32. La llegada, muy cerca de ella

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—Así que he decidido irme—finalicé el relato mientras guardaba mi ropa en la maleta—Lo sé, sé que estoy loco, sólo dilo.

Estás muy loco, hermano—bromeó. Escuché su risa por el celular e incluso pude escuchar como Vanessa lo golpeaba—¡Oye!

No me parece una locura, al contrario, creo que es una gran idea—me apoyó emocionada—¿Le has contado a tus padres?

—He hablado con mi madre hace minutos, está tan contenta como tú—sonreí un poco escogiendo algunas camisas y chaquetas—No quiero que Jazmín sepa sobre esto, quiero que sea una sorpresa. Espero que se mantengan callados.

Obviamente no diremos nada—pude imaginar a Daniel rodeando los ojos—De hecho, hace una semana que no sabemos sobre ella.

Tenemos muchos trabajos por hacer, hemos estado algo ocupados—explicó Vane—Pero prometemos no decir nada.

—Gracias, chicos.

Debo irme, tengo clase de Literatura, espero hablarte luego, Darío.

—Lo mismo digo, Vane—me despedí. Esperé unos segundos notando que la llamada seguía activada—¿No debes ir a clase, Daniel?

—Tengo unas horas libres, entonces...Stephanie te ha convencido sobre ir a Oregón—suspiró con un tono de voz distraído. Seguí ordenando mis cosas dejando el celular en la cama al activar el altavoz—¿Cómo crees que actúe al verte?

—Probablemente estará muy sorprendida, las cosas inesperadas eran sus favoritas—respondí recordándola con su sonrisa, sus ojos dulces e inocentes que siempre parecían estar brillando—No lo sé.

Han pasado cinco años, ¿Y si tal vez...ella no esté sola?

—¿A qué te refieres?

—¿No has pensado en que...quizás...haya conseguido a alguien más?

Me detuve dejando de acomodar mi ropa, miré al celular algo pensativo ante eso. No había pensado en ello, puede ser posible pero a la misma vez puede que no. Se trata sobre Jazmín, aquella chica que no creía mucho en la idea de enamorarse. Por unos minutos estuve inseguro pero luego comencé a sentirme tranquilo, Jazmín no haría eso.

—¿Darío? ¿Estás allí?—la voz de Daniel me sacó de mis pensamientos.

—Sí, lo siento—tomé las últimas prendas de ropa guardándolas y cerrando la maleta al tener todo arreglado—No pienso en ello.

Deberías hacerlo...

—Estamos hablando de Jazmín Young, no es cualquier chica—lo interrumpí tomando mi celular quitando el altavoz apoyándolo en mi oreja—Estoy seguro en esto, no lo arruinemos.

No intento arruinarlo, sólo espero que todo salga bien—suspiró mientras me dejaba caer sobre mi cama—¿Cuándo te irás?

—El lunes, he arreglado todo desde que Stephanie me contó sobre el viaje—me dediqué a observar el techo de la habitación mientras las cortinas finas se mecían en la ventana debido al viento—Mi padre quiso darme algo de dinero pero le tuve que decir miles de veces que estaría bien.

Debes mantenerme informado, Vanessa no dejará de preguntar por ustedes.

—Lo sé—sonreí un poco—¿Todo bien en la relación?

Perfectamente, estamos desesperados por las vacaciones—rió un poco—Sólo nos falta un mes para estar libres.

—Pueden venir y quedarse, no tengo problemas...

Debo irme, están buscándome, claro, le diré a Vane, hablamos luego—colgó sin darme tiempo de despedirme. Suspiré pensando que hacer, a los minutos recordé lo que Stephanie había dicho. Me levanté buscando mi laptop, fui a la sala encendiendo la televisión, me dejé caer en el sofá entrando a mi perfil, busqué el nombre de Jazmín entrando a su biografía de Facebook, creo que por aquí había dejado una dirección. Al conseguirla, tomé mi celular anotando el nombre. Envié un mensaje a mi amiga y su respuesta fue una cara sonriente.


Todo estaba listo y preparado, me reuní con Stephanie y su madre en el aeropuerto. Me sentí extraño en el lugar, la última vez que estuve aquí fue en la despedida de Jazmín. No pude evitar mirar tristemente las puertas. Tenía que pensar positivo, en pocas horas la veré y todo ese dolor que sentí durante cinco años se habrá ido por completo.

En el avión, mi puesto estaba detrás de Stephanie y su madre. A mi lado estaba la ventana, me recosté por completo escuchando música en mis audífonos. Respiré hondo recordando cuando conocí a Jazmín, ¿Y si tal vez estaba con alguien más? No, no podía creerlo. ¿Pero y si tal vez sí?

Entonces debía enfrentarlo y aceptarlo.

En sus fotos se veía muy feliz, se veía radiante como siempre, había algo en ella que seguía teniendo su aspecto de niña pero otros detalles le hacían ver como una mujer. Quizás no tanto, ¿Cuántos años tendría? En mi cumpleaños 18, Jazmín tenía 16.

Ahora tenía 23 y ella estaría cerca de cumplir los 22. Sí.

Entre mis pensamientos lentamente fue desapareciendo todo, con la música en modo ambiente me quedé dormido.


Bajando del avión sentí algo de frío, tuve que sacar uno de mis suéters del bolso colocándomelo, al parecer había caído la lluvia, el pavimento de las calles estaban mojadas, el cielo estaba algo gris y las personas llevaban sus paraguas a la mano. Tomamos un taxi que nos llevaría a casa de la chica que era amiga de su madre. Me dediqué a mirar cada detalle, lo veía distinto a New York. Muy distinto. Me preguntaba como se habría sentido Jazmín en los primeros días.

Stephanie sacó su celular y de inmediato intentó localizar la dirección que le había dado. Al parecer no quedaba muy lejos de adonde ibamos.

—En cuanto lleguemos a casa de Lily iremos a donde Jazmín—me miró y asentí—¿Emocionado por verla?

—Bastante—sonreí un poco—¿Me acompañarás cierto?

—Claro que sí, es mi amiga y la extraño—guardó su celular.

­Una mujer parecida a la madre de Stephanie salió a recibirnos. Se veía muy carismática y amable, me sentí algo incómodo al estar ahí, esa mujer iba a permitir que pasara la noche en su casa sin siquiera conocerme. Stephanie intentó calmar mi tensión presentándome, la mujer llamada Lily estaba encantada al parecer. Al entrar llevamos nuestras cosas a la habitación.

Lily vivía con su esposo, la casa tenía cuatro habitaciones que nunca usaba, me senté en la cama sintiéndome extraño.

Había venido a Oregón para ver a la chica de la cual me había enamorado hace cinco años. Me estaba arriesgando a que Jazmín consiguiera a alguien más, ¿Por qué pensaba eso? ¿Por qué insistía mi mente en recordarme eso? Respiré hondo intentando despejar mis pensamientos. Todo ha salido bien hasta ahora, nada lo arruinaría. Debo pensar positivo.

—¿Qué esperas?—Stephanie apareció en la puerta mirándome.

—¿Estás lista?

—Desde que llegué, le expliqué a mi madre que visitaríamos a una amiga, no esperemos más.

Me levanté siguiéndola. Rogaba que realmente todo saliera bien.

Déjame Conocerte (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora