12. Malestar extraño

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De nuevo era lunes, me sentía fuerte y con energía, creo que era algo normal ya que el día de ayer sólo pude dormir todo lo que pude, mis padres quisieron saber sobre mi salida con Jazmín. Les expliqué un poco que todo había resultado bien pero no quise comentarles sobre mis sospechas de ella descubriendo lo que sentía, no quería que supieran más porque probablemente estaba haciéndome malas ideas respecto al tema.

Por eso intenté no salir de mi habitación, mi madre seguía preguntándome sobre lo que sentía o quería con esa chica y mi padre no dejaba de pedirme que la llevara a cenar, me agradaba ver que Jazmín y él podían ser buenos amigos pero era algo agotador tener a mis padres sobre mí todo el tiempo queriendo escuchar detalles nuevos.

Intenté hablar con Vanessa escribiéndole mensajes o escribiéndole en Facebook, en ningún momento respondió y eso me dolió, no era posible que por algo tan sencillo nuestra amistad se perdiera. Pero también ese era el problema y la respuesta: Los sentimientos no eran cosa sencilla, una vez que comenzabas a sentirlo no podías callarlo.

Estuve todo el día de ayer intentando no sentirme culpable por eso. No podía sentirme así, no podía obligar al corazón a que sintiera algo por ella.

Bajé del auto al llegar a la escuela, con mi bolso al hombro caminé entre los estudiantes somnolientos y aburridos, era típico de los lunes pero lo bueno es que los pasillos y los rincones de la escuela no estaban tan llenos.

Me acerqué a Daniel que se encontraba cerrando su casillero, antes de que pudiera hablarle me interrumpió.

—Vaya, vaya, aquí está el gran hombre—bromeó sonriendo divertido, recogió su bolso mirándome—Dime, ¿Qué sentiste?

—¿Sobre qué?

—¿Qué se supone que hacen un chico y una chica a solas, Darío?—se cruzó de brazos intentando ignorar mi actitud, al entender su pregunta golpeé algo fuerte uno de sus brazos.

—No hables así de Jazmín—señalé serio comenzando a caminar a clase.

—¿Te has dado cuenta de que defiendes mucho a esa chica?, ¿Acaso ella es así contigo?—no respondí y él decidió cambiar el tema—¿Vas a contarme, entonces?

—¿Te has dado cuenta que no me escribes desde que terminaste con Victoria?—le miré de reojo—Según tú, suelo ignorarte cuando estoy junto a Jazmín pero creo que tú estás ignorándome.

—No seas exagerado—dio algunas palmaditas a mi espalda, al entrar al salón se sentó frente a mí girándose luego esperando que le contara lo que había sucedido, el profesor aún no había llegado y los estudiantes recién entraban acomodándose en sus asientos.

—Vimos una película y luego comimos algo de pizza—saqué mi cuaderno y un lápiz.

—Oh—su rostró había dibujado una mueca de repulsión—¿Qué película romántica vieron?

Sonreí divertido negando con la cabeza, entendía su gesto, yo hubiera preguntado lo mismo.

—Jazmín odia las películas románticas, decidimos por algo gracioso—expliqué jugando con el lápiz dándole leves golpes contra el cuaderno cerrado.

—Vaya suerte tienes—sonrió un poco—¿Le dijiste sobre eso que te trae loco y sueñas con ella cosas eróticas...?—no terminó de hablar porque tomé el cuaderno golpeándolo en la cabeza provocando risas en él. Volví a acomodarme estando serio esta vez, Daniel sabía que esas cosas no me gustaban pero tampoco quería decir que no podía hacerlo.

—¿Cuántas veces debo decirte que no lo haré?—suspiré cansado de repetirlo—No lo hice pero...creo que ella lo sabe—mantuve mis ojos en el lápiz que golpeaba constantemente sobre la mesa.

Déjame Conocerte (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora