Días 33 y 34.

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Día treinta y tres:

Hay un vendaje alrededor de mi mano ahora, y no me gusta para nada. Quiero poder ver las cicatrices y pasar mis dedos por ellas. Para mi, son hermosas. Un hermoso signo de cómo estoy tratando de superar el pasado. Pero los chicos no lo entienden.

Me han estado mirando sin parar, no me dejan hacer nada por mi mismo o ir a ningún lugar solo. Me están empezando a sofocar.


Día treinta y cuatro:

Estoy demasiado hambriento, pero no puedo ni siquiera pensar en comida. Gonzalo intenta hacerme comer, pero ya ni puedo digerir la comida. He perdido peso. Demasiado. Todos se han dado cuenta, es demasiado difícil de esconder.

También me desmaye en el estudio, y ahora la gente se esta empezando a preocupar un poco. Aunque yo se que estoy bien. No solo lo se, lo estoy. Solo no tengo hambre.

99 días|| Brunaela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora