34. Amor real

255 22 0
                                    

—¿Viniste con Stephanie?—sonrió de nuevo emocionada cuando terminé de contarle como me encontraba allí en Oregón—Necesito verla, ¿Por qué no vino contigo?

—Vendrá a visitarte pero su madre la necesitaba para ir a comprar algunas cosas—expliqué y sonreí mirando sus ojos marrones que brillaban de felicidad. Había olvidado lo mucho que me encantaba verla así.

—No puedo creer que mi madre no me haya dicho nada...

—Era una sorpresa—le recordé.

—Y fue una hermosa sorpresa—dio un corto beso a mis labios—Te extrañe mucho, Darío, había pensado ir a verte pero he estado ocupada con unos asuntos y no he tenido tiempo—se disculpó mientras su flequillo se mantenía sobre sus cejas tocándolas un poco, noté algo distinto en las puntas de su cabello, no pude evitar tocarlo y ella rió divertida.

Las puntas permanecían de un color azul oscuro, hacía un extraño contraste con su color natural.

—¿Sigues con el azul?

—Ya sabes que nunca lo cambiaría—sonrió divertida. Pasó su mano por mi cabello notando cierta diferencia—¿Te lo cortaste? Pensé que te gustaba llevarlo despeinado, aunque así te ves mucho mejor.

Incliné la cabeza a un lado mirándola fijamente.

—Vi algunas fotos de tu graduación de la universidad—sus mejillas tomaron un color rosa, siguió acariciando mi cabello—Te veías muy hermosa y feliz. Lograste lo que querías.

—Lo sé—sonrió con dulzura—Estoy buscando trabajo, al graduarme conseguí un lugar en una preescolar de niños especiales, me fue muy bien pero otra chica mejor que yo llegó y tuve que irme—añadió corrigiéndose—Me despidieron, mejor dicho. Estuve allí por unos...seis meses.

—¿Estás sin trabajo ahora?

—Lamentablemente—se encogió de hombros mientras acariciaba mi cuello—Pero quiero escuchar de ti—regresó a su estado emocionado de antes—¿Qué hiciste con tu vida? ¿Qué estudiaste? ¿Qué hace ahora, Darío Miller?—bromeó riendo. No quería decirle que era un imbécil que no siguió sus estudios, dudé un largo rato en responderle. Jazmín me obligó a mirarla en cuanto aparté mis ojos de ella, su mano en mi barbilla se sentía...bien—No debes contarme si no quieres.

—No es nada malo—aseguré. Con cuidado acaricié su brazo llegando a su mano apartándola de mí un poco—Sólo...no quiero que pienses...mal de mí.

—Nunca lo haría—su voz fue seria.

—Luego de la escuela, yo...no fui a la universidad como los demás—confesé sintiéndome pequeño.

—¿No encontraste algo interesante?—negué con la cabeza jugando con los pequeños dedos de su mano, su piel era suave y un poco más pálida que la mía—Para tener éxito en la vida no siempre hay que tener una carrera universitaria, Darío. ¿Estás trabajando, cierto?—pude ver que sus cejas se unían un poco. Estaba molesta—¿Por qué no me dijiste eso cuando charlábamos?

—Porque no quería que me tuvieras lástima, no quería decepcionarte, quería que estuvieras orgulloso de mí, no quería que al decirte aquello otro idiota viniera y te apartara de mi lado—fui sincero. Jazmín tomó mi rostro entre sus manos pequeñas.

—Te he esperado por cinco años, me conoces muy bien, sabes como soy, ¿Enserio me crees capaz de dejarte?—pareció ofendida y triste por mi confesión. Suspiré negando sin ser capaz de responder—Eres el primer chico del cual me enamoro, me costó hacerlo pero lo logré, no pienso dejarte ahora así que...—sonrió divertida—no creas que puedes deshacerte de mí tan fácilmente.

Déjame Conocerte (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora