Koyama llegó a la casa de Kato siguiendo las indicaciones que le había dado.
Estaba nervioso, no sabía qué debía hacer. Se quedó unos minutos congelado frente a la puerta, sentía un temor inexplicable.
-Relájate Keiichiro, tan solo tienes que devolverle la cámara y te vas...- susurró para sí mismo, dándose ánimos.
Notó como su mano temblaba levemente cuando quiso pulsar el timbre. Apretó el botón durante un instante.
Uno, dos tres... los segundos pasaban lentamente. Koyama empezaba a preguntarse si Kato estaría en casa o si habría llegado en un mal momento.
Todas esas dudas desaparecieron cuando la puerta se abrió.
-Buenas tardes, Keiichiro- sonrió suavemente el propietario de la vivienda.
Keiichiro. Le había llamado por su nombre. Sintió impulsos de besarle y lanzarse sobre él ahí mismo, pero se contuvo forzando una estúpida sonrisa. Miró fijamente el rostro de Kato, era más guapo de lo que recordaba.
-No te importa que te llame así, ¿verdad? Tú siempre me llamas por mi apodo y pensé que estaría bien usar tu nombre de pila...- murmuró mientras abría más la puerta, invitándole a entrar.
-¡Claro que no! ¡P-puedes llamarme como quieras!- sonrió ampliamente, haciendo reír al menor-. Aquí tienes, siento habérmela quedado...- sacó la cámara de fotos del bolsillo de su chaqueta y se la entregó, realizando una leve reverencia a modo de disculpa.
-Muchas gracias- posó el aparato sobre un mueble.
Hubo un largo silencio, ninguno sabía que decir. Koyama no quería hacer nada fuera de lo debido, tal vez el otro día se hubiera equivocado haciendo... aquello.
-¿Quieres tomar un té o un café?- la voz de Kato le sacó de sus pensamientos.
Koyama asintió, lo que más quería era pasar tiempo a su lado.
Ambos se sentaron a tomar sus bebidas en una pequeña mesa que se encontraba en el comedor.
-Tu casa es muy bonita...- comentó Koyama, mientras pensaba que le gustaría pasar el rato allí más a menudo.
-No es para tanto, pero gracias- sonrió el menor.
Koyama era un manojo de nervios... sin embargo, Kato parecía tranquilo, como si no recordara lo que había pasado entre los dos la última vez que se vieron. Koyama se sonrojó al recordarlo, ¿cómo habría sido capaz de hacer algo así?
-Keiichiro...
El mayor dio un pequeño brinco cuando Kato volvió a pronunciar su nombre.
-Te conozco desde hace poco, lo sé, pero te noto extraño... ¿Ha ocurrido algo?
El corazón de Koyama dio un vuelco al pensar que Kato se había estado fijando en él. Aunque era verdad que no era el mismo de siempre, por su cabeza pasaban muchas cosas, como los sentimientos que sentía por él y también el hecho de que Masuda se hubiera enfadado el día anterior... No entendía qué podría haberle ocurrido, ni siquiera se había atrevido a llamarle.
-No te preocupes, estoy bien- lo mejor sería no decirle nada de eso, no quería aburrirle con sus problemas.
Pero en ese momento sus miradas se cruzaron, Koyama se perdió en esos profundos y hermosos ojos que le miraban con preocupación.
-Tú siempre me pides que te cuente mis problemas... así que también quiero oír los tuyos.
-Shige...- tenía razón, debía ser sincero con él, al fin y al cabo era la persona a la que amaba...-. Ayer Masuda se enfadó conmigo, pero no sé por qué... Él es alguien muy importante para mí, siempre me ayuda y me hace reír, no quiero perderlo. ¿Qué puedo hacer...?
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A Star Falling
FanfictionAlgunas cosas pasan en un instante, como una estrella fugaz. Algunas de esas cosas pueden cambiar tu vida. Algunas personas pueden ser tu estrella fugaz. Advertencias: -Este fanfic es de temática BL (Boys Love), si no te gusta el género, por favor...