1. Pequeño ángel

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— ¡Muy bien! ¡Excelente trabajo el de hoy, chicos!—el entrenador nos felicitó dando por finalizado la práctica de basquetbol. Me acerqué a los pequeños bancos que había cerca de las gradas, Daniel al verme cerca hizo una señal antes de arrojarme la botella de agua.

El celular de mi amigo sonó, éste lo miró y colgó la llamada sin siquiera responder. Sonreí divertido al imaginar quien podía ser.

—Deberás hablar con ella, está volviéndote loco—aconsejé mientras caminábamos a los vestidores. Los demás chicos se cambiaban de ropa o iban a las duchas para seguir con las clases.

—Está obsesionada conmigo, le he dicho miles de veces que no la amo pero ella insiste—Daniel abrió su casillero, justo al lado del mío, Victoria había sido su novia durante dos años, la relación terminó porque según mi amigo, ya no sentía lo mismo por ella. Me pareció algo cruel, ¿Cómo puedes estar dos años con esa persona y luego no sentir nada?, no tenía sentido para mí—No sé qué decirle para que me deje en paz—tenía una toalla en su hombro, cerró el casillero dejando la botella de agua a mi lado, estaba sentado en el banco que había en medio de los casilleros.

— ¿Has intentado hablar tranquilamente con ella?, quizás comprenda así.

—Victoria es muy terca, créeme—negó con la cabeza y luego cambió el tema—En fin, iré a limpiarme un poco, ¿Nos vemos en la cafetería?

—Claro.



Caminé a mi clase de Física revisando mi celular navegando por las redes sociales mientras escuchaba algo de música a través de los audífonos, algunos estudiantes caminaban por los pasillos buscando su siguiente salón o ansiosos de salir de este lugar. Al sentir que alguien me detuvo tocando mi brazo, me giré observando a Victoria. Era muy atractiva como para andar obsesionada de mi amigo, incluso Daniel creía eso.

—Hola, Darío, ¿Tienes clase, ya mismo?—preguntó con una pequeña sonrisa. Me deshice de uno de mis audífonos para poder escucharla mejor.

—Sí, así es. ¿Qué sucede?

—He llamado a Daniel pero no responde, ¿Te ha dicho algo sobre eso?—pude notar algo de tristeza en sus ojos. Me sentí algo mal por ella, la chica realmente estaba enamorada.

—No mucho—contesté algo dudoso—Ahora está en clase pero le diré que hable contigo.

— ¿Enserio?, ¿Harías eso?—sus mejillas tomaron un color rosa.

—Claro, debo irme, llegaré tarde—le recordé.

—Cierto, lo siento, gracias Darío—sonrió para luego alejarse un poco más esperanzada. Seguí mi camino hacia el salón bajando a uno de los tantos pasillos que daba vista al jardín del instituto, había algunos chicos o parejas sentadas en el césped, varios grupos de estudiantes estudiando o hablando entre sí, mi atención se fijó en un grupo de chicas jugando Voleibol. Detuve mi caminata olvidándome de la clase de física, mi corazón se aceleró un poco al verla jugar.

Su cabello estaba recogido en una coleta baja dejando algunos mechones sueltos por su rostro, jugaba junto a sus amigas, sus mejillas estaban algo rojas por concentrarse tanto en los movimientos, sonreí divertido al ver que en cuanto iba a golpear la pelota se cubrió la cabeza con los brazos pensando que iba a tocarla.

Su nombre era Jazmín Young, estaba en el mismo año que yo, la chica era la mejor del salón, sus notas eran excelentes, se esforzaba mucho en todo lo que hacía y cuando no lo hacía, de igual modo le salía bien. Daniel decía que estaba enamorado de ella, según él, debería ir hacia ella y confesarle lo que siento pero no podía hacer eso. ¿Qué chico lo hace?

Déjame Conocerte (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora