvides...-Arrojó la pelota.
Mai la miraba detenidamente, llena de pavor, acercandose lentamente hacia ella. Cerró sus ojos, inclinó sus rodillas, posisionó sus brazos y con una sonrisa en su rostro, le dio un buen golpe,enviandola aún más lejos de donde estaba parado su papá. Este quedó tan asombrado que se mordió la lengua. Caminó hasta ella, abrazandola cariñosa mente.
-Ves, ganar no hace al maestro, la práctica lo hace.-Concluyó besando su mejilla.
-Lo se papá- Dijo Mai con una mueca alegre en tono arisco al cariño de su padre.-Te quiero.
-¿Vamos por un helado?, mi pequeña Maia.
-Si...
Buscaron la pelota y de la mano, sus figuras se fueron alejando del parque, con el sol que se escondía, a sus espaldas.

*RING*RING * RING * RING *

-Ahh...-Apagó la alarma de su celular.-Fue un buen sueño - Dijo Mai entre bostezos.
-¡Maira!-Gritó su mamá desde la cocina.-Ya está el desayuno.¡Levántate o vas a llegar tarde!.
-¡Ya voy!-Exclamó dando un salto de la cama.
Mai es una joven de cabello rubio y ojos tan verdes como dos esmeraldas. No muy alta, de un temperamento bastante irritable y posee una inmensa pasión por el deporte, principalmente el fútbol, hincha fanática de River, y amor por el volley.
Ambas pasiones fueron transmitidas por su padre, quien desde que era niña, le enseñó sus valores.
Si bien no era muy talentosa, con esfuerzo logró entrar al equipo que representaba a su pueblo en las juveniles, oriunda de la provincia de Corrientes, añoraba algún día jugar profesionalmente y representar al país en los juegos olímpicos.
Pero justo cuando llego a la final de su primer torneo, jugando contra "Paseo de los Libres", la persona que más amaba la dejo para siempre. Fue un golpe duro, del que nunca se pudo recuperar y poco a poco, su chispa deportiva se iba extinguiendo. Volviendo a esa final pérdida en un "deja vu" constante.
-Ya me voy.-Dijo Mai, cerrando el portón de su casa, caminando en dirección a la secundaria G.Cerati.
Cuando llegó, ella y todos los alumnos fueron reunidos en el gimnasio para un anunció muy importante del director.
Mai suspuso que el director felicitaria y presentaria, a su equipo que una vez más llegó a la final del torneo de la zona buscando así la categoría provincial. Efectivamente lo hizo, ella no mostraba ninguna alegría en su pálido rostro, en parte por el recuerdo de padre y también, porque en los últimos partidos pidió estar en el banco suplente. Al lado del director, había un hombre de traje bien elegante, con el cabello peinado hacia atrás y una típica sonrisa de estafador. Era el señor Gustav, un millonario excéntrico adicto a los negocios.
Luego de que el director con una enorme alegría presentará y aplaudiera a las jugadoras, su rostro se puso serio, con una mirada más que nerviosa.
-Y...pues...el se..se- Tartamudeó varias veces.- El...El señor...
Gustav al ver la falla comunicativa del director, con desprecio le robó el micrófono de las manos y comenzó hablarles a todos los estudiantes, con su particular voz aguda, que provocaba risas al oírla.
-Niños, niñas o bueno el futuro, como se los suele llamar. Mi nombre es Gustav Creed...-Miró al director haciendo notar su incompetencia.- Soy dueño y accionista de la petrolera "Black-Fish"...-Hizo una pausa. Se podía escuchar las risas de los alumnos y algunos comentarios chistosos. -Pero eso no es lo importante...-aumentó el volumen de su voz.- Lo que nos reúne aquí y que coincide con estas jovencitas, es la salvación de su pueblo...
Todos se quedaron callados de repente.
