Lo había decidido, esa misma tarde se declararía a Koyama. Llevaban varios años siendo amigos, recordaba perfectamente el día que se conocieron en un restaurante de comida rápida, el local estaba tan lleno que tuvieron que compartir una mesa. Ambos congeniaron bien y decidieron mantener el contacto, que al poco tiempo se convirtió en una fuerte amistad. Desde hace unos meses se habían convertido en "amigos con derecho", los abrazos y caricias entre ellos no eran pocos, al fin y al cabo, ambos eran adultos solteros que echaban de menos el afecto humano. Koyama era muy amable y divertido, además de que tenía un cuerpo bien formado. Esto había hecho que Masuda perdiese la cabeza por él.
Masuda se dirigía a casa de Koyama, habían quedado con el pretexto de pasar la tarde viendo una película y tal vez luego cenar una pizza, aunque en realidad el objetivo del enamorado era muy diferente. Podía asegurar que Koyama también sentía algo hacia él... definitivamente, esa era su tarde.
Masuda se paró en un paso de peatones a esperar a que la luz verde del semáforo brillara para así poder cruzar. Cuando estaba a punto de llegar al otro lado de la calle, oyó un fuerte grito detrás de sí. Se giró al instante como acto reflejo para saber qué sucedía. Vio como una bicicleta golpeaba a un chico, no parecía que eso le hubiese hecho mucho daño, pero el muchacho perdió el equilibrio y se golpeó en la cabeza contra el semáforo, cayendo después al suelo.
Masuda fue a socorrerlo, pues el chico no se levantaba. Cuando se acercó, comprobó que el muchacho estaba inconsciente y que un chorro de sangre resbalaba por su cara, haciendo que Masuda empezase a perder los nervios. Otros peatones se acercaron al herido para intentar ayudar, pero al ver que no recuperaba la consciencia una mujer llamó a una ambulancia.
-El conductor de la bicicleta ni siquiera se ha quedado a ayudar, ¡qué poca vergüenza!- comentó un hombre.
Masuda asintió. Estaba sentando en el suelo sosteniendo el indefenso cuerpo del chaval, intentando frenar la hemorragia con un pañuelo.
Al poco rato llegó la ambulancia.
-¿Alguien conoce a este chico?- preguntó el conductor del vehículo. No obtuvo respuesta, era un completo desconocido para todos los presentes.
-Yo le acompañaré al hospital- se ofreció Masuda, había estado pendiente del accidentado hasta ahora y estaba bastante preocupado.
Subieron al herido a la ambulancia y a continuación entró él.
-"Espero que no sea nada grave"- pensó Masuda sin apartar la vista del lastimado.
No entendía como el ciclista no le había visto, el chico tenía el cabello rubio, cosa que llamaba bastante la atención entre el resto de ciudadanos...
Masuda agarró su mano, sonriendo suavemente y transmitiéndole fuerzas. Nunca se había preocupado tanto por alguien que no conocía, pero por alguna razón, sentía que debía ayudar a ese chico...
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¡Hola! Aquí estoy con otro fanfic, ¡qué emoción!
No estaba muerta ni me había raptado un unicornio, si no que han pasado muchas cosas desde que no actualizo mi otro fanfic:
-Tenía exámenes finales
-Me dieron vacaciones y me fui unos días a otra ciudad
-No tenía inspiración
-Y otros efectos secundarios (?).
¡Pero se me ocurrió esta idea y tenía ganas de realizarla! No tenía pensado publicar tan pronto el primer capítulo, pero me moría de ganas ^w^
Muchas gracias si has llegado hasta aquí ;u;
Tanto si ya me conoces de mi otro fanfic o si eres nuevo, te recibiré con galletas y chocolate (?)
Atte.: Raquel ❤
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A Star Falling
FanfictionAlgunas cosas pasan en un instante, como una estrella fugaz. Algunas de esas cosas pueden cambiar tu vida. Algunas personas pueden ser tu estrella fugaz. Advertencias: -Este fanfic es de temática BL (Boys Love), si no te gusta el género, por favor...