A Masuda no le resultó muy complicado llegar a la casa de Tegoshi, su sentido de la orientación era bastante bueno, además, tampoco estaba demasiado lejos de la suya.
Eran las ocho de la mañana cuando llamó al timbre de su apartamento. Oyó un "ya voy" y unos pasos que provenían del interior de la vivienda. Unos segundos después, la puerta se abrió.
-¡Buenos días, Massu~!- exclamó Tegoshi con una brillante sonrisa en el rostro antes de lanzarse a los brazos de su invitado.
Masuda se ruborizó, no se esperaba una bienvenida así. Agarró la cintura del rubio y lo separó de él suavemente.
-No grites, podrías despertar a tus vecinos, aún es temprano- susurró el pelirrojo.
Tegoshi tomó las manos de Masuda que aún seguían sobre su cintura y lo llevó al interior de su vivienda.
-¡Me hizo mucha ilusión cuando me dijiste que vendrías, así que me he esforzado cocinando! Espero que tengas hambre- comentó mientras guiaba a su invitado al comedor.
La casa de Tegoshi estaba algo desordenada, cerca de la entrada tenía un sofá lleno de animales de peluche- detalle que le hizo gracia a Masuda- y una pequeña mesa de cristal sobre la cual había decenas de revistas y periódicos de deporte.
Una vez en el comedor, Masuda contempló que su anfitrión había preparado un desayuno típico japonés. Había arroz, sopa de miso y salmón hervido.
-No hacía falta que te esforzaras tanto...- murmuró algo sorprendido.
-¡Sí hacía falta! Era lo menos que podía hacer por ti... ¡Vamos, siéntate!- Tegoshi empujó a Masuda y le acomodó en una silla. Después, se sentó a su lado.
Ambos empezaron a comer, Masuda estaba feliz pues hacía mucho que no tomaba un desayuno tradicional, hasta que probó un primer bocado. El arroz estaba duro, el salmón, prácticamente crudo y la sopa de miso era insípida. Sintió unas pequeñas náuseas.
-¡Me ha salido mejor que la última vez que lo hice!- canturreó el rubio disfrutando del desayuno.
-¿Ah, sí...?- musitó el pelirrojo, antes de dar un sorbo a su vaso de té. No quería imaginarse como sería otras veces. Ese chico necesitaba clases de cocina urgentemente.
-¿Te gusta, Massu?- al menor le brillaban los ojos.
-Sí, es delicioso...- no podía decir otra cosa, Tegoshi lo había hecho por él...
Con mucho esfuerzo, consiguió terminar de comer. Después se levantó y se dispuso a recoger la mesa.
-No te preocupes, yo me encargo de eso- le dijo Tegoshi.
-Tú ya has preparado el desayuno, así que déjame al menos lavar los platos- le sonrió.
El más joven se levantó de un salto de su silla y le abrazó por la espalda.
-¡Qué bueno eres conmigo, Massu~!- canturreó.
-¿Es que eres un koala? ¡Suéltame!- protestó Masuda.
Las manos del menor subieron por su abdomen y se pararon en su pecho.
-¿Sabes que tienes un buen cuerpo?- murmuró mientras le manoseaba.
-Ugh...- el pelirrojo se sacudió intentando que le soltara.
Tegoshi le dio un besito en la mejilla antes de separarse de él.
-¿Tú siempre has sido así o el golpe te ha afectado a la cabeza?- Masuda le miró con el ceño fruncido y las mejillas coloreadas.
El menor soltó una carcajada.
-Tienes que estar preparado para cuando Keii-chan y tú hagáis esas cosas- sonrió pícaramente.
Masuda no pudo evitar imaginarse a él y a Koyama en una situación así, ¿sería capaz de conquistar su corazón? Parecía una meta tan lejana que a veces le daban ganas de rendirse...
Sin saber por qué, acarició la cabeza de Tegoshi, mientras soltaba un suspiro.
-Massu...- murmuró el más joven, mirándole a los ojos- ¿alguna vez has besado a un hombre?
-¿Eh...? N-no, yo solo he besado a mujeres...
-Entonces... ¿cómo sabes si te va a gustar?
Tardó unos segundos en contestar.
-Pues... no lo sé- dijo-. Pero yo creo que lo importante no son los besos, si no...
-¿El sexo?
-¡No!- se ruborizó-. Lo importante en una relación es el sentimiento, ¿no crees? Si no hay amor, ¿qué sentido tienen los besos?
-¡Los besos son una forma de transmitir amor! ¡Es importante saber hacerlo bien!- exclamó, emocionado-. Si quieres... puedes practicar conmigo.
-No hace falta, no creo que sea muy complicado- sonrió-.
Tegoshi torció levemente la boca y le miró con recelo. Con confianza, se acercó a su rostro, Masuda le miraba incrédulo. Sin pensarlo más, le robó un beso, fue un roce rápido y para nada profundo, tan solo duró unos pocos segundos.
El pelirrojo se llevó una mano a su boca y miró a Tegoshi, sorprendido. Su rostro se enrojeció por completó.
-¡T-te dije que no hacía falta!- exclamó, golpeando suavemente la cabeza del rubio, que se carcajeaba.
-Es normal que dos amigos se besen.
-¡Mentira!
Como pensaba, besar a un hombre no era muy diferente a besar a una mujer... Aunque hubiera preferido comprobarlo con otra persona y no con Tegoshi. Pero, extrañamente, no se había enfadado. Hacía tanto tiempo desde la última vez que había besado a alguien que ya no recordaba cómo era. Había sido... extraño, pero no le había desagradado...
-¿Quieres que sigamos practicando, Massu?- rió el menor.
-¡No!
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¡Hola! ^^
He subido este capítulo tan rápido por la insistencia de @OshimaKomura y porque hoy escribí el undécimo de un tirón (¡yeeeey!) XD .
Ese beso... ¿sería una broma inocente o tendrá un trasfondo profundo? (?). Tenía planeado algo así para el capítulo seis, pero preferí dejarlo para más adelante y aquí está.
Este capítulo fue flojo y malo, pero el 10 y el 11 son mejores, lo juro :'v.
Como siempre, gracias por llegar hasta aquí ^^ <33
Dicho esto, corto y cambio (??).
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A Star Falling
FanfictionAlgunas cosas pasan en un instante, como una estrella fugaz. Algunas de esas cosas pueden cambiar tu vida. Algunas personas pueden ser tu estrella fugaz. Advertencias: -Este fanfic es de temática BL (Boys Love), si no te gusta el género, por favor...