-Verán, hemos descubierto un gran yacimiento petrolífero que se extiende por toda la zona y su pueblo esta en medio.-Sonrió descaradamente.- No voy a mentirles, ya hubiéramos arrasado con su pueblo sino fuera porque...- Rió un corto momento.- El intendente y varios vecinos se negaron. Pero el gobernador de la provincia me permitió la consecion, con una única condición. -Suspiró y su sonrisa de empresario se apagó brevemente.- Ganarmela. Algo irónico, porque con billetes esto se arregle. En fin, como vi que su equipo de volley femenino es conocido por ser uno de los mejores y al haber llegado a la final.-Sacó de su sacó el contrató de la consecion.- Haré mi apuesta, si ganan su pueblo permanecerá en pie y si pierden...-Miró a cada uno, incluso al director que aunque sabía lo que diría, mostraba una cara de asombro y miedo.-Lo destruire.-Concluyó arrojando el micrófono.
Cada uno de los presentes se miraban atónitos, sin saber que decir, impactados por las palabras del magnate petrolero.
Al salir de la escuela, Mai podía notar la tristeza de sus compañeros y de la gente que mientras caminaba, la miraban con preocupación en sus ojos y de alguna manera diciendo:
-¡Gana!
Atravesando el centro, donde se encuentran todos los comercios de ropa, almacenes y demás, una voz hizo que se esta se detuviera.
Al darse vuelta, su expresión de sorpresa fue incluso más grande que cuando escuchó que su pueblo sería destruido.
-¡Mai!-Exclamó una voz entre medio de la multitud.
Mai giró su cabeza hacia todos lados, buscando a la persona que gritaba su nombre.
-Acá estamos...-Escuchó mientras tocaban su hombro. Al darse vuelta, una singular alegría brotó de su ser.
-Chi..chicos - dijo emocionada- ¿Qué hacen acá?.
Durante un tiempo Maira, había entablado una gran amistad con cuatro jóvenes por medio de un grupo de whatsapp, formando una especie de "Familia virtual". Ella siempre contaba sus logros
y bromeaba entre ellos, que algún día irían a visitarla y verla jugar.
-Pues venimos a verte ganar obvio. -Dijo Leandro, el más alto del grupo. Dándole un abrazó.
-Simasvalequeganesviajamos...
Dijo Ezequiel entre dientes. Interrumpido por un golpe en las costillas, que le dio Sandy, la entrometida del grupo.
-No seas forro.-Le dijo en voz baja.
-¡Sandy, Eze!-Los abrazó Mai.
-Chicos me perdí...¡Mai!-Corrió Lula hacia ella, guardando su iphone.
-Todos están acá, yo..yo...-dijo algo emocionada. - No lo puedo creer...
-Claro que si, queremos ver como Mai triunfa.-Dijo Lula alegre.
-Si, ¿Mañana es la final no ?.-Recordó Sandy.
La alegría de Mai se disipó un instante y sin mirarlos a los ojos respondió:
-Si...
-¿Estás bien?-Preguntó Leandro preocupado.
-Eh... si, estoy cansada por el colegio y el entrenamiento.-Exclamó con una sonrisa forzada.-¿Dónde se quedan?.
-Ahh el papá de Lula nos reservo una suite, a dos cuadras de donde jugas. .-Dijo Eze en tono presumido.
Mai mordió su labio y evitó decirles la situación del torneo, en parte porque no quería que se preocuparán. Se despidió y con pasos rápidos se marchó a su casa. Aquella noche, dando varias vueltas entre las sábanas, sus pensamientos la atormentaban, hasta que el fiel recuerdo de su padre la durmió como una canción de cuna.
Pero ella no era la única desvelada, todos estaban preocupados por el destino de su tierra. El partido se jugaría a las diez de la mañana, desde muy temprano la gente caminaba alrededor del estadio, tomando mate, esperando que se abra y comience el partido definitorio.
Las gradas de locales y visitantes fueron cubiertas por los pueblerinos, muchos quedaron afuera y todos victoreaban por su equipo. El árbitro salió a escena, se termino de ajustar la red que dividía el campo y tras unas palabras del intentedente, las jugadoras de ambos equipos se preparaban para salir.
-Eran dos cuadras ¿Cómo es posible que nos perdiéramos?-Exclamó Sandy exhausta de tanto caminar.
-Eso pasa cuando confías en un familiar de Lula...-dijo Leandro corriendo el sudor de su frente y mirando hacia atrás.- ¡Lula, Eze!- les gritó a ambos, que venían unos metros atrás.
-Dale Lula...-Exclamó Ezequiel- Deja de grabar esos videitos cortos...Nos vamos a perder el partido.
-Al menos esos videitos de snap duran más que vos en...-Guardo su celular.
-¡Euu apurense! Ya están jugando...- Exclamó Leandro nervioso, escuchando a la multitud del estadio.
-Hola hermosa...-Le dijo un habitante del pueblo a Sandy, tocando su rizado cabello. Esta inmediatamente lo ampujo y de su bolso, sacó un recipiente con gas pimienta y se lo roció en los ojos. Este se tiró al suelo, retorciéndose de ardor.
-Los correntinos dan miedo...-Dijo Sandy asustada.
Los cuatro llegaron al estadio, con quince minutos de retraso. De igual forma ellos tenían asientos especiales reservados por Mai.
El partido iba dos arriba por parte del equipo local, sin embargo el miedo a que una vez más, como ocurría siempre, sean sólo falsas ilusiones ya que siempre perdían la final con"Paseo de los Libres".
Desde la banca, Maira apretaba fuertemente sus manos y movía sus piernas, como un león enajulado con ganas de salir a jugar, pero cada vez que iba a pedir entrar, algo la detenía.
-¿Dónde está Mai?- Preguntó Sandy, buscándola.
-En la banca...-dijo Ezequiel.
-Ay pobre parece nerviosa...-Dijo Lula.
Leandro, se posó de pie y caminó hasta el vestuario, minutos después de que el árbitro marcará el entretiempo.
-¿Por qué no jugas?.
Mai que se encontraba en la penumbra del vestuario, solitaria en uno de los bancos, miró afligida a Leandro.
-Porque no soy buena...van a perder si yo juego y...-Leandro la abrazó antes de que está rompiera en llanto.-Lean...
-Nunca sabrás, sino lo intentas. Además, ganar no lo es todo...
Al oír esto, Mai pudo recordar esas tardes que pasaba con su papá después del colegio practicando en el parque.
-Maira, rápido Julieta se descompenso. Jugarás en su posición, de punta.-Le dijo la entrenadora.-¿Lo haras?.
-¡Si!-Respondió con firmeza.
-Rompete una pierna...- Le deseo entre risas Leandro.
Entre rebote y rebote, el partido había sido igualado. Mai tan ágil como una pluma y rápida como una gacela, devolvía la pelota como misiles en guerra, ella sabía lo que significaba ganar este partido y perder,no era una opción.
Faltaba sólo uno segundos, y era el último saque, efectuado por Paso de los Libres, si el ataque era efectivo ellos ganaban y sino, el pueblo de Mai se salvaría. De repente, se formó un silencio tan profundo, que se podía escuchar la respiración agitada de las jugadoras.
Se efectuó el saque. Todos se comían las uñas y rezaban sus plegarias. La pelota iba directo a Mai. Cerró sus ojos, inclinó sus rodillas, posisionó sus brazos, respiró profundo y con una sonrisa implacable, devolvió la pelota. Desprevenidos, los jugadores contrarios no lograron evitar que la pelota entre a su área. El silbato del árbitro sonó, marcando la victoria del equipo de Mai, su clasificación en la categoría provincial y por su puesto, la salvación de su pueblo.
En medio de llantos, abrazos y euforia por la victoria, Gustav se retiró en helicóptero con una completa cara de odio y repudio.
Mientras alzaban a Mai, llamándola campeona, esta con el trofeo en la mano, mirando las nubes, pudo distinguir una figura parecida a la de su papá y simplemente dijo:
-Gracias totales...-Levantó la copa, con lagrimas de felicidad...

Fin.

Dedicado a mi lectora malhumorada Mai, todos ganamos y perdemos en la vida, pero vos siempre seras una campeona, no te rindas...
Con cariño, Eze.

"Los Cuentos de Eze"#PT2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora