Capítulo 16- Final

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Tegoshi estaba en su casa viendo la televisión tirado sobre el sofá. Llevaba una semana esperando una respuesta por parte de Masuda y tenía la sensación de que aún quedaba mucho tiempo para oírla. Sabía que debía de tener paciencia, pero de todas maneras...

-¡Aghh! ¡Maldito pelirrojo de bote!- exclamó dándole un golpe al sofá e ignorando que su propio cabello era teñido.

No quería llamarle por teléfono, pues no pretendía parecer un desesperado... Pero empezaba a pensar que Masuda solo estaba jugando con sus sentimientos... No, la persona de la que se había enamorado no era capaz de aquello.

Apagó el televisor, aburrido de pasar por todos los canales sin encontrar nada interesante.

-Lo mejor será que me vaya a dormir...- suspiró mirando su reloj, eran las diez de la noche. No solía acostarse tan temprano, ni siquiera estaba cansado.

Tenía como costumbre beber un vaso de leche caliente antes de acostarse, le ayudaba a conciliar el sueño.

Miró de reojo a la ventana mientras tomaba su bebida. El cielo estaba lleno de estrellas, justo como el día en el que conoció a Masuda. Eso había sido a principios de verano y ahora estaba a punto de acabar...

-"Qué rápido pasa el tiempo"- pensó.

Se dirigió a su habitación una vez acabó de beber. Comenzó a ponerse el pijama mientras pensaba "¿por qué me he tenido que enamorar de un idiota?". Tenía sueño, el vaso de leche había hecho efecto, no le iba costar dormir...

De pronto oyó el ruido del timbre. Suspiró, no pensaba abrir la puerta a nadie a estas horas. Volvió a oírlo y soltó un pequeño gruñido, la gente podía llegar a ser muy insistente. Tenía curiosidad por saber cuánto tiempo estaría allí aquella persona... Sintió como empezaron a aporrear su puerta.

-¡Tsk! ¿¡Es que piensas tirar la puerta abajo!?- exclamó mientras se dirigía a la entrada, no le quedaba más remedio-. Ya ni me dejan dormir tranquilo...

Abrió un poco la puerta para ver de quién se trataba, a esas horas podría ser algún ladrón... Pero enseguida se dio cuenta de que no era así.

-Qué sorpresa, ¿a qué se debe esta visita nocturna?- torció la boca en una media sonrisa.

O puede que sí fuera un ladrón, el de su corazón.

-¿Puedo pasar...?- preguntó el chico mirando fijamente la vestimenta de Tegoshi, llevaba un fino pijama de estampado de leopardo.

-¡Adelante!- exclamó mientras hacia un gesto con el brazo, invitándole a entrar.

-Perdón, no pensé que estuvieras a punto de acostarte- se rascó la cabeza, algo incómodo.

-Ya ves, mi vida es tan aburrida que lo único que puedo hacer es dormir- hizo una sonrisa sarcástica.

-No me digas...

Masuda no sabía qué hacer, tan solo quería decirle que había aclarado sus sentimientos pero, ¿cómo debía hacerlo? Se mordió el labio inferior mientras observaba la esbelta figura de Tegoshi.

Se acercó a su rostro, tal vez no le hicieran falta palabras... Comenzó a besarle con sutileza, pegando el pequeño y delicado cuerpo del más joven contra la pared.

Tegoshi soltó un gemido de sorpresa cuando sintió la mano de Masuda sobre su torso, ¿a qué venía aquello de repente? Aunque sus labios eran tan suaves y deliciosos... Pero no, no podía ser tan débil y caer en la tentación como si nada... Golpeó la entrepierna del mayor con su rodilla.

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