3. Una vida sencilla

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Las clases habían terminado por hoy, Daniel se había despedido de mí excusándose por no poderse ir conmigo ya que debía pasar a recoger sus dos hermanos pequeños, saqué las llaves del auto abriendo la puerta, dejé mi bolso en el asiento de al lado, cerré con algo de fuerza buscando mi celular luego.

El auto no era mío, era de mi padre, él sabía cuanto quería un auto sólo para mí, era una de mis debilidades. No era gran cosa pero me agradaba el vehículo, era...sencillo.

Conecté el celular al pequeño equipo de música del auto, busqué una de mis canciones favoritas, al conseguirla coloqué el volumen en tono ambiente, me encantaba disfrutar de la música cuando estaba solo, no escuchaba aquellas canciones sobre llevar a la cama una mujer y luego hacer lo que quieras con ella, era algo asqueroso para mí.

En cuanto comencé a conducir, la voz de la mujer del grupo se escuchó, mientras conducía pensé en Jazmín. Este sábado saldría con ella, ¿Debía sorprenderla o ser sólo yo?, ¿Debía fingir ser arrogante o simplemente simpático?, algunos chicos arrogantes son los más preferidos por las muchachas.

Jazmín es diferente, ella no es como las demás muchachas. Sonreí algo nervioso mientras giraba en la esquina, todos los días me detenía a mirarla y fijarme en cada detalle pero no conocía nada de ella. ¡Idiota!, me grité mentalmente reprochándome eso. ¿Cómo era posible que no supiera nada de Jazmín?, esa chica me pone de rodillas con cualquier gesto.

Subí algo de volumen a la canción queriendo distraerme, no quería preocuparme ahora por eso. ¿No debía morir por eso, cierto? Sólo debo hacer el esfuerzo de conocerla, además en una salida de amigos...se habla, se busca diversión, se ríe del mundo.

—Basta de eso, Darío, basta de eso—susurré a mi mismo. Para mi suerte, no hubo mucho tráfico, lo cual era raro, normalmente en New York siempre hay autos o accidentes.

—¡Hola, Darío!—escuché en cuanto bajé del auto con mi bolso en el hombro y mi celular en la mano. Sonreí un poco al verla acercarse, Vanessa Hall era la hija de nuestros vecinos de al frente, tenía la misma edad que yo, eramos buenos amigos desde niños. Sus padres prefirieron que estudiara en un instituto privado, era realmente buena en historia y matemática.

Se acercó abrazándome unos minutos para luego separarse. No solíamos vernos mucho entre semana, ambos teníamos deberes que hacer.

—¿No deberías estar en la escuela?—pregunté mirándola curioso. Era de cabello largo hasta su cintura completamente liso, su flequillo caía de lado, era no muy delgada, estatura baja, ojos verdosos, labios finos y sus cejas eran del color su cabello, completamente negro.

—Sí, lo sé pero convencí a mis padres de no ir. Realmente quería quedarme en casa.

—¿Te sientes mal?

—No, no. Sólo es uno de esos momentos en que no quieres hacer nada—sonrió divertida—¿Qué tal tu día?

—Bueno, no ha ido mal—miré a otro lado y recibí un leve golpe de su parte—¿Qué?

—Cuando haces eso es porque algo interesante ha pasado, cuéntame—pidió como niña pequeña.

—¿Prometes no burlarte?

—Lo prometo.

—¿Y prometes no decir nada?

—Lo prometo, ¿qué sucede?—sonrió ansiosa.

—Invité a Jazmín al cine, este sábado, ella aceptó—contesté. No hubo necesidad de explicarle quien era, Vanessa sabía que estaba completamente hipnotizado por ella—Pensé que no lo haría...

—Oh—pude ver que la emoción de hace minutos había desaparecido de su rostro. Sonrió apenas mirándome—Que bueno, ¿Qué película verán?

—No lo sé—me encogí de hombros mirando unos niños jugar en el jardín de una de las casas—Supongo que la que ella quiera ver.

—Entiendo.

—Debo entrar, tengo tarea y no quiero tardar mucho, hablamos luego Vane—me despedí caminando a la puerta, al entrar no tardó en aparecer el delicioso aroma de la cocina, mi madre era una de las mejores cocineras.

—¡Cariño, llegaste justo a tiempo!—sonrió al verme aparecer. Mi hermana menor estaba esperando el almuerzo sentada en una de las sillas del mesón.

—¿Cómo es que siempre llegas cuando mamá va a servir la comida?—quiso saber Delia. Tenía 13 años, era exactamente como mi madre, cabello castaño con algunos tonos rubios, ojos oscuros, nariz y labios finos. Mi padre solía bromear con ella cuando estaba molesta ya que era como ver a mi madre en ese estado.

—Cosas del destino—bromeé sentándome a su lado.

—El destino quiere que te alimentes bien—mi madre siguió con el juego aguantando reír. Caminó al horno sacando el pollo que estaba listo—Delia quiero que hagas los ejercicios de matemática, si no entiendes mucho pídele a tu padre que te ayude y Darío si no quieren cocinar la cena, arriba en la habitación dejé algo de dinero que puede alcanzar para una pizza o lo que quieran—explicó algo seria mientras comenzaba a servir la pasta con la ensalada que había preparado y el pollo. Ambos asentimos entendiendo. Delia era un desastre en matemática, mi padre la ayudaba intentando explicarle algunos detalles pero simplemente odiaba esa materia.

El almuerzo transcurrió en conversaciones triviales sobre el día de cada persona, mamá trabajaba como enfermera en uno de los hospitales de la ciudad, algunos días comenzaba en la tarde hasta el día siguiente o también comenzaba desde la noche hasta la mañana, era un trabajo algo agotador, a veces no dormía nada, cuando dormía todo el día solíamos respetar eso. Mi padre era panadero, para él no era difícil, amaba el pan y los dulces, era su trabajo ideal. Entre semana estaba fuera de casa todo el día, excepto los fines de semana que eran libres para él.

Al terminar de comer, mi madre volvió a recordarnos todo antes de irse, Delia se encerró en su habitación y yo en la mía, encendí la laptop revisando mi cuenta de Facebook, no había nada interesante, justo cuando iba a desconectarme, una pequeña ventana en la parte inferior apareció de la pantalla apareció.

¿No deberías hacer tus tareas, niño bueno?

Sonreí divertido, era Vanessa. Mientras hablaba con ella comencé a ocuparme de mis deberes, casi al terminar un ensayo de historia recibí una solicitud de amistad. Algo curioso por saber quien era, abrí la ventana de solicitudes y lo que vi me dejo pálido, ¿esto era real?

Déjame Conocerte (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora