33. Aquí estoy contigo

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Bajamos del taxi y Stephanie se encargó de pagarle al hombre. Quedaba no muy lejos de la casa en donde estábamos, miré la casa sencilla y blanca que se encontraba frente a nosotros. Tenía una cerca blanca que rodeaba la entrada, el césped estaba mojado por la lluvia que había caído, Stephanie pasó primero acercándose a la puerta. Las ventanas estaban cubiertas del otro lado por unas cortinas, noté la puerta cerrada de un garaje, quizás la madre de Jazmín se había comprado un auto. El timbre se escuchó, mientras esperamos que alguien nos recibiera noté las miradas curiosas de los vecinos chismosos.

Sonreí divertido imaginando los comentarios de Jazmín ante eso.

—¿Señora Young?—regresé la atención a mi amiga—Disculpe, somos amigos de Jazmín...

Stephanie fue interrumpida, al acercarme para ver mejor, la madre de Jazmín me reconoció. Sonrió sorprendida de verme.

—¿Darío Miller?—se apartó de la puerta un poco abrazándome.

—Un gusto verla de nuevo, señora—sonreí mirándola en cuanto se alejó.

—¿Qué haces aquí?—miró a Stephanie y luego a mí. No entendía porque no reconocía a la chica, preguntaría luego.

—Stephanie y yo vinimos a casa de una de las amigas de su madre, conseguí la dirección gracias al perfil de Jazmín en su Facebook...

—Oh, cierto—sonrió. No había cambiado mucho, la notaba un poco más delgada y algo más feliz, por lo menos el cambio había sido bueno realmente—Pasen.

Al entrar noté lo limpio, lo organizado y lo perfecto que estaba todo. La madre de Jazmín era una mujer que tenía un lugar específico para todo, así mismo la había describido su hija. Según lo que recordaba, la señora Young tenía algunas discusiones tontas con su esposo y su hija por el desorden que solían tener.

La sala se mantenía decorada por varios cuadros en las paredes, tenía diferentes paisajes, diferentes barcos, bosques, animales, etc. En una pequeña mesa cerca del sofá color café estaban algunas fotos de sus hijos, mientras esperamos a que sirviera algo de chocolate mi atención se fijó en una foto de dos chicos.

Jazmín aparecía al lado de su hermano quien era más alto que ella, sonreí un poco observando el vestido que llevaba, no tenía mangas, tenía un escote en forma de corazón y llegaba hasta sus rodillas ampliándose en la falda, los destellos eran del mismo color que el vestido, azul oscuro. Su cabello castaño se mantenía recogido en un moño con cierto aspecto despeinado, el chico tenía su brazo sobre los hombros de su hermana. Ambos no parecían ser hermanos pero los dos tenían el mismo color de cabello.

—¿Eres una de sus amigas, cierto?—la señora Young apareció depositando una bandeja con galletas y unas tazas. Nos sirvió algo de chocolate caliente a lo cual ambos agradecimos. La casa estaba muy silenciosa.

—Sí, no tuvimos la ocasión de conocernos hace años...

—Lo sé, no te preocupes—se dejó caer en el sillón que estaba cerca de mí. Su cabello ahora había abandonado aquellos mechones rubio, lo llevaba suelto hasta sus hombros completamente liso y de color chocolate lo cual le daba un mejor aspecto a su rostro—¿Dónde dijiste que se están quedando?

—En casa de Lily, una amiga de la madre de Stephanie—contesté tomando una galleta.

—Llegamos hoy, le conté a Darío sobre venir a Oregón, supe que tanto él como yo extrañábamos ver a Jazmín así que decidimos venir—añadió mi amiga bebiendo de su taza.

—Estará muy contenta cuando los vea—sonrió dulcemente, fijó sus ojos en mí—Lamentablemente no vendrá hoy, en la mañana salió a verse con Ysa, una chica que estudió con ella, dijo que comprarían algunas cosas y pasaría la noche en su casa—nos estudió a ambos con la mirada, mi corazón se detuvo unos segundos al escuchar eso.

Déjame Conocerte (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora