15. El rescate

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Shira levantó la cabeza, alarmada por los gritos que se oían desde el exterior.

-¡Rápido! ¡Buscad en las cuevas! -gritó una voz femenina-. ¡Ahora que la ventisca no es tan intensa tenemos que encontrarlos!

-¡Utilizad las linternas! -dijo una voz masculina-. ¿A quién se le ocurriría salir en busca de su perro en mitad de una ventisca? ¡Es casi un suicidio!

-¡Ya basta de cháchara! ¡Hay que encontrarlos en seguida! ¡Vamos, nosotros iremos por aquí! -dijo otra voz más aguda.

-¡Nosotros buscaremos en las cuevas! -dijo la voz femenina.

-¡Nosotros iremos en pisanieves! ¡Así cubriremos más terreno!

Tras algunas órdenes más, las voces se alejaron con el sonido de unos rápidos deslizamientos en la nieve.

Sin pensarlo dos veces, Shira se acercó a la entrada de la cueva para investigar. Todo estaba oscuro; la luz de la luna formaba unas negras sombras que procedían de los altos y congelados pinos del Bosque Helado.

Gracias a su vista nocturna, pudo divisar unas huellas largas y finas que se juntaban en un lugar y luego se separaban cada una hacia un sitio diferente.

Como la cueva en la que habían entrado estaba sobre unas rocas la nieve no llegó a taparla, pero en seguida se veía que el nivel de la nieve había aumentado notablemente.

La pantera se apresuró a despertar a los dos hermanos que dormían profundamente envueltos en sus gruesas pieles de Yamchu.

Ronroneó y los dos se despertaron sobresaltados.

-¿Qué ocurre, Shira? -dijo Nabu poniéndose de pie con un ágil salto-. ¿Hueles peligro?

Ushin procedió a imitar a su hermano.

-¿Ha pasado algo?

Tranquilamente, la pantera salió de la cueva y con un suave salto aterrizó en la nieve; desgraciadamente, la nieve era fina y no pudo soportar el peso de la pantera, y se hundió casi hasta enterrar su cuerpo entero. Al hacerlo emitió un agudo chillido.

-¡Shira! -dijeron a la vez los hermanos y se apresuraron a ayudarla.

Una vez estuvo de nuevo dentro de la cueva se agitó para quitarse los trozos de nieve que quedaban en su pelo.

-La nieve es muy fina y muy profunda -comentó Nabu-, tampoco soportaría nuestro peso, así que si queremos salir de aquí tendremos que cavar con nuestras propias manos.

-Pero, ¿y la ventisca? -preguntó preocupada Ushin-. Todavía nieva.

-Nieva suavemente; supongo que la tormenta está alejándose y pronto podremos despedirnos de ella.

Ushin no parecía muy convencida, y miró al cielo oscuro.

-Pero es de noche y no podremos ver.

-Te olvidas de que tenemos una Yamchu que tiene muy buena vista. ¿Verdad chica? -dijo acariciándola. Y la pantera contestó con un suave ronroneo.

-Vamos -dijo Nabu-, yo iré despejando el camino y tú irás encima de Shira guiándome.

Nabu salió el primero y se situó en el agujero que había hecho la Yamchu al aterrizar en la nieve y empezó a cavar con sus propias manos.

-Seguiremos hacia el norte, montaña arriba.

Shira saltó con Ushin en su lomo y siguió a Nabu despacio.

Algunas veces lo ayudaba con un bloque de hielo demasiado duro para las manos del chico o apartando piedras de un manotazo.

No llevaban mucho tiempo caminando cuando vieron unas luces a su derecha. También oyeron unas voces gritando.

-¡Somos del albergue! ¡Si hay alguien por aquí que diga algo! -gritó la voz femenina-. ¿Hay alguien? ¡Haced algún tipo de ruido si estáis atrapados!

Otras voces repetían lo que decía la mujer.

Las luces se fueron acercando a los viajeros.

-¿Qué hacemos? -preguntó Ushin-. Puede que la que hable sea la Hija o la conozca.

-Grita conmigo -contestó Nabu-. ¡Aquí! ¡Estamos aquí!

-¡Hey! ¡Aquí!

Shira también quiso participar y empezó a ronronear fuertemente.

Las luces se acercaron aún más.

-¿Dónde estáis? -dijo la mujer-. ¡Seguid gritando! Vosotros callaos para que les pueda oír.

-¡Aquí! ¡Aquí abajo!

Las luces se acercaron y aparecieron unas sombras.

-¡Un poco más abajo!

-¡Seguid gritando! ¡Nos estamos acercando!

-¡Aquííííí!

-¡Estamos enterrados en la nieve!

Se podían ver claramente las siluetas de siete personas, cada una con su linterna.

Alguien los iluminó y corrió hacia donde estaban ellos.

-¡Jefa! -gritó el hombre que los encontró- ¡Están aquí! ¡Los he encontrado!

Toda la tropa se apresuró a encontrarlos.

-¡Sí! ¡Nos han encontrado! -gritó Ushin de alegría.

Una mujer vestida con un abrigo verde fosforito y esquís se acercó y puso mala cara.

-Pero, ¿quiénes sois? ¿De dónde venís? -preguntó-. Y ¿Qué hace una animal salvaje con vosotros?

Nabu se aclaró la garganta y miró a la mujer que seguía con los ojos fijos en la enorme Yamchu.

-Somos Nabu y Ushin, y venimos de Los Lâbamos. Y este animal salvaje es nuestra, se llama Shira.

-No es peligrosa como los otros Yamchus -continuó Ushin-, pero no está acostumbrada a estar entre humanos, así que no la agobiéis. Y no toquéis sus colmillos, tiene un veneno mortal.

La mujer, al igual que sus trabajadores no se lo podía creer.

-Bueno, seguid sus instrucciones y molestéis al animal, quién sabe lo que nos puede hacer.

Los demás, ayudaron a bajar a Ushin de la pantera y la cubrieron con mantas. Hicieron lo mismo con Nabu y al ver que tenía los dedos congelados de tanto cavar, uno de los trabajadores le cedió sus guantes.

Instantes después apareció un pisanieves y metieron allí a los dos hermanos, incluyendo Shira que entraba tumbada.

Shira apoyaba su cabeza en uno de los asientos que estaban enfrente de los hermanos.

Ushin miraba por la ventana maravillada, mientras que Nabu investigaba todos objetos que había dentro.

-¿Qué es este sitio? -preguntó Ushin-. Es la primera vez que veo algo parecido.

-Creo que su función es movernos de un sitio para otro, lo mismo que hace una bigra. Pero no está vivo, tiene un material muy sólido y unos asientos muy cómodos. Además, nos resguarda del frío y de la ventisca.

-Es una maravilla.

Nabu sacudió la cabeza.

-Pero no olvidemos que nuestra prioridad es encontrar a la Hija -susurró-. Las mujeres que hemos visto tienen el pelo amarillo y los ojos azules, pero no como los míos. Algo me dice que nos va a costar bastante encontrarla.

-Pero la encontraremos -lo animó Ushin-. A ver a qué lugar nos llevan, estoy impaciente por descubrir más cosas sobre este asombroso lugar.

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Los Hijos de los AntiguosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora