Durante un día y medio, Pam, su gallina y el hada Koneko, dieron vueltas y vueltas, ocultándose entre las diferentes plantas y arbustos. El Zaxhzar las perseguía hambriento, tenia la forma de un oso con tres ojos, unos dientes que le sobresalían de su boca como cuchillas bien afiladas y seis patas bien gordas, recubiertas por su grueso pelaje negro que se extendía por todo el cuerpo.
─ Nos... Nos matara... ─ murmuró Pam envuelta entre ramas, asustada y por sobre todo exhausta. Añoraba aquella cama con el colchón de heno. La bestia se detuvo un instante, muy cerca de la niña. Su respiración se incrementaba como un rugido, expulsando un humo tan caliente que se formaban estelas de vapor cada vez que exhalaba. Lentamente giró su robusto y pesado cuerpo hacia Pam. La niña cerró los ojos. Cada pisada era más fuerte, las garras de sus patas se clavaban en la tierra húmeda y el crujir de su dentadura erizaba su piel.
─ Ya viene... ─ dijo con un leve sollozo. Koneko que se encontraba en el escote del vestido, voló suavemente hasta su hombro derecho y con sus finos y diminutos dedos de porcelana, corrió una de las lágrimas que caían por su mejilla.
─ Tranquila...─ El Zaxhzar estaba a centímetros, algunas hojas del espeso arbusto se movían por la tempestad de su respirar. Abrió su enorme mandíbula y flexionó sus patas traseras para impulsarse. Koneko también cerró sus ojos colorados y la luz rojiza que la cubría se apagaba lentamente. El Zaxhzar rugió y entonces un cacareó lo distrajo. La gallina Jorge, siempre escurridiza como Pitu, se había posado en una rama alta de uno de los árboles. ¿Cómo llego hasta ahí arriba si las gallinas no vuelan? El feroz animal, además de ser un experto cazador, también era un hábil escalador. Dio una vuelta y mientras se acercaba a la gallina, Pam recuperó el aire. Jorge descendió con toda ligereza y a penas sus patas amarrillas tocaron tierra se escabulló entre los matorrales. Un disparo se oyó y el Zaxhzar cayó sin más sobre el húmedo suelo.
─ ¡Está muerto! ─ gritó una voz cercana. Pam miró a todos lados, sintió un rozar en su pierna, era su gallina intrépida.
─ Pam no se si... ─ intentó decir Koneko, cuando la figura de un muchacho pálido se apareció frente al animal tumbado en el suelo. Vestía una camisa a cuadros roja, unos pantalones grises holgados color gris, y unas botas de cuero negro. Pam quedo encantada al verlo, le recordó aquellos héroes de cuentos que leía antes de dormir. Ignorando al hada guía, esta salió de su escondite algo temerosa. El muchacho dirigió sus ojos marrones hacia ella. Era quizás uno o dos años mayor, pero medían casi lo mismo.
─ Hola... ─ la saludó cortésmente. Mientras avanzaba, el rifle que cargaba en su espalda se tambaleaba dejando entrever la punta. ─ Soy Nahuel. ─ esbozó una pequeña sonrisa. Pam inconscientemente quiso abrazarlo como muestra de gratitud ante su salvador, pero este la esquivó. ─ Lo... Lo siento, es que... realmente no me gustan los abrazos. ─ Desvió su mirada tímidamente.
─ Perdón...─ susurró Pam entre dientes ruborizada. ─ ¡Gracias por ayudarnos! ─ Sus ojos y los de él se conectaron por unos segundos. ─ Mi nombre es Pamela... ─ rompió el silencio incomodo y a su vez, agradable.
─ Oh pues...
─ ¿Qué haces en este bosque? ─ preguntó Koneko con frialdad, levantando vuelo.
─ Yo soy un cazador...
─ No es una zona de caza... ─ Nahuel comenzó a sudar.
─ Si... lo se, pero...
─ Las hadas sabemos cuando alguien miente, mejor dinos la verdad... NAHUEL... ─ dijo su nombre con asco. El cazador quedó inmóvil, el seño fruncido y aquellos ojos carmesí lo intimidaban.
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"Los Cuentos de Eze"#PT2016
RandomHola, ¿cómo estás ?, mi nombre es Ezequiel , seguramente no me conoces pero eso no es importante... Aburrido, cansado, con ganas de leer, pues entonces estàs en el lugar indicado. Preparate para entrar a mi mente, al universo de mis historias y pers